"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 6 de mayo de 2014

Racionalidad, eficiencia y utilidad de los movimientos de precios

La simplificación que supone la teoría liberal del precio es alucinante. Hayek decía que el precio de mercado es la única (Sic) información necesaria para oferentes y demandantes para tomar sus decisiones.

Y eso que Hayek criticaba la teoría de la competencia perfecta: el precio único, el producto único... Porque llevaba irremediablemente al monopolio del más fuerte.

Alrededor el precio hay un montón de información tan relevante o más que éste. Esa información referida a todo lo que no sea el precio (calidad, durabilidad, seguridad, etc) no es explícita, y es tanto más importante cuanto más complejo es el producto. Es más, el productor procura que no lo sea. Para ello, según la inversión que haya hecho, se protege de varias formas, desde montar cadenas de ventas filiales a la marca, a "poner por delante" otro tipo de información -estética, emocional, etc- que le supone un coste neto menor en la vida media que piensa que va a durar el producto.

Entonces no tiene más remedio que buscar la fidelización del cliente, por ejemplo prestándole una parte del precio, con ventajas a largo plazo si cuando renueve el producto vuelve a la misma marca. Cuanto más prestigiosa sea la marca, de mayor margen dispondrá entre el coste y el precio para fidelizar, lo que irremediablemente le llevará al Mark up del precio. El precio es un dato que tiene un coste modificar, tanto más cuanto menos fidelizados estén los clientes, lo que hace difícil imaginar la teoría de la competencia perfecta, según la cual lo primero que varía es el precio. El precio, por lo tanto, es el elemento más rígido, aunque sea porque a veces es parte del prestigio de la marca.

Pero también es difícil imaginar la teoría de la competencia imperfecta, según la cual la diferenciación de producto hace que las curvas de demanda individuales no son planas, lo que deja margen al dlientelismo.

Sin embargo, este mayor realismo no tiene en cuenta la asimetría insalvable en la información entre cliente y oferente, de la que el ejemplo perfecto es el problema de las preferentes en España, y en general, del gran problema que ha producido la crisis, esa titularización de hipotecas basura revendidas como triple A.

En Socialdemocracy se habla de un trabajo de campo en Portugal, con el resultado de que las 3/4 partes de las empresas hacen Mark up y no varían mucho el precio, más que en último extremo. En el artículo hay una lista de los motivos por los que una empresa preferiría competir en cualquier cosa antes que mover los precios, motivos que forman parte de la micro del neokeynesianismo:

The theories were ranked in the following order from most important to least important:

(1) Implicit contracts

(2) Co-ordination failure

(3) High fixed costs

(4) Constant marginal costs

(5) Explicit contracts

(6) Procyclical elasticity of demand

(7) Temporary shock

(8) Time lags in price adjustments

(9) Judging quality by price

(10) Menu costs

(11) Pricing thresholds

(12) Costly information.

La rigidez de precios y salarios es causa de que los ajustes a un shock externo se desvíen a cantidades de producción y empleo. Nótese que la rigidez implícita en esta microeconomía no se basa en injerencia institucional externa, como sindicatos y oligopolio a, no: los precios son rígidos aunque exista libertad de mercado.
Pero de la aceptación de esta rigidez no se llega a Keynes: Keynes daba por hecho la rigidez de pecios, y además decía que era menos malo que la flexibilidad total, la cual abriría un camino más fácil a la deflación. La volatilidad de lo precios en función de la oferta y la demanda frustraría los planes intertemporales de los agentes, especialmente las decisiones de inversión. Una flexibilidad total de precios cercenaría las expectativas del rendimiento de la inversión. Y es mucho suponer una coordinación individual perfecta entre los precios día a día del mercado y los precios de equilibrio a largo plazo, lo cual pone en cuestión las probabilidades que los clásicos conceden al equilibrio a largo plazo gracias a la flexibilidad de precios: por el contrario, parece que las probabilidades de desequilibrio permanente sin pleno empleo son dignas de consideración.

Lo malo de los clásicos nuevos y viejos, es que pasan con demasiada facilidad de los precios relativos (problema micro) al nivel general de precios (problema macro). De la flexibilidad del primero dan un salto a a la solución del segundo, cuando eso no es tan fácil en una economía monetaria. Es decir, hablan de los precios como si viviéramos en una economía de trueque: el equilibrio de precios relativos garantizaría el del nivel de precios. Pero en la economía de trueque no hay nivel de precios. Éste surge del valor del dinero en el mercado, que es su capacidad adquisitiva, o la inversa del nivel de precios.

PS: sobre la racionalidad de los agentes, particularmente de las familias, recomiendo un vistazo a la ácida necrológica por Gary Becker, el último creyente en la familia como depositaría del racionalismo ejemplar.

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