Tiene razón Arcadi Espada en su ejercicio de nostalgia: Elena Valenciano arrasó en el debate, pero no por méritos propios, sino por el boboncio de Cañete. La nostalgia viene porque Valenciano fue la máxima expresión de desamparo intelectual de la izquierda de hoy, que nos revuelve las tripas a los que, cuando jóvenes, fuimos de izquierdas porque el franquismo no ofrecía más que zafiedad. El franquismo era intelectualmente deleznable, y la izquierda moderada era la esperanza de una nueva ética y estética.
Esa zafiedad franquista ha quedado opacada con la orfandad y miseria moral de esta gente, supuestamente socialdemócratas, que no han abandonado su nostalgia por un marxismo de medio pelo, mal digerido, y convertido en consignas baratas, sin conexión entre sí. Y el tonto de Cañete buscando la chuleta para responder, como dice Espada, a un a proposición imposible si no es en un asilo de alienados:
Un partido que si no es obrero, menos aún es español: insiste en sus proposiciones federalistas imposibles, de un vacío intelectual rayano en el delito. Su delirio por borrar la palabra España y sustituirla por UFI (Unión Federal Ibérica), o algo así, es irritante, son más peligrosos que Oriol Junqueras. Y encima de todo eso, presidiendo la montaña de basura, Rubalcaba, con su barba de liendres que se han naturalizado en su cara de Buscón quevedesco.
Elena Valenciano, digna representante de ese descampado barriobajero, con montoncitos de basura desde los cuales se insultan entre sí los pretendientes a subirse a la montaña mayor, sin una idea verídica ni sincera. Todo lo que les queda es el humo de la quema de las basuras que revuelven estos desalmados que se creen la sal de la tierra, irrespirable y tóxico para España.
Espero que la abstención nos reivindique a los que queremos otra política y otros políticos.
Esa zafiedad franquista ha quedado opacada con la orfandad y miseria moral de esta gente, supuestamente socialdemócratas, que no han abandonado su nostalgia por un marxismo de medio pelo, mal digerido, y convertido en consignas baratas, sin conexión entre sí. Y el tonto de Cañete buscando la chuleta para responder, como dice Espada, a un a proposición imposible si no es en un asilo de alienados:
El artículo de Espada se llama "Si lees, no encabezcas". Pero a mí lo que me interesa es ese abismo de distancia entre lo que esperábamos de la izquierda moderada y lo que ha llegado a ser. Un partido desestructurado, sin principios, corrupto desde hace décadas, un Robin Hood que roba a los pobres para metérselo en los bolsillos con la complicidad de los ricos (Sic) y con una desfachatez impune, paradigmatizada en Magdalena Álvarez, aferrada a una sinecura europea con su cara de cemento granítico, en un pulso contra esa Europa a la que pretenden reconvertir en una Europa "de rostro humano". Si les dejan la convierten en la cueva de ali baba y los 400 millones de ladrones."Como Cañete se pasó todo el debate leyendo, yo encabezco la petición de que sea más prudente respecto de su presunta superioridad intelectual sobre Valenciano. Hablando de discapacitadas. Un hombre que cuando su interlocutora se atreve, ya en el summum de su desparpajo y de su beocia victoria, a corregirle en estos términos: «Y no se dice discapacitados, señor Cañete, sino personas discapacitadas»; y se queda frigorificado porque no tiene entre sus apuntes una sola línea sobre este reproche imposible, una sola línea para decirle perdone, pero se dice discapacitados, como se dice valencianos y no personas valencianas, ese, en fin, es un hombre cuya superioridad intelectual ha de demostrarse. Un candidato no puede leer en un debate nada que no sea una cifra o una cita. Nada. Hubo un momento puramente extraordinario, en el alegato final, cuando Cañete dijo: «Sé muy bien de lo que estoy hablando». ¡Y lo estaba leyendo!"
Un partido que si no es obrero, menos aún es español: insiste en sus proposiciones federalistas imposibles, de un vacío intelectual rayano en el delito. Su delirio por borrar la palabra España y sustituirla por UFI (Unión Federal Ibérica), o algo así, es irritante, son más peligrosos que Oriol Junqueras. Y encima de todo eso, presidiendo la montaña de basura, Rubalcaba, con su barba de liendres que se han naturalizado en su cara de Buscón quevedesco.
Elena Valenciano, digna representante de ese descampado barriobajero, con montoncitos de basura desde los cuales se insultan entre sí los pretendientes a subirse a la montaña mayor, sin una idea verídica ni sincera. Todo lo que les queda es el humo de la quema de las basuras que revuelven estos desalmados que se creen la sal de la tierra, irrespirable y tóxico para España.
Espero que la abstención nos reivindique a los que queremos otra política y otros políticos.
2 comentarios:
La derecha está acomplejada.
El debate metafísico, que es el debate que siempre hay, siempre lo gana la izquierda.
Si, vale, la derecha está acomplejada. Pero la izquierda no tiene ya discurso no nada que se le parezca.
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