"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 20 de junio de 2014

Cuando no hay jerarquía hay decadencia

Cuando no hay jerarquía, cuando no hay valores  absolutos, al menos símbolos respetados por la,inmensa mayoría, todo es decadencia. 
El discurso de Felipe VI me dejó bastante frío. Tanto, que a mitad me fui a mis quehaceres. 
He visto que ha gustado mucho y ha sido muy alabado en todos los medios. Me ha sorprendido el entusiasmo de Federico JL. ¿Me habré perdido algo? 
Entre la alabanzas desmesuradas al príncipe, a su madre, al rey Juan Carlos, encuentro un artículo de Arcadi Espada ("El discurso de Moragas") que me descubre, torpe de mí, lo que siento pero no me atrevía a pensar. 
Fue el perfecto discurso de estos tiempos sin jerarquía de valores. En él entró de todo, desde los derechos de la mujer a la defensa del medio ambiente, pasando por los derechos (sic) de las autonomías, estrechamente seguido de la compasión a los parados y a las víctimas del terrorismo. 
Dice Arcadi en uno de los mejores párrafos: 

"Todas y cada una de las palabras de su discurso tuvieron la textura regurgitada del llamado lenguaje político, del dossier, del post-it, del iluminador, del bullshit que arbitra todas las opiniones hasta dejarlas inservibles. Y ni siquiera los fragmentos más sensibles del discurso, como su justo recuerdo de las víctimas del terrorismo, se libraron del olor a ropa vieja de las fórmulas mil veces dichas y ensayadas. La obligación de un rey en su primer discurso es que todas las palabras suenen nuevas. Fracasó. Como también lo hizo en el modo de decirlas. Demasiadas vacilaciones y titubeos. Sostienen, para disculparlo, que estaba nervioso. Lo que es intolerable, claro está. Entre otras muchas cosas se decide un rey y no un presidente de la República porque no se va a poner nervioso."

Es decir, los autores, o el autor (Moragas, dice Arcadi)  se pasaron la noche haciendo un lista en la que no faltara nadie que se pudiera sentir agraviado por no ser citado el texto. 
Bien, pues esto es lo que llaman ahora un gran discurso funcional, regeneracionista... Yo me creo bastante descreído y escéptico, pero sé que la sociedad funciona bien si hay una jerarquía, por muy democratica que sea. En España no. En España hemos confundido la democracia con la diversificación de la jerarquías, y parece que no hay nadie interesado en restablecer la autoridad: democractica, sí, pero única. 
Si el rey pensaba que haciendo un guiño mil veces reperido a los nacionalistas, les iba a sacar una sonrisa o un aplauso, se metió un patinazo (o se lo metió el tal Moragas): Mas dijo que no aplaudía porque "había dicho lo de siempre, nada nuevo". 
Sólo le faltó mencionar la República y sacar su bandera... 
Es decir, que empezamos el reinado con complejos, como lo dejamos. "Hablando se entiende la gente" ¿recuerdan? Pues parece que sigue siendo la filosofía de este tramo de historia que se despendola hacia el abismo.
Porque esa es otra: todos dicen que ojalá tenga suerte, porque lo va a tener muy difícil. ¿Qué dificultades son esas? ¿Hacemos una enumeración de dificultades sin jerarquizar en un orden lógico, o soltamos pedradas que nos están esperando a la cuenta de la esquina? 
No hay nadie capaz de ordenar las amenazas por orden de prioridades, entre otras cosas porque son amenazas del destino irreductible. Al haber renunciado a los poderes que en el orden jerárquico anterior habíamos dado al gobierno, en realidad no tenemos palancas para luchar contra la crisis social y económica, y, entonces mejor asignar las amenazas a una maldición. 
Desde el gobierno se ha transferido poderes básicos a las CCAA, pero es que además también se han transferido poderes básicos a Europa. Aquellas  y Ésta nos han despreciado. Sin embargo se sigue creyendo que Europa es la solución de España. Ese tiempo ya pasó. En cuanto a la CCAA, simplemente nos han traicionado. La dinámica del poder es centrífuga. Cada jefecillo de una territorio más o menos definido se cree inamovible. Ya puede decir el rey que España es una u diversa, que se discurso está muerto. Lo siento, no hay esperanza por ese lado de recuperación de la jerarquía. Ni por el lado de Europa tampoco. 
Esto la gente no lo piensa, pero siente que vienen tiempos complicados. Pues claro que vienen, si no tenemos estado, o mejor dicho tenemos muchos estados unos enfrentados con otros, algo que aumenta el vacío que hay entre el gobierno y Europa. 
Miren el concepto del rey (o de Moragas) de estos temas que se nos han ido de la manos, según Arcadi:

