"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 3 de noviembre de 2019

España, esa extrañeza (publicado en 2008)

Suelo leer desde hace tiempo libros y artículos sobre geopolítica. Los motivos son dos: primero,en contra de lo que dice el marxismo, y en contra de lo que se suele creer, no son fuerzas ciegas las que deciden el curso de la historia, sino decisiones humanas, especialmente desde el poder. El segundo es que creo que la economía tiene una importancia que no decide, pero condiciona, la paz y seguridad: el malestar causado por una crisis económica, como la del 29, puede llevar a una angustia social que abre el camino a fuerzas políticas extremas, como sucedió en Europa en los años treinta y cuarenta, hasta que estalló la segunda guerra mundial. Esa guerra no fue directamente causada por la crisis, pero ésta condicionó las decisiones que al final la provocaron. Nturalmente, tampoco el resultado final de la guerra fue determinado por causas económicas.


La paz y la seguridad dependen de la existencia de gobiernos capaces, dispuestos a defenderlas con las armas. Cuanto más gobiernos con esa prioridad suprema, mejor. Por el contrario, cuantos más gobiernos irresponsables o con motivaciones agresivas, como aquellos que surgieron en Europa, peor. Ahora bien, lo primero es que la paz se defiende con las armas, pues la debilidad es aprovechada tarde o temprano por los países más agresivos. Es una paradoja constante en la historia, pero las armas del imperio establecieron la pax romana, hasta que Roma declinó y fue derrotada. La paz europea fue restablecida por los ejércitos aliados.



Otra de las constantes de la historia es que los poderes tienen un sólo objetivo prioritario: La Nación. Todos, fuertes y débiles, occidentales u orientales, actúan en defensa de los intereses nacionales. No existe la generosidad por encima de los intereses de cada nación. Cualquier planteamiento de este tipo, digamos, pueril, está condenado al fracaso y puede llevar a la destrucción de la nación. Otra cosa es que en sus decisiones cometan errores, pero sus actos diplomáticos y, en último extremo, bélicos, están basados en el interés nacional. En los países más maduros, como EEUU, o Reino Unido, en casos de crisis se produce la unión de los partidos políticos, el apoyo incondiconal de la opisición. Esta unión está fuertemente respaldada por la opinión pública. Si alguien ha creído alguna vez que la desaparición de las naciones sería benéfica, no creo que lo pueda comprobar, pues falta aún mucho para llegar a eso: a un gobierno mundial, o a una paz sin defensa.


En estos aspectos, España es una anomalía, pues tiene el único gobierno occidental que persigue la debilidad de la nación española. Un gobierno que prioriza los intereses nacionalistas y negocia con terroristas, y entrega su confianza a países inamistosos, es desde luego una anomalía. Habría que indagar de dónde vienen esas motivaciones; eso sería largo y mejor dejarlo para otra ocasión. Pero quede constancia de esa aberración clamorosa, pues nadie en su sano juicio desearía poner a su propia nación, que es su refugio frente la inseguridad permanente, en peligro de desaparecer, salvo nosotros; pues la responsabilidad es de todos...