"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 8 de octubre de 2012

Recomendable

En el Mundo de ayer, un articulo redondo de Bernaldo de Quirós, "Un presupuesto a rescatar", del que entresaco:

El texto presupuestario se sustenta en un cuadro macro poco realista. El ministro de Hacienda ha dicho que el objetivo de crecimiento (-0,5% en 2013) es eso, un objetivo. La pregunta es si las líneas de acción contenidas en los Presupuestos permiten alcanzarlo. La respuesta es negativa o, al menos, escéptica. No existe en la historia económica de la OCDE una combinación de recortes de ingresos y aumentos de impuestos como la del Presupuesto para 2013 que haya tenido éxito. Cuando la consolidación presupuestaria reposa en un aumento de los impuestos superior al 30% del paquete de ajuste fiscal total, el desequilibrio del sector público no disminuye sino que aumenta, sobre todo en un escenario de recesión, por sus efectos depresivos adicionales sobre la inversión y el consumo privado como han demostrado en un reciente trabajo, The Output Effect of Fiscal Consolidations, Alesina, Favero y Giavazzi [...]
[...] El problema presupuestario español radica en el tamaño del Estado. Sus funciones no son financiables salvo que la economía mantenga durante tiempo indefinido una tasa de crecimiento como la registrada durante el ciclo expansivo 1996-2007. Sin embargo, la crítica situación actual es una ocasión histórica para que un partido de centro-derecha con una mayoría parlamentaria y territorial abrumadora adelgace un sector público costoso e ineficiente.
Pocas veces las necesidades económico-financieras de un país y el ideario del partido gobernante se alían para hacer factible un proyecto de modernización del Estado y de la economía. Esta oportunidad irrepetible corre riesgo de malograrse porque las políticas liberalizadoras y de reforma estructural emprendidas por el Gabinete no se han acompañado de una estrategia fiscal consistente. Ésta se ha convertido en el Talón de Aquiles del programa económico del Ejecutivo.
En este marco, los Presupuestos Generales del Estado para 2013 han desperdiciado la ventana abierta por la decisión del BCE de comprar deuda y la consiguiente caída de la prima de riesgo. No se ha elaborado una estrategia fiscal y presupuestaria capaz de restaurar la confianza de los mercados. Si la petición de rescate era casi ineludible antes de este Presupuesto, después de él se ha vuelto inevitable. Guste o no, sea justo o no, la intervención de la economía española será o sería interpretada como una certificación del fracaso de la política gubernamental. Desde una visión cínico-irónica habrá quien piense que ese es el único camino para hacer lo que el Gobierno no sabe, no quiere o no se atreve a hacer. Ahora bien, la petición de rescate supone una cesión de soberanía, el sometimiento a un diktat exterior ejercido por agentes sin legitimidad democrática y, en un país, España, con un Gobierno con una amplia mayoría. Esto tiene implicaciones inquietantes no sólo desde una perspectiva económica, sino política e institucional.
Quien escribe estas líneas ha sido y es muy receloso sobre la capacidad de las intervenciones para restaurar la solvencia de las finanzas públicas y sentar las bases del crecimiento. En este sentido, la experiencia portuguesa es lamentable. El rescate ha hundido a Lisboa en una espiral depresiva sin horizonte de salida. Si éste es el resultado de una hipotética intervención/rescate de España, el panorama económico, social e institucional de la Vieja Piel de Toro puede tornarse explosiva. En éste caso, la política fiscal habrá desempeñado un papel decisivo en ese lamentable desarrollo.


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