"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 30 de noviembre de 2016

La melaza de la prensa española sobre Castro

Leyendo las lindezas de la prensa española al dictador fenecido tienes una visión completa de la nube tóxica informativa en la que nos movemos. No sólo por sesgada, sino por unánimemente imbécil. Santiago González hace un ácido resumen muy sabroso, del que rescato este párrafo:

La Uno abrió ayer su Telediario dando cuenta de que mañana, martes, "las cenizas de Fidel Castro serán trasladadas desde La Habana a Santiago de Cuba, donde se inició la revolución contra Batista; 879 kilómetros para rememorar ese itinerario de la libertad". Televisión Española y el itinerario de la libertad, manda huevos. Casi todos los medios han servido la noticia con ración doble de melaza: ha muerto uno de los grandes protagonistas del siglo XX, un personaje histórico, un símbolo del sueño revolucionario y todo en este plan. 

Estoy seguro que en países como Francia ha sido un poco así, pero con una diversidad de posturas más pronunciada. Aquí no nos atrevemos a romper los mitos, aunque sean de cartón. Del rey abajo, ninguno se ha atrevido. Y es que Castro les había tomado la medida, era el rey del camelo y del embeleco, un seductor para el que quería dejarse seducir. Mientras, en sus mazmorras, se morían de asco o de tortura sus prisioneros politicos. La gente en la calle, tenía que usar una escuálida cartilla de racionamiento, desde que la URSS se fue al garete y dejó de subvencionarle con el 30% del PIB. 30% que Castro se vio incapaz de producir por sus medios, o más bien puso los obstáculos burocráticos suficientes para impedirlo. 
Esa cartilla era otra sórdida mentira, porque cuando llegabas al mercado se habían terminado las viandas. Había grifería en las casas, por las que salían ruidos sospechosos, pero no agua. Lo más irónico es que este régimen, tan admirado por nuestros progres, perseguía a los y las homosexuales con saña. Lean a Reynaldo Arenas, un homosexual valiente que logró escapar del bello infierno cubano. 
Y nosotros, hipnotizados.

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