Keynes consideraba el ahorro "extemporáneo" como el freno al crecimiento cuando la economía estaba en Depresión. Los clásicos (incluyendo aquí desde los Austéricos hasta los monetaristas) negaban que el ahorro tuviera ese efecto. Consideran el ahorro una oferta que se equilibra a la demanda de inversión. Cuanto mayor el ahorro, menor el tipo de interés "natural". Dado que la curva de inversión en relación al tipo de interés es negativa, cuanto más ahorro, menor tipo de interés, más inversión. El exceso e ahorro bajaba wl tipo de interés y eso aumentaba la inversión.
Todo intento de forzar a la baja el tipo de interés artificialmente, por debajo del "natural", produce exceso de crédito, exceso de inversión (burbuja) y crisis. Desde Wicksell a Hayek, y seguidores, ese ha sido el esquema de la ortodoxia haya que llegó Lord Keynes. Y Luego Friedman. Aqui me permito hacer una síntesis de ambos, renunciando a parte de sus teorías.
Cuando la economía recibía un choque negativo, el tipo de interés de mercado bajaba por sí sólo, equilibrando de nuevo el ahorro y la inversión. El tipo de interés era la única variable relevante entre el ahorro y la inversión. La fluidez del mercado de capital ajustaba las cantidades y precios. Ídem en el mercado de trabajo: el salario bajaba hasta que la demanda de trabajo igualaba al trabajo ofrecido por los trabajadores. Si alguien estaba en paro, era por su decisión de no aceptar un salario menor que el anterior. No había paro involuntario. El la economía "panglosiana" (por el personaje de Voltaire, Pangloss) en la que rodo sucede de la mejor manera posible.
Keynes observó que había dos tipos de capitalistas: los que ahorraban y prestaban ese ahorro, y los empresarios, que decidían cuánta inversión en inmovilizado iban a hacer en función de las rentas esperada en la vida de esa inversión. Esa inversión podía tener una vida productiva de décadas. Una vez hecha, era difícil de liquidar en caso de error.
El ahorrador, por el contrario, tiene una elección fluida entre rentabilidad y riesgo de capital. Más si hay una intermediación como la banca, que es la que convierte pasivos líquidos en inversiones a largo plazo. La mayoría del ahorro está en forma muy líquida, pues la mayoría de la gente lo quiere asi. Los bancos son los que reconvierten el ahorro líquido en financiación arriesgada al inversor.
No hay nada que indique, todo lo contrario, esa fluidez de comunicación entre el ahorro y la inversión. En el ahorro el tipo de interés es determinante; en la inversión, el tipo de interés no es más que el coste de mantener un colchón de liquidez que todo empresario requiere, precisamente por que su inmovilizado no es nada liquido. La inversión depende del flujo de rentas esperadas en el futuro, sobra las cuales pesa una incertidumbre nunca desvelada del todo. Y esas rentas están incrustadas en las ventas esperadas. Por ende, para la empresa productora, lo que decide su inversión (y su nivel de empleo) no es el tipo de interés, sino una nebulosa de rentas esperada sujeta a una subjetividad ineludible. El empresario esta enfrentándose a un dilema entre inmovilizado y liquidez, que necesita por motivos de seguridad.
Por ello, Keynes pensaba que la inversión (fundamental en una economía capitalista para crear empleo) dependía del nivel de renta, o PIB, no del precio de financiación. Hay una brecha a veces insalvable entre el ahorrador y el inversor.
El ahorro podía suponer una contracción de la renta. ¿Cómo? Si el ahorro se materializa en liquidez, el tiempos de desconfianza puede aumentar el ahorro por el aumento de la demanda de liquidez por encima de lo normal. Esa demanda de liquidez se corre velozmente a todo el sistema financiero, haciendo caer los activos . Si el Banco Central no compensa esa desaparición de la liquidez, la desconfianza aumenta, la gente retira el dinero de lo bancos, los bancos quiebran... Es lo que pasó en el 29. Y lo que está pasando ahora en Europa.
En tiempos de crisis, la disparidad entre ahorro e inversión aumenta. El ahorrador busca liquidez Pero el empresario también. Los bancos nunca tienen suficiente para cubrir esa demanda si el banco central no hace una oferta extraordinaria. No hay forma de hacer coincidir el ahorro con la inversión de pleno empleo.
En España, el ahorro personal ha aumentado muy por encima de la media, pero eso no se ha convertido en más producción y empleo, al revés. El aumento de la oferta (de ahorro) no ha hecho aumentar la demanda (de inversión). Algo no funciona en el modelo clásico, al memos en toda circunstancia.
Luego en situaciones extremas, el modelo clásico de ajuste via mercados no funciona. Ni la bajada de salarios ni un Tipo de interés reducido repone el nivel normal de actividad. Más, si se padece una crisis de endeudamiento por excesos anteriores. Pero los excesos anteriores no deben llevar a pedir una liquidación de toda la economía, por muy erróneos que hayan sido. Debe castigarse a las personas, no a la sociedad. Para eso están los tribunales.
Hay otros aspectos de la teoría del ahorro de Keynes, a largo plazo, que no me convencen. Como estamos en uno de esos momentos en que su teoría puede se provechosa, no entro en más detalles.
En otro momento hablaré de las diferencias entre Keynes y Friedman, que yo creo que no se han resuelto.
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