"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 15 de agosto de 2014

Venalidad, vileza, cobardía

La vileza de los políticos europeos, como cuenta el perseguido por la Fatwa de los islamistas, Salman Rushdie (aportado en esta ocasión porRowan. Arkinson, el conocido mister Bean):

"En Londres Jack Straw, el ministro del Interior laborista, siempre deseoso de congraciarse con su electorado islámico, anunció nuevas leyes que ampliarían la ley contra la blasfemia, arcaica, obsoleta y digna de ser revocada, para abarcar otras religiones aparte de la Iglesia anglicana, lo que posibilitaría, entre otras cosas, reabrir el proceso contra Los versos satánicos y probablemente prohibir el libro. Eso lo decía todo del acceso al poder del «gobierno de sus amigos», pensó. Al final, el intento de Straw fracasaría, pero durante varios años el gobierno de Blair siguió buscando maneras de ilegalizar las críticas a la religión, es decir, al islam.

En cierta ocasión, él [Rushdie] fue al Ministerio del Interior para protestar al respecto, acompañado de Rowan Atkinson («Mister Bean va a Whitehall»). Rowan, que en la vida real es un hombre pensativo y callado, preguntó a los hombres sin rostro y al subsecretario qué pasaba con la sátira. Todos eran admiradores suyos, naturalmente, y deseaban que él a su vez también los apreciara, así que dijeron: Ah, el humor, nos encanta, la sátira, eso no supone ningún "problema. Rowan asintió con expresión lúgubre y dijo que recientemente, en un sketch televisivo, había utilizado imágenes de musulmanes arrodillados durante las oraciones del viernes en, creía, Teherán, junto con una voz en off que decía: «Y sigue la búsqueda de la lentilla del ayatolá». ¿Eso sería aceptable con arreglo a la nueva ley -deseó saber- o iría a la cárcel? Ah, no, no pasaría nada, le contestaron, nada en absoluto, ningún problema. Mmm, musitó Rowan, pero ¿cómo sería posible asegurarse de eso? Es fácil, contestaron, bastaría con que presentara usted el guión a un departamento del gobierno para su aprobación, y por supuesto se la darían, y así lo sabría. «¿Por qué será que eso no acaba de tranquilizarme?, me pregunto», dijo Rowan sin inmutarse.

El día que se presentó esa horrenda ley en la Cámara de los Comunes para la votación definitiva, los responsables de la disciplina del Partido Laborista, pensando que el rechazo a la ley era tan grande que estaba perdida, dijeron a Tony Blair que no hacía falta que se quedara hasta el recuento de votos. Así que el primer ministro se marchó a casa y la ley no se aprobó por solo un "voto. Si se hubiera quedado, se habría producido un empate en la votación, y el presidente de la Cámara habría tenido que votar a favor del gobierno como era su obligación, y el proyecto de ley se habría convertido en ley. El margen fue así de estrecho."

2 comentarios:

antonio j. almarza dijo...

Aleccionadora la serie que nos estás dedicando este verano a cuenta de los fragmentos del libro de Rushdie

Y muy clarificadora también.

Esta entrega en particular, nos demuestra lo frágil que es en realidad el mito de la vigencia de la tolerancia religiosa incluso en Gran Bretaña.

El problema me temo que es de fondo. Siempre habrá un interés coincidente de todos los grupos religiosos por penalizar las expresiones que según sus particulares stándares les ofenden y utilizarán toda la presión de que sean capaces para que el estado actúe en ese sentido por la sencilla razón de que en el fondo todos aspiran a desbancar al otro y al propio estado como fuente única de legitimación social y en esa guerra perpetua de todos contra todos, esa alianza momentánea les refuerza.

Straw,no hizo nada particularmente perverso o repulsivo pues le bastaba con presentar su iniciativa como una natural o necesaria ampliación de derechos derivada de la propia evolución de la sociedad británica, lo que no deja de resultar evidente.

El pequeño detalle de que al equiparar la protección contra la blasfemia a las expresiones contra el islam se extendiera de hecho la protección de la ley estatal a cualquier proclama de un fanático es irrelevante a los fines de la propia ley que lo único que pretendía en puridad era poder castigar a Rushdie conforme a la ley británica para que no se soliviantara la comunidad musulmana ante expresiones que ofendieran sus sentimientos religiosos. Algo, insisto a lo que tiene pleno derecho en igualdad de condiciones con la confesión anglicana que en este aspecto goza de una protección desproporcionada que supone una discriminación evidente.

Lo grave no es por tanto este intento, en sí mismo perfectamente comprensible y hasta aceptable en los términos que se plantea(pues no deja de ser una manera de reforzar al estado frente poder religioso del fanático de turno) sino que no surgiera un potente movimiento cívico para derogar la ridícula ley contra la blasfemia.

Y en ese caso, ¿con qué sustituímos el cemento que ha permitido a Gran Bretaña ser y existir?

Y aún quiero creer que allí como en EE.UU existe una ética cívica o ciudadana más o menos potente que permite mantener cierta cohesión social indispensable.

Y como no puede ser de otra forma, esa ética cívica está en plena ebullición respecto a las soluciones a adoptar y avanza a base de prueba y error.

Es la permanente lucha por la vigencia de los mitos de la democracia a que también has hecho referencia en un reciente post

www.MiguelNavascues.com dijo...

Me alegro que a alguien le lleguen al alma esas breves transposiciones de Rushdie. De verdad, a veces uno hace cosas en el vacío -aunque sin ningún coste, porque lo hago para mí mismo.
Es un libro que enseña los puntos débiles de Europa. Algunas anécdotas son escandalosas.
No he acabado la serie. Espero transcribir las declaraciones de John le Carré intentando justificar lo inexcusable.
En rodo caso, un buen comentario que agradezco.