Estos dos gachós con pinta de "homeless" de New York han ganado el premio Nobel de economía.
Siento no peder explicarles la razón, porque no he entendido los dos o tres artículos dedicados a loar su trabajo. Es curiosos esto de que, cuando dos perfectos desconocidos ganan el Nobel, aparecen tropecientos jetas que los conocen de toda la vida y están versados en lo que hacen.
No los conocía ni entiendo, ya digo, las explicaciones que he pillado por ahí.
Para mí que los han cazado a lazo en la calles de la Gran Manzana cuando estaban haciendo experimentos de campo de su algoritmo. ¿Qué es eso? Nunca he sabido lo que es un algoritmo, y eso que vengo oyendo esa palabreja desde que estudié. Lo único que sé es que nunca un problema económico/social se ha solucionado con un bicho de esos. Debe ser que para que solucione algo deben ser aceptados por unanimidad sus dictámenes, cosa que nunca ha sucedido. Aun así los tipos parecen muy satisfechos de haber sido rescatados de las calles justo a tiempo. Yo me alegro por ellos, pues tienen pinta de que lo necesitaban. Yo es que me alegro mucho cuando la fortuna llama a la puerta de los necesitados, casi tanto como si llamara a la mía.
Siento no peder explicarles la razón, porque no he entendido los dos o tres artículos dedicados a loar su trabajo. Es curiosos esto de que, cuando dos perfectos desconocidos ganan el Nobel, aparecen tropecientos jetas que los conocen de toda la vida y están versados en lo que hacen.
No los conocía ni entiendo, ya digo, las explicaciones que he pillado por ahí.
Para mí que los han cazado a lazo en la calles de la Gran Manzana cuando estaban haciendo experimentos de campo de su algoritmo. ¿Qué es eso? Nunca he sabido lo que es un algoritmo, y eso que vengo oyendo esa palabreja desde que estudié. Lo único que sé es que nunca un problema económico/social se ha solucionado con un bicho de esos. Debe ser que para que solucione algo deben ser aceptados por unanimidad sus dictámenes, cosa que nunca ha sucedido. Aun así los tipos parecen muy satisfechos de haber sido rescatados de las calles justo a tiempo. Yo me alegro por ellos, pues tienen pinta de que lo necesitaban. Yo es que me alegro mucho cuando la fortuna llama a la puerta de los necesitados, casi tanto como si llamara a la mía.
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