"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 11 de septiembre de 2010

11-S

Ver por enésima vez al avión penetrar en la segunda Torre Gemela me produce una conmoción. Recuerdo cuando aquel día regresaba a casa y mi hijo, asustado, abrió la puerta de casa y me dijo, "la que se va a armar". Fue en ese momento cuándo el segundo avión colisionó, despejando todas las dudas de que el primero no fue un accidente.
Ayer lo volví a ver, y me dejó exactamente la misma impresión de brutalidad indiscriminada. Ninguna imagen de violencia me ha conmocionado así. No quiero decir que haya sido el acto más inicuo jamás perpetrado, es simplemente una estimación subjetiva; ¡qué hay en ese acto que no deja de sobrecogerme!
Actos inicuos hay a lo largo de la historia infinidad de ellos. Pero este acto tiene un simbolismo, que no sé como la mayoría de la gente no lo ve; no nota que hay una cesura en el tiempo, un antes y un después. Esa cesura es la confirmación de que hay una religión que ampara cualquier violencia musulmana si es en nombre de la hiyad.
Hay todavía muchos que defienden que el islamismo no es malo, que son unos extremistas que lo usan perversamente. No me voy a poner a recitar citas del Quran que demuestren lo contrario: allá cada cual con su curiosidad. Es más, vamos a suponer que uds. ni yo lo hemos leído. Y vamos a suponer que hay musulmanes buenos, amantes de la paz. ¿Entonces, se sostiene la teoría buenista de que es una religión como otra cualquiera, sesgadamente interpretada, como nos quieren hacer creer los mandatarios de occidente?
Me da igual que el Quram diga o deje de decir. El Quram es el símbolo de la hiyad, la Guerra Santa, lanzada por una serie de gobiernos y centros de poder para aleccionar a las masas con objetivos de penetración en los países occidentales. Desde pequeños, en las escuelas coránicas (quién se atreve a no llevar a su hijo) aprenden de memoria el quram y la sharia (el código coránico por el que se rigen los países musulmanes), y les enseñan que nuestras leyes civiles son contrarias al Islam.
Yo no juzgo textos, yo juzgo hechos y justificaciones. Hace 4 décadas, los países árabes estaban postrados y humillados. Estalló la guerra del Yon Kippur, en la que Israel volvió a derrotar a los aliados árabes, y éstos tomaron la decisión de multiplicar por 15 (luego por 30) el precio del petróleo y provocar la crisis más seria en occidente desde la WWII.
Esto tuvo sus consecuencias. Los países productores se hicieron ricos, como les correspondía al disponer de un recurso esencial. Pero esa justa riqueza no se usó para fines pacíficos. Unos la usaron para armarse hasta los dientes, como Irán ahora, a punto de tener la bomba nuclear; pero otros, como Arabia Saudí, país bastante liberal y tolerante antes de la crisis del petróleo, se dedicó a la propagación de del Quram y la Sharia, fundando mezquitas y escuelas en el mundo civilizado, al que fueron llenando lentamente de inmigrantes jóvenes que a la segunda generación obtenían la ciudadanía. Esta política de propagación ha sido la principal causa de que los 50 millones de musulmanes que hay en Europa no se hallan asimilado a nuestras leyes más que de mentira, para disimular que ellos son fieles seguidores de su ley inculcada en los centros que, sin reciprocidad, les hemos dejado edificar.
¿Recuerdan las diáfanas declaraciones del rey Hassan II de Marruecos, padre del actual rey? Hassan era culto, inteligente, moderno, pero sabía lo que tenía entre manos y lo que se nos venía encima. Lo dejo aquí para el que no lo cazara.
No hay que pensar en hordas invadiendo occidente; en realidad ya lo han hecho, como decía un Imán a Oriana Fallaci, "con la tripa de nuestras mujeres". Llevan décadas haciéndolo, ya están aquí, y cada vez exigiendo más y más derechos que no entran en nuestras leyes. Quieren su ley propia, la Sharia, regirse por ella. En Italia han logrado que no repiquen las campanas de los pueblos, que retiren estatuas y pinturas ofensivas para ellos, que le toleren la poligamia y la sumisión de la mujer... Todo el que sabe un poco de historia sabe que esto es el fin de un estado. (Un frente más para el craquelante estado español, dentro de muy poco el más importante.) En poco tiempo tendrán representación parlamentaria,en la UE, y en poco más, mayoría. Nuestro estado estará en sus manos. Entonces establecerá leyes para una Pan-comunidad musulmana, que abarcará el mundo, su objetivo estará cumplido, y nosotros no seremos nada.
Ya es difícil enfrentarse al problema, pero cuánto más se espere, más difícil será. Nuestra democracia ha sufrido de una enfermedad progresiva: hipermiopía: ya sólo interesa lo de hoy y mañana, lo puramente electoral. Si no se lo creen, miren la timorata respuesta de nuestros líderes esta semana a su empuje cada vez más arrogante. Todos han ido contra el reverendo incendiario, nadie ha dicho nada de la Mezquita ofensiva (debería ofender al mundo, no sólo  a los americanos).

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