"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 18 de noviembre de 2022

A medio plazo: Tipos de interés a la baja

En un sugerente artículo, Paul Krugman predice que

“Lo que todo esto me sugiere es que, de hecho, la era del dinero barato no ha terminado. Dentro de algunos años, probablemente volveremos a una situación en la que demasiado ahorro persigue muy pocas oportunidades de inversión, y las tasas de interés volverán a sus mínimos anteriores.”

Yo lo creo también. No sólo porque a largo plazo los factores demográficos tendenciales en declive ya lo anuncian: habrá menos demanda de inversión y una oferta de ahorro superior, lo que además, como dice, hará bajar el tipo de interés real... y monetario.
A largo plazo no hay “Velo” monetario que nuble la vista de la realidad. A largo se forman expectativas reales. Si las expectativas de los inversores les sopla al oído que la tasa de beneficio real será menor, invertirán menos y habrá menos productividad. La gran aportación de la tecnología del pasado se está agotando. Eso repercutirá en menores beneficios y salarios reales y menor consumo real. No veremos la exuberancia bursátil del pasado cercano. No habrá apetito por descubrir nuevos retos. Esa era ya pasó. 
La caída de los tipos  de interés reales no equilibrará el mercado de fondos-Inversión. No se podrá “inflar” la economía monetariamente, pues eso ya no tendrá efectos sobre los tipos de interés reales.
Habrá más paro, pero también menos oferentes que quieran trabajar, aunque sólo sea pormenores la caída demográfica. 
El estructural desequilibrio Ahorro-Inversión es una pugna de los ahorradores que creará una tendencia a una demanda inferior a la oferta y a la deflación. 
A veces, vemos más claro a largo que a corto plazo. Las previsiones demográficas condicionan todo a largo, y te define los estrechos carriles por los que vamos a transcurrir. 
Lástima, porque una de las patas de la democracia es una economía creciente que genere expectativas positivas a largo plazo. 


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