"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 14 de noviembre de 2022

La República y otras maldiciones

De “Las armas y las letras (A. Trapiello), entresaco esto:

Clara Campoamor era, por tanto, una mujer de sólidas ideas republicanas, que no abandonó ni siquiera cuando asistió atónita al desarrollo de los acontecimientos: «Dejándose arrastrar por los socialistas [que entregaron las armas al pueblo], el Gobierno entregó la España gubernamental a la anarquía», reconocerá amargamente, después de haber analizado pormenorizadamente la actuación de los partidos que integraron el Frente Popular: «[El Gobierno] no ha iniciado el alzamiento, por supuesto que no, pero, aparte de haberlo provocado, podía haberlo detenido cuando se presentó la ocasión». Como para tantos, aquellos primeros meses de guerra son una amenaza, y Campoamor una testigo excepcional, que narra en su libro, como Julio César, en efecto, sin un átomo de retórica, sin demagogia ni rencor, todo lo que ve: «Madrid ofrecía un aspecto asombroso: burgueses saludando puño en alto y gritando a todas horas el saludo comunista para no convertirse en sospechosos; hombres en mono y alpargatas copiando de esta guisa el uniforme adoptado por los milicianos; mujeres sin sombrero; vestidos usados, raspados, toda una invasión de fealdad y miseria moral, más que material, de gente que pedía humildemente permiso para vivir. […] Desde los primeros días de lucha, un indecible terror reinaba en Madrid. La opinión pública tuvo al principio la tentación de atribuir a los anarquistas las violencias sufridas por los civiles, y en particular en Madrid. La historia dirá algún día si fueron justos quienes los consideraron responsables de esos hechos. En todo caso debieran ser todos los gubernamentales, sin distinción, quienes asumieran su responsabilidad».

Desde luego es de una lucidez y sinceridad incomparable, no encontrada en otras muestras de “Las letras” de entonces. Liberal, diputada en la República, tuvo que irse cuando vio su vida en peligro. Antes, logró admitir que las mujeres votaran, en contra de las izquierdas comunistas-pesoistas (como ahora, tanto monta).  Tuvo que  apoyarse en el partido Radical de Leroux. Como premio, no fue reelegida. Se exilió. Su libro en francés sobre la República tuvo 5 reediciones. Hasta el siglo XXI no pudo leerse en España. No vendió muchos, según atestigua Trapiello.
 

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