"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 2 de diciembre de 2016

Raúl Del Pozo sobre la Constitución

Extraordinarias y admirables y hermosas palabras de Raúl Del Pozo sobre la Constitución... a la que le quedan ya pocos defensores. Incluso el PP ha caído en la tentación de reformarla, sin saber muy bien qué. El resultado puede ser caótico. O peor, violento. Los primeros pasos de la nueva legislatura no auguran nada bueno. Desconcierto del gobierno ante propuestas de legislación filibusteras, insostenibles, de la oposición. El gobierno amenaza con el "veto de Presupuesto", que existe, afortunadamente. Lo que pasa es que es una senda insostenible. Nos vamos al carajo. Y con estos mimbres, una reforma constitucional. No puede salir bien. Ni hay ni liderazgo sino es para ir contra. Lo primero sería dejar de soñar que los catalanes se pueden recuperar para la Constitución desde la lejana posición a la que han llegado gracias a las concesiones presupuestarias. La deuda de España es mucho mayor que el 100% de PIB oficial. Sobre todo si tenemos en cuenta que el PIB puede estar un 17% sobrevalorado. Raúl Del Pozo:

"Obsoleta, turnista, separatista, monárquica, un candado, una tiara, un caqui, cantón y taifa, hija de siete padres... Todo eso dicen de la Constitución del 78 y lo peor de todo es que creen que ha envejecido; y sólo tiene 38 años. El PP y el PSOE no sabían que hacer, si magrearla sin penetrarla o dejarla como está; al final parece que se van a poner de acuerdo en una reforma que les perdone y eternice. El bipartidismo ahora se parece a la escena final de Duelo al sol.

"Ayer, la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, que se ha convertido en la estrella refulgente sobre el abismo negro de la nación, declaró que se abre el debate de la reforma de la Carta Magna, con prudencia y consenso. Como de lo que se trata es de urdir un sucedáneo de referéndum pactado con los empaquetados -precisamente, por pisotear la Constitución, y aliviarles la deuda a lo Bangladesh-, la vicepresidenta prometió rebajar los litigios ante el Tribunal Constitucional, a cambio de lealtad. Dijo, además, que éste es uno de los países más descentralizados del mundo y sus palabras de tolerancia fueron contestadas por Francesc Homs con una coz carlista: "Ni descentralización ni puñetas". Soraya reconoce que el éxito de la Constitución del 78 es que pudo cobijarnos a todos. Pero ha estallado la fiebre del desguace o el efecto Werther, una pulsión suicida o destrucción de lo que funciona bien. 

"También Albert Rivera pretende actualizar la Carta Magna. Los jóvenes de Podemos pasan de la fiesta del Congreso y de la reforma; pretenden un periodo constituyente porque piensan que el mito de la del 78 y la Inmaculada Transición fueron construidos en los pasillos de la Complutense por unos profesores del Pleistoceno. El caso es que muchos quieren ensanchar una Carta Magna prodigiosa, resistente, la que más ha durado, la que ha resistido las botas y los tanques; quieren ensancharla para que quepan en ella los que quieren destruirla. La pisotean todos los días los independentistas. Y ahora el PSOE y el PP -eso no es consenso, es apareamiento-, están de acuerdo en darle un aire federalista granaíno a la Carta para retrasar con retórica el derecho a decidir

"Pasan las generaciones, los cánones; envejecen las palabras, se quedan sin música, aunque cada 14 años, vuelven a resucitar. Es lo que han descubierto dos investigadores del lenguaje después de rastrear cinco millones de libros digitalizados. O sea que la Constitución del 78 ha aguantado más de dos vidas. Tiene como el Fuero Juzgo muchos y pesados adverbios; sus adjetivos -lo primero que se arruga- aguantan, los sustantivos tardan más en envejecer, pero también se agotan. La gloria de la posmodernidad es efímera y se mide por la conectividad. La popularidad está en los followers. Los nuevos partidos quieren tirar las vigas maestras de nuestra democracia sin tener muy claro lo que van a construir después. Mientras, los dos partidos mayoritarios harán lo posible para que todo siga igual.


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