El Dr. Ghaemi, psiquiatra, dice que los grandes líderes de los tiempos difíciles son personas más
depresivas y menos estables que el común de los mortales. En tiempos de prosperidad y optimismo, los líderes que convienen son los estables y optimistas que dejan que las cosas marchen por sí solas. En tiempos de crisis y aflicción, los "otros" son los que ven mejor lo que hay que hacer: Ejemplo, Lincoln, Ghandi, Churchill, Martin Luther King.
apaciguadoras habían fracasado. Sólo el pozo de deshonor en el que habían caído todos permitió ver a las personas "dignas y honorables" que aquel viejo cascarrabias insoportable tenía razón. Es posible que si le hubieran dado el mando unos años antes, él hubiera contenido a Hitler y la segunda guerra mundial no se hubiera desatado -o hubiera sido muy distinta. Pero sólo a los 65 cumplidos le llegó "su momento", a la desesperada, cuando todo estaba perdido. Entonces comentó que sólo había vivido para eso.
Desde luego no fue un ejemplo de continencia: era un dispésico, fumador de puros empedernido, pero con una salud que le permitió recorrer, si no recuerdo mal, 400 mil km volando por el mundo durante una guerra que jamás deseó.
Todo esto está muy bien, pero pregunto: y ¿Zapatero, dónde encaja en todo esto?
Por eso nunca sabemos quienes van a ser...
depresivas y menos estables que el común de los mortales. En tiempos de prosperidad y optimismo, los líderes que convienen son los estables y optimistas que dejan que las cosas marchen por sí solas. En tiempos de crisis y aflicción, los "otros" son los que ven mejor lo que hay que hacer: Ejemplo, Lincoln, Ghandi, Churchill, Martin Luther King.
Sí Churchill, era insoportable para los demás, un auténtico toca-pelotas, pero fue el único en ver lo que iba a significar la llegada de Hitler al poder. Lincoln era depresivo, con tendencias suicidas, al igual que Winston Churchill que evitaba los andenes de metro y los puentes.
Consider Neville Chamberlain. Before the Second World War, he was a highly respected businessman from Birmingham, a popular mayor and an esteemed chancellor of the exchequer. He was charming, sober, smart—sane.
Winston Churchill, by contrast, rose to prominence during the Boer War and the first World War. Temperamental, cranky, talkative, bombastic—he bothered many people. During the "wilderness" years of the 1930s, while the suave Chamberlain got all the plaudits, Churchill's own party rejected him.
Abraham Lincoln famously had many depressive episodes, once even needing a suicide watch, and was treated for melancholy by physicians. Mental illness has touched even saintly icons like Mahatma Gandhi and Martin Luther King Jr., both of whom made suicide attempts in adolescence and had at least three severe depressive episodes in adulthood.Pero en los momentos críticos, se transformaron en los mejores líderes que podía haber en esos momentos.
Churchill llegó a obtener la confianza del Rey para formar gobierno cuando todas las alternativas
When the Civil War came, Lincoln showed himself to be flexible and pragmatic as a strategist, willing to admit error and to change generals as the situation demanded. He was not the stereotypical decisive executive, picking a course of action and sticking with it. He adapted to a changing reality and, in the end, prevailed.As for Churchill, during his severely depressed years in the political wilderness, he saw the Nazi menace long before others did. His exhortations to increase military spending were rejected by Prime Minister Baldwin and his second-in-command, Chamberlain. When Chamberlain returned from signing the Munich agreement with Hitler in 1938, only Churchill and a small coterie refused to stand and cheer in parliament, eliciting boos and hisses from other honorable members...The depressive leader saw the events of his day with a clarity and realism lacking in saner, more stable men.
apaciguadoras habían fracasado. Sólo el pozo de deshonor en el que habían caído todos permitió ver a las personas "dignas y honorables" que aquel viejo cascarrabias insoportable tenía razón. Es posible que si le hubieran dado el mando unos años antes, él hubiera contenido a Hitler y la segunda guerra mundial no se hubiera desatado -o hubiera sido muy distinta. Pero sólo a los 65 cumplidos le llegó "su momento", a la desesperada, cuando todo estaba perdido. Entonces comentó que sólo había vivido para eso.
Desde luego no fue un ejemplo de continencia: era un dispésico, fumador de puros empedernido, pero con una salud que le permitió recorrer, si no recuerdo mal, 400 mil km volando por el mundo durante una guerra que jamás deseó.
Todo esto está muy bien, pero pregunto: y ¿Zapatero, dónde encaja en todo esto?
Por eso nunca sabemos quienes van a ser...
Dr. Ghaemi is a professor of psychiatry at Tufts University School of Medicine and director of the Mood Disorders Program at Tufts Medical Center. This essay is adapted from his new book, "A First-Rate Madness: Uncovering the Links Between Leadership and Mental Illness.
No hay comentarios:
Publicar un comentario