
Tras tres años de lucha, la economía mundial amenaza de nuevo con caer en bancarrota. Y el foco de derrumbe es Occidente. Si hasta ahora han respetado nuestra eficiencia, esto se acabó. Se acabó nuestro prestigio, nuestras doctrinas económicas liberales, que ya no nos "comprarán".
Hasta ahora -se deduce del nuevo libro de Rajan "Fault Lines, Princeton, 2010"- lo que sostenía la paz social en USA el crédito barato; en Europa, el estado de bienestar. Uno y otro han quebrado. Uno se basaba en el apalancamiento y una baja presión fiscal; el otro en una alta presión fiscal y consumo público. Quizás sociedades tan "mal criadas" no aguanten la era de penalidades que nos espera. Penalidades que se deben a la desmesura anterior, como se ve en el gráfico: los pasivos financieros de los sectores USA privados apenas se han corregido. Mientras, la tendencia a la caída de la oferta monetaria y la velocidad de circulación (ver M3 mundial abajo a la derecha), representa una amenaza de deflación y de nuevo colapso de la banca mundial. El golpe para la ideología liberal es tremendo.
¡ Y yo que esperaba que la decadencia fuera suave y lenta! La desorientación es palpable, sobre todo en la divergencia de opiniones de los expertos, que ya hemos expuesto aquí varias veces. De nuevo, el malestar económico amenaza a toda una tradición cultural. En las dos ocasiones anteriores, volvió a recuperase la fe en la sociedad liberal capitalista retocada por el gasto social. Este sistema ha quebrado. Lo malo es que todavía no ha devuelto sus deudas, y lo peor es que la gente no se ha enterado.
Cuando las cosas van así, cuando la gente recibe en su cara toda la frustración de golpe, es la hora de los argumentos justicieros tajantes, en nombre de una ética que cada uno saca de sus entrañas. Estos argumentos se radicalizan para intentar ganar el poder y sus aledaños. Excuso decir quiénes son los candidatos a aunar la frustración, bajo qué banderas. La violencia gana puntos. Se pasa a la "Acción directa", como se decía en los años treinta. Recemos para que las cosas se suavicen.
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