unión patriótica

Hemos ganado el mundial. Eso puede convertirse en un empujón para la economía. La parte irracional del ser humano (y humana) tiene un papel, tanto en las caídas como en las remontadas. La gente se va a sentir contenta y va a gastar un poco más, con lo que el consumo subirá. Es posible que los bancos se sientan más proclives a dar créditos, por lo que puede aumentar el consumo de duraderos.  No sé si esto puede cambiar el perfil del PIB y el empleo, pero en todo caso, que fuera sostenido dependería de unaa mejora sustancial en las sospechas que recaen sobre la banca. El BCE nos tiene en un atolladero de liquidez, y como saben los que me leen, los problemas de liquidez no tardan mucho en convertirse en problemas de solvencia.
En aspectos más políticos y sociales, no echemos a volar mucho los sueños. recordemos que Argentina ganó "su" mundial en 1978, y 3 años después declaraba la guerra a Inglaterra, la perdió humillantemente por la tenacidad de M Thatcher, y poco después caía  el régimen estrepitosamente, en medio de una hiperinflación galopante que el primer gobierno de la democracia de Alfonsín vovió a repetir con creces.
Quiero decir que los líderes políticos no suelen aprovechar estas ocasiones para enderezar rumbo; Zp no va a cambiar de forma de "pensar" (ni, peor, de sentir); las declaraciones que ha hecho tras el partido han sido increiblemente torpes y falsas ("Hemos brindado con cava y se me han saltado algunas lágrimas, algo difícil porque sé controlar mis emociones. He pasado 120 minutos de mucha intensidad. Ha sido una victoria épica. Todos temíamos por los penaltis. Es heroico y estará en la historia de este país", manifestó Rodríguez Zapatero en declaraciones a la ''Ser'' -¡cómo no!).
Recordemos el espíritu de Ermua, el movimiento cívico más puro y limpio que he visto, y los políticos lo liquidaron en un santiamén.
Nos pese o no, el pueblo, nosotros, nos sentimos hermanados en estas ocasiones, y los políticos canalizan esos sentimientos hacia su beneficio. Ni Zp, ni Rajoy, están interesados que este sentimiento espontáneo de una España unida se consolide; sus capos regionales tienen la sartén por el mango, lo mismo Montilla sobre Zp que Camps sobre Rajoy. Ninguno. Además, ninguno quiere presentarse como adalid de la reforma de este tinglado asfixiante que es el estado de las autonomías, que no es un estado, ni se sabe qué es.
Loa políticos son de vuelo bajo, y la única solución la hemos dejado pasar. En 1932, Ortega y Gasset avisaba, en el debate sobre el primer Statut de Cataluña, que es mejor no ceder; siempre se sentirán incómodos -decía- y si cedemos aumentará su incomodidad. No hay solución idónea, más que aguantar y que el estado no ceda en sus funciones esenciales. Luego le contestó Azaña, que obtuvo un gran triunfo y la aprobación del Statut como lo querían los catalanes (los más moderados). Se sintió tan triunfador, que -como se lee en sus memorias- don Manuel se dedicó a soñar que Alfonso XIII se le aparecía de cuerpo presente para rendirle su más humilde admiración (sic) por la lección del gran político que tiene delante. Increible pero cierto (Azaña, Memorias, 1932). 
Hemos cedido demasiado, y su descontento y arrogancia han ido en aumento. Con Zp se ha acelerado el proceso. Disfrutemos de estos minutos de feliz unión de la gente de bien.