Eso es lo que leemos recurrentemente en los medios: mientras el consumo no suba, no subirá la economía. Esto es lo que de lee aquí, alegando que el consumo es la parte más grande el PIB.
Yo creo que no, que el factor que ha hundido la economía es la inversión, aunque sea una parte mucho más pequeña del PIB.
En el gráfico vemos como han evolucionado las componentes más importantes del PIB:
-PIB real es el trazo azul.
-Consumo privado real, de los hogares, es el trazo verde.
-Consumo púbico real es el trazo naranja.
-Inversión bruta real, el trazo rojo.
Como vemos en este segundo gráfico, que vuelve a reflejar el consumo y el PIB, pero con más detalle, ambos van en una sintonía casi total. El consumo privado depende básicamente de las rentas obtenidas de la producción.
El consumo fue por delante del PIB en los años de vacas gordas, y ahora va a la par o por debajo, pero no se distancia mucho.
Volviendo al gráfico de arriba, vemos la gran caída de la inversión bruta (línea roja). Es el único componente que sigue cayendo velozmente después del agujero alcanzado en el tercer trimestre de 2009, el momento peor de la recesión. Desde entonces, la inversión ha caído un 31% en tres años. A finales de 2012 caía a un ritmo del 9% anual.
Keynes decía que la inversión es la que tira de la economía (y la que la hunde) por su efecto multiplicador, mucho más alto que el del consumo. En una economía moderna no puede ser de otra forma. La función de producción es tanto más "productiva" cuanto más capital se emplee y más productivo sea éste. Por aupuesto, en una economía de subsistencia, no hay inversión: el consumo es la única partida y los más importante.
La inversión multiplica la demanda por un factor determinado por el empleo que contrata, el gasto colateral, y la inversión de segunda ronda que genera. Todo esto se suma en la demanda. A esta se le suma el gasto púbico. La inversión depende de las expectativas de los inversores. Estas expectativas son volátiles, y sus variaciones pueden crear excesos o defectos en inversión.
El consumo no genera por sí mismo inversión.
La explicación esquemática del hundimiento de la economía es: el exceso de inversión del boom inmobiliario fue cortado abruptamente por la crisis. La crisis, financiera, contrajo el crédito e hizo caer los activos que estaban fuertemente apalancados. La persistencia de la crisis financiera, e incluso su agravamiento, contrajo salvajemente la inversión, tanto la resundante (inmobiliaria) como el resto (maquinaria) y eso hizo caer el empleo. Uno de los agujeros negros de los austéricos, partidarios del "liquidacionismo" (al parecer no he paso purgado bastante), es que no saben explicar cuándo ha llegado el momento de dejar de líquidar capital. Debe ser que hay que liquidarlos todo para estar seguros.
Sin embargo, como hemos visto, la caída el empleo no ha supuesto igual caída en el consumo. El consumo tiene una resistencia a la baja, una menor volatilidad que la inversión, y por eso no tiene los efectos de palanca, o multiplicadores, que tiene la inversión.
La inversión ha de subir para recomponer la economía. La financiación de esa inversión puede ser interna y externa. Dada la deuda que tenemo frente a los acreedores todos los sectores, sólo puede pensarse en financiación externa. Ésta puede ser inversión directa (la mejor, la más estable, y que conlleva tecnología), o de cartera, más volátil, que la primera.
El inversor extranjero se sentirá atraído por un precio del capital atractivo y por un tipo de interés atractivo, comparado con la rentabilidad que espera. Esas dos condiciones están fuera el alcance e España, en contra del modelo del Gobierno, que nos quiere hacer creer que con las reformas estructurales y fiscales va a atraer capital. Eso puede ser así en tiempos de normalidad. Pero cuando un inversor está dispuesto a comprar bonos americanos a tipos de interés cuasi cero, en vez del 5% del bono español, no parece que el apetito por el riesgo vaya a fijarse en los países el Sur del Europa.
Yo creo que no, que el factor que ha hundido la economía es la inversión, aunque sea una parte mucho más pequeña del PIB.
En el gráfico vemos como han evolucionado las componentes más importantes del PIB:
-PIB real es el trazo azul.
-Consumo privado real, de los hogares, es el trazo verde.
-Consumo púbico real es el trazo naranja.
-Inversión bruta real, el trazo rojo.
Como vemos en este segundo gráfico, que vuelve a reflejar el consumo y el PIB, pero con más detalle, ambos van en una sintonía casi total. El consumo privado depende básicamente de las rentas obtenidas de la producción.
El consumo fue por delante del PIB en los años de vacas gordas, y ahora va a la par o por debajo, pero no se distancia mucho.
Volviendo al gráfico de arriba, vemos la gran caída de la inversión bruta (línea roja). Es el único componente que sigue cayendo velozmente después del agujero alcanzado en el tercer trimestre de 2009, el momento peor de la recesión. Desde entonces, la inversión ha caído un 31% en tres años. A finales de 2012 caía a un ritmo del 9% anual.
Keynes decía que la inversión es la que tira de la economía (y la que la hunde) por su efecto multiplicador, mucho más alto que el del consumo. En una economía moderna no puede ser de otra forma. La función de producción es tanto más "productiva" cuanto más capital se emplee y más productivo sea éste. Por aupuesto, en una economía de subsistencia, no hay inversión: el consumo es la única partida y los más importante.
La inversión multiplica la demanda por un factor determinado por el empleo que contrata, el gasto colateral, y la inversión de segunda ronda que genera. Todo esto se suma en la demanda. A esta se le suma el gasto púbico. La inversión depende de las expectativas de los inversores. Estas expectativas son volátiles, y sus variaciones pueden crear excesos o defectos en inversión.
El consumo no genera por sí mismo inversión.
La explicación esquemática del hundimiento de la economía es: el exceso de inversión del boom inmobiliario fue cortado abruptamente por la crisis. La crisis, financiera, contrajo el crédito e hizo caer los activos que estaban fuertemente apalancados. La persistencia de la crisis financiera, e incluso su agravamiento, contrajo salvajemente la inversión, tanto la resundante (inmobiliaria) como el resto (maquinaria) y eso hizo caer el empleo. Uno de los agujeros negros de los austéricos, partidarios del "liquidacionismo" (al parecer no he paso purgado bastante), es que no saben explicar cuándo ha llegado el momento de dejar de líquidar capital. Debe ser que hay que liquidarlos todo para estar seguros.
Sin embargo, como hemos visto, la caída el empleo no ha supuesto igual caída en el consumo. El consumo tiene una resistencia a la baja, una menor volatilidad que la inversión, y por eso no tiene los efectos de palanca, o multiplicadores, que tiene la inversión.
La inversión ha de subir para recomponer la economía. La financiación de esa inversión puede ser interna y externa. Dada la deuda que tenemo frente a los acreedores todos los sectores, sólo puede pensarse en financiación externa. Ésta puede ser inversión directa (la mejor, la más estable, y que conlleva tecnología), o de cartera, más volátil, que la primera.
El inversor extranjero se sentirá atraído por un precio del capital atractivo y por un tipo de interés atractivo, comparado con la rentabilidad que espera. Esas dos condiciones están fuera el alcance e España, en contra del modelo del Gobierno, que nos quiere hacer creer que con las reformas estructurales y fiscales va a atraer capital. Eso puede ser así en tiempos de normalidad. Pero cuando un inversor está dispuesto a comprar bonos americanos a tipos de interés cuasi cero, en vez del 5% del bono español, no parece que el apetito por el riesgo vaya a fijarse en los países el Sur del Europa.
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