"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 10 de mayo de 2017

El Valle de los Caídos, el festín los cobardes

Parece que Albert Rivera va a apoyar el desalojar los huesos de Franco del Valle de los Caídos. Me esfuerzo por entender esta medida de "balance de odios" interminable que es España. Si leemos dos artículos en El Mundo - Federico JL y Antonio Lucas - se puede apreciar lo importante que es vitalmente para uno y otro lado del balance de odios. 
Para el primero, alguien que se presta a remover tumbas es indigno de la gran política (y es verdad). Para el otro, ya es hora de que acabe definitivamente (sic) esa ofensa a la España perdedora de la guerra civil que es El Valle. 
Esta visión parte del mito de que la Republica era un régimen sin tacha, cuando eso se ha demostrado hasta la saciedad que es falso. 
En todo caso, estas rencillas no se acaban removiendo la tumba del dictador. Después vendrá otra reivindicación, y otra, insaciables, hasta que hayan terminado con la Transición. Eso es lo primero que debería ver Albert Rivera, que se ha quedado en equilibrista de balanzas, lo que es un bueno oficio, sin duda, pero lo que le impide hacer grandes proyectos políticos; porque ya me dirán uds que tiene que ver con la España europea y moderna con estas disquisiciones de nombres de calles, de tumbas siempre abiertas, y de odios siempre insaciables. Albert tiene el destino marcado. Acabará como UPyD.
Si de verdad se acababa de una puta vez con el odio a España (porque de eso se trata), yo sería el primero en firmar el desalojo de la tumba - siempre que se entreguen los restos a la familia, por supuesto. Pero como estoy seguro que no, creo que hay poner un fin tajante a esa lucha por conquistar el pasado, removerlo, y cambiar la valoración histórica. Porque eso son esta nueva izquierda de gnomos reivindicativos y furiosos.
Pero no. El odio a España es palpitante, creciente, y desgarrador, hasta el punto que la izquierda siempre ha estado coqueteando con el separatismo desde la primera Republica, feria de los desatinos que nos han venido persiguiendo desde entonces. Así que el buen sentido y la mesura aconsejarían no mover ni una piedra del pasado, y dejar de una vez de fingir que la República fue un régimen inmaculado. Fue la apertura legal del odio de "Hunos contra Hotros", como decía Unamuno, ese gran patriota.
No puede haber revisión de la historia, sobre todo cuando sólo la propone un lado, porque el otro está aborregado y encantado de borrar su propio pasado. 
La historia pasó. No tiene ningún sentido remover cadaveres. Lo importante es aprenderla bien. A mi me la contaron mal, y luego otra vez peor que mal. Pero remover cadaveres siempre ofende a unos, sólo satisface a unos pocos, y no enseña nada. 
No tiene niguna lógica que la Republica fuera perfecta, por lo que sabemos. Luego, a partir de ahí, exigir una "reparación" imposible solo lo pide alguien con malas intenciones. Volvamos al espíritu de la Transición, que no fue ocultar, sino olvidar, perdonar.
España dislocada forcejeando consigo misma mientras deja a un lado lo único que nos haría avanzar, que es el olvido. Esa fue la propuesta de la Transición: el olvido, pero que funcionó mientras lo hizo el miedo al ruido de sables. Se apagó éste, empezó la fiesta de los cobardes. 

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