"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 7 de abril de 2013

Portugal. Los anacletos

De nuevo un país "soberano" a los pies de los caballos. Esta vez no es el Parlamento, como en Chipre, que dice NO a los recortes fiscales: es el Tribunal Constitucional portugués que le dice al Parlamento que NO a ese presupuesto recién aprobado bajo la mirada severa de la UE.

Esto no es Casual. Es un cadena de indignación que va en aumento. Desgraciadamente, esta indignación la están capitalizando grupos al margen de la ley. De uno de estos grupos saldrá el horroroso futuro que nos espera.

El guión está escrito y lleva cinco años desarrollándose ante nuestras narices, sin que nadie sensato sea capaz de pararlo. ¿Creerá mucha gente todavía que es que Portugal es distinto, un país más pobre, por lo tanto nada comparable a nosotros? Sí, supongo que los tontos abundan. En realidad son mayoría, y son los que controlan la Opinión Pública.

Portugal es un ejemplo más de que el modelo de rescate de los mandamases del euro no funciona. Peor, disfunciona: crea más problemas que los que pretende arreglar. Pese a la literatura editada desde hace al menos dos años, el modelo sigue siendo: recortes fiscales. Ya sabemos que estos recortes, en el contexto monetario restrictivo, llevan a mayor contracción del PIB y más paro. Bueno, pues a pesar de ello, siguen aplicando la misma medicina.

Chipre lo han dejado a los pies de una depresión profunda. Con un plan de recortes draconianos, y la banca el en hospital, es imposible que su economía no se hunda para varios años. Portugal ha tenido que revisar sus previsiones para este año, con una caída del PIB del 2,3%. Es decir, menos recursos para devolver esa deuda que no hace más que aumentar respecto a los recursos.

La Zona Euro no existe como tal. Es un castillo de naipes en el que cada carta se cree, estúpida ella, que a por ella no vendrán. No se dan cuenta que cada aparta depende de las demás, y que su precariedad a aumenta simplemente con la de las otras. O es que Grecia no influyó en Chipre? O es que Italia está igual después de Chipre? O es que España esta mejor desde que las cosas se han vuelto a envenenar?

Esto no es un juego benevolente en el que te hacen el favor de rescatarte cuando necesitas dinero. Es un juego en el que los países fuertes quieren cobrar sus créditos de los países débiles en euros y en au totalidad. Pero como sus electores están cada vez más en contra de dar dinero a los pobres, a los que consideran golfos juerguistas, las condiciones de ayuda son cada vez más duras. Tan duras que provocan movimientos sísmicos en otros países. Como los ha provocado el secuestro de los depósitos en Chipre.

En ese juego de ineludible contracción y necesidades financieras, la tensión entre los electores del sur y los del norte se tensa. No directamente, de momento, sino a través de sus políticos elegidos. De momento, esos líderes elegidos se entienden entre ellos, pero cada vez peor. Las tensiones afloradas en Chipre demuestran que el espíritu de unión en torno al euro se desgasta. Como dice Münchau, llegará un momento en que sea más fácil y racional para un país salirse del euro, con el apoyo de sus constituyentes, que dejarse machacar. Eso, claro, si antes no salta en pedazos en esos países el entramado estatal. En España, las encuestas dicen que el bipartidismo ha muerto. Lo que faltaba en el socavamiento espectacular de todo, de la Corona hasta el Último desahuciado. Imposible adivinar qué puede salir de tal batiburrillo.

Por cierto, no duden ni un segundo de la relación estrecha entre el malestar económico y el malestar político. Esta en los genes el hombre buscar un culpable, el que sea, el que le pongan delante. La tensión social aviva este genio, como se demostró en el mundo occidental en los 1930. Es el caldo de cultivo de desdén y luego el odio a las instituciones civilizadas, que estallan.

Esto en cuanto a conflictos internos. Pero los externos, con el resto de Europa, pueden ser de órdago. La única salida es no devolver la deuda en estas condiciones. Eso se logra mediante: a) una quita negociada o una reestructuración en mejores condiciones b) subidas constantes de impuestos o un Leva extraordinaria de capital. c) unas condiciones monetarias que permitan un crecimiento mayor del PIB y de los precios.

Luego habría que negociar una salida del euro, que ha sido un fracaso y la causa de todo.

La b) es lo que con uno u otro nombre se ha intentado hasta ahora. Ha destrozado a Europa dejando un rastro de amargura. Las otras dos parecen las únicas capaces de restablecer la normalidad. Pero no se ve voluntad política, ni visión de altura, para siquiera proponerlo. Prefieren seguir tirando de la cuerda que nos une, hasta que se rompa descontroladamente.

No es el momento de discutir con exquisita neutralidad quién tiene razón, cuanto se les carga a los pensionistas, o funcionarios, si se sube el IVA un 5% más, sino de parar como sea la marea de descontento incontenible que se nos viene encima. La marea se para parando la deuda, pero no como piensan los anacletos que opinan de economía sin tener ni pajolera (vean las columnas de Carlos Cuesta y B de Quirós de hoy). Hay que hacer un gran negociación de deuda Europea, si es que alguien cree todavía en el proyecto.



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