Estamos viviendo momentos preocupantes no solo en España: en toda Europa. Francia está en plena efervescencia entre la extrema derecha y la extrema izquierda, Marine Lepen y Mélenchont, dos energúmenos que se presentan a unas elecciones que pueden destronar a Macron. Sería la primera vez en la V República que desaparezca el centro amplio que ha gobernado desde hace décadas. Macron podría verse obligado a sacar el artículo 16 de la Constitución, para obtener plenos poderes durante 60 días prologables.
En Gran Bretaña también hay elecciones “amenazantes” (hasta ahora, las elecciones abrían la puerta a las soluciones), el gobierno va a recibir en ellas un revolcón sin precedentes, a manos de un laborismo que se ha ido a la extrema izquierda de hoy, tan insolvente como la española que nos gobierna.
Esto hace tambalearse Europa, en manos de unos burócratas que no representan a nadie.
Por primera vez desde la II Guerra Mundial, las elecciones no van a servir para aclarar la dirección política, todo lo contrario - Aunque ha sido totalmente necesario convocarlas. Pero el electorado ya no responde a una razón mínima. Vota soluciones imposibles, simplistas, para problemas muy complejos que nadie de los candidatos es competente para afrontar.
Las aguas vienen turbias, inquietantes, y pueden desbordarse sin control. En esta confusión creciente, no se descarta que se desencadenase una crisis financiera que agravaría las cosas enormemente, cuya primera raíz es el endeudamiento insolvente de todos nosotros. Lo que significa que nadie puede ayudar a nadie. El único país solvente es China, que no juega precisamente a ayudarnos.
La Europa eurocentrista se deshace. Se va a disolver como azúcar en agua, y no parece que vayamos a una Europa de las Naciones, algo más modesto y más práctico. La burocracia bruseliana jugará a su conservación en sus sinecuras.
Los problemas son ingentes y complejos. Nadie competente está en los carteles electorales; todos los candidatos al poder se mueven en un terreno polvoriento que no deja ver con claridad. Los electores están a punto de tirar a la alcantarilla las instituciones que les defendían su “poder de elegir” entre alternativas viables. La democracia está cuestionada.
3 comentarios:
Y otra prueba de nuestro imparable declive nacional. Uno de cada dos jóvenes quiere ser funcionario. Acabaremos teniendo 10 millones de funcionarios? No será por falta de ganas...
https://www.eldebate.com/economia/20240620/espana-supera-tres-millones-funcionarios-cada-dos-jovenes-quiere-opositar-no-sostenible_206706.html#utm_source=rrss-comp&utm_medium=wh&utm_campaign=fixed-btn
Pues sí. Y lo comprendo, dada la ausencia de alternativas
Y el coste fiscal para ser autónomo…
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