"Sin embargo, fue precisamente en este asunto, y probablemente por culpa delcopypaste moragas, donde cometió el único, aunque significativo, error conceptual de su discurso: «Las lenguas», dijo, «constituyen las vías naturales de acceso al conocimiento de los pueblos y son a la vez los puentes para el diálogo de todos los españoles». Fue obvio que el Rey Felipe quiso ganarse a los nacionalistas por el lado de la adulación lingüística. Pero ahí lo hartaron de balón. Las lenguas españolas, el catalán, el vasco o el gallego no pueden ser puentes de diálogo entre españoles. Sería una gran dificultad técnica que así sucediera. Una dificultad del tipo canadiense o belga. Por suerte una de las lenguas españolas, el castellano, es el puente, la koiné, que permite ese diálogo. La adulación lingüística, por cierto, tuvo también un momento casi gracioso cuando el Rey Felipe habló del Príncipe de Girona. Bien: no sólo resulta inconveniente dejar sin traducir los topónimos cuando puede hacerse (que es siempre con los topónimos relevantes y no con las aldeíllas). Es, además, una muestra de afecto. Recíproca. Con la comunidad lingüística del topónimo original y con la del topónimo traducido."

Si no es Moragas, se siente el peso de la mano del gobierno . Arcadi hace un ejercicio que nadie ha hecho: comparar ese discurso con el que dio el rey Uuan Carlos a las Cortes franquistas con el cadáver del dictador todavía amenazado. Fue un discurso valiente:

"... aquel Rey tuvo la altura y el valor de incrustar un párrafo como el que sigue: «Pido a Dios su ayuda para acertar siempre en las difíciles decisiones que el destino alzará ante nosotros. Con su gracia y con el ejemplo de tantos predecesores que unificaron, pacificaron y engrandecieron a todos los pueblos de España, deseo ser capaz de actuar como moderador, como guardián del sistema constitucional y como promotor de la Justicia. Que nadie tema que su causa sea olvidada, que nadie espere una ventaja o un privilegio». Dos días después del hecho biológico, y el Rey Juan Carlos ya hablaba de «sistema constitucional» y de su incrustación en él. Una referencia, por cierto, que mereció unas luminosas y precisas palabras de Julián Marías: «El Rey, al llamarse constitucional, dice que así se entiende a sí mismo, que pretende reinar de acuerdo con una Constitución que habrá que redactar, discutir, aprobar democráticamente» (El País, 21 de agosto de 1977). Fue, en fin, un discurso acosado, donde se toca el miedo del que habla y de los que escuchan. Conmueve. Cada vez conmoverá más."

No puedo evitar citar el último párrafo de su extenso e impecable artículo, 

"Vuelvo al discurso del padre. Vuelvo a leerlos en paralelo. Hay algo que no está en las palabras. O al menos así tomadas una a una. Es una impresión llamativa. En 1975 la Monarquía venía de manos de la dictadura. Y, sin embargo, no se ve en el discurso a un Rey que pida perdón a su pueblo. Se ve a un Rey que coge de la mano a los españoles, que parece tan personalmente atemorizado como ellos, y que les anima a recorrer juntos un camino incierto. Ayer en Madrid, por el contrario, un Rey que recoge su Corona de manos de la democracia, pareció andar como por un lecho de huevos, pidiendo perdón a cualquier español con el que se cruzara. Sin motivo."


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