"Y es que la cuestión de los derechos de los autores no es ni mucho menos nueva. Con cada cambio tecnológico (en 1604 se trataba de la aparición del maravilloso invento de Gutenberg), los derechos de los hombres y mujeres sobre sus creaciones han atravesado una enorme sacudida."

Por cierto, Ministra, tú que eres tan tiquis-miquis con los derechos de autoría... la creación de la imprenta se atribuye a Gutemberg, pero nadie tiene la prueba de ello; hubo otros inventores que compitieron con él, ¡mira que si era un pirata plagiario! Qué chasco ministra, resulta que, probablemente, Gutemberg creó el modelo más eficaz, es decir, el más barato y comercial, el que compraba todo el mundo; y, mira por donde, su eficacia fue lo que se impuso, no los derechos de autoría... Es que, ministra, mecachis, la historia no conoce de subvenciones ni derechos, sino de "Azar y Necesidad", que es completamente distinto. Es que, a veces, los derechos de autor pueden condenar al ostracismo a un invento mucho mejor para la humanidad que el protegido por la ley...
Usted yerra, señora o señorita, demostrando que no tiene talla para ser Ministra, y menos de cultura. Ud no tiene ni idea de historia, ud. sólo sabe (por cierto, sólo adverbial es con acento, al menos hasta hace poco) de protección de su manada, unos auténticos mediocres que viven de un coto de caza reservado para ellos, que impide que salgan otros creadores mejores que ellos. Porque los hay, seguro. La prueba: el público español rechaza las películas españolas, que han de ser ricamente subvencionadas. ¿Cuántos cineastas, guionistas, actores se han perdido por no hacer el mezquino cine ideológico que ud. protege?
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