"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 4 de mayo de 2011

Como se convierte un país sano en uno emergente


Ingram Pinn illustration

Martin Wolf, en el FT de hoy, se hace eco de un artículo de Paul de Grauwe (uno de los padre putativos del tinglado euro). La pregunta crucial de de Grauwe/Wolf es:
Por qué el Reino Unido, que tiene una deuda superior a la nuestra, paga un tipo de interés un 2% inferior al nuestro? ¿Por qué, como se ve en la caricatura del FT, España se hunde con una deuda notoriamente inferior a la del RU?
Traduzco aquí, simplemente, el sumario que ofrece de Grauwe, que no nos entra en la cabeza:
Al entrar en  una unión monetaria un país degrada su deuda nacional en un sentido fundamental: deja de ser el emisor de la moneda en que se endeuda. Como resultado, los mercados pueden forzar al país a ir a la suspensión de pagos. 
Esto hace estas uniones frágiles y vulnerables al criterio del mercado. En este sentido, la deuda de un país no emisor se ha degradado a la categoría de país emergente.
Paul de Grauwe no ha descubierto más que el Mediterráneo (por cierto, qué jeta tiene el tío). Como saben los que me leen, eso lo vengo diciendo desde 2005, pero no porque sea clarividente, sino porque eso se sabe desde que nació esto de la economía del dinero.
1) Cuando un país monetariamente soberano -digamos Reino Unido- emite demasiada deuda, se produce lo que pasa en cualquier sistema economía mercados n mercados, (n-1) bienes y un  bien n dinero, de los que el mercado uno de ellos es el de deuda. El bien dinero está en todos los mercados, salvo que una conmoción lo haga absolutamente deseable y no haya un Banco emisor que lo reponga.
La gente vende deuda, y encuentra, siempre que hay liquidez, una demanda de contrapartida al precio que se acuerde. Oferentes y demandantes variarán sus expectativas y subirán y bajarán sus ofertas, pero siempre habrá un  precio, el que sea, estratosférico o por los suelos, al que ambas partes vendan y compren. El dinero en circulación garantiza que así sea. En el caso de que la tendencia sea cada vez más vendedora, y los inversores en deuda no quieran más deuda,  la venderán a cambio de (depósitos en) esterlinas. El precio de la deuda caerá (si, además, sospecha que el Banco de Inglaterra va a monetizar la deuda, también venderá las esterlinas obtenidas, a cambio de otra divisa). Pero, aunque la demanda de deuda y de esterlinas bajen, habrá siempre mercado y cotización.
Luego  los precios se mueven, pero no desaparecen. Dos mercados aceptan oferta y demanda de dos productos, deuda y dinero, y su cotización marcará lo que piensan los oferentes/demandantes de uno y otro. Pues siempre habrá oferente de deuda y de dinero, aunque sea el Banco de Inglaterra si ve que la liquidez escasea.
2) Cuando un país decide, alegremente, (por ejemplo España) ceder su soberanía monetaria, el inversor ya no teme solamente el riesgo de pérdida de capital; teme que en ese mercado, un día, no haya dinero, porque huya del país, sin que el principal "fabricante" lo reponga: entonces desaparece bruscamente la demanda de deuda. Pues el dinero no lo emite el estado endeudado, sino otra entidad, el BCE, que le importa una higa si hay dinero o no para vender deuda española. O que incluso, puede, en nombre de una teoría perfectamente ortodoxa, dejar de emitir para no alimentar la inflación.
El riesgo de liquidez es mucho más brusco en los ajustes que provoca. Como sabemos, cuando falta liquidez, no hay gradual caída de precios, hay desplome. En el caso del Reino Unido, hay una variación de precio (que puede llegar a la hiperinflación) gradual, en el caso de España hay una suspensión brusca de pagos porque la demanda de deuda un día desaparece.
Entonces, como dice Grauwe/Wolf, el país que se somete a una unión monetaria es un país bajo un sistema como el Patrón oro (Ese de nuestros amiguitos freakies), que no permite reponer la liquidez si un día desaparece. Es un país forzado a suspender pagos y/o quebrar (O bien a someterse a una disciplina fiscal exterior).
Ergo: un proceso más o menos prolongado de ajuste de precios, se convierte en un colapso de el mercado monetario y, por ende, de todo el sistema bancario, que vive de eso. Por eso ahora hay una crisis bancaria irresoluble, que se retroalimenta con la de deuda nacional. Y por eso los rescates de Irlanda y Grecia no han servido de nada.
Ahora preguntarán: ¿por qué tan sesudos caballeros que inventaron el tinglado cometieron tal falta de ligereza? Obviamente, por razones políticas que han sido inferidas aquí y allá, y gracias a la inestimable colaboración de seudo economistas a la violeta que con sus modelos avalaron el tinglado diciendo (y siguen como el mismo Grauwe) que el euro es la biblia en verso de bueno.
Y así es como hemos convertido un país medianamente sano en un país emergente.

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