Lo Dijo Keynes, que se fue de la Conferencia de Paris en la que estaba como uno de los miembros de la delegación británica, y escribió su famoso libro “Las consecuencias económicas de La Paz”, un libro del que se cumplieron punto por punto sus pronósticos: las indemnizaciones de Guerra exigidas, sobre todo por los franceses, llevarían a la postración económica de Alemania y Europa Central, lo que revolvería esas sociedades y las llevaría a una nueva guerra.
(La guerra además propició la victoria del comunismo en Rusia, de la mano de Lenin y Trosky, algo que iba a traer muertos y hambrunas, y al final la división del mundo en dos bloques.)
Y así fue. El periodo de entre guerras fue un periodo de confusión, falta de coordinación, hiperinflación y luego depresión, que se inició con la crisis de 1929. Las distintas respuestas de los lideres mundiales no fueron brillantes, salvo la de Roosevelt en EEUU. Pero ya era tarde. Hitler gano las elecciones en 1933 (Justo cuando Roosevelt), y ahí empezó la cuenta atrás para el segundo acto. El triunfo de Hitler fue indudablemente debido al sentimiento de humillación y a la ineficacia de la República de Weimar para responder a la angustia del pueblo alemán. Hitler engaño a todos prometiendo orden y recuperación, Paz a las demás potencias, que fueron demasiado débiles ante las muestras reiteradas de audacia sin límites de la nueva amenaza.
Nosotros hemos tenido a un representante en los festejos celebrados en París, Pedro Sánchez, cuya aportación fue ¿? Pedir un segundo referéndum para el Brexit. Don de la oportunidad no tiene, y asesores decentes tampoco. Pero en fin, tampoco es para sorprenderse. Tan sólo se trataba de coger el avión presidencial. ¿Y el rey? Parece secuestrado por Sánchez.
No estamos, dirán Uds, en una tesitura similar, pero como dejé escrito en un post, Kissinger dijo en una entrevista en el Financial Times que estábamos en un momento muy, muy, delicado (“We are in a very very grave period”).
No nos congratulemos mientras el mundo depende de las ocurrencias de Trump, Putin, el de China (no recuero su nombre) y la fragilidad creciente europea, mientras España se deshace bajo la batuta de Sánchez, decidido a ceder lo que sea a los separatistas. Vivimos un momento de aparente euforia por la rara situación económica de EEUU, nada tranquilizante a medio plazo por las tonterías trumpianas relativas a la deuda pública, cuya explosión nos afectaría a todos.
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