"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 6 de agosto de 2013

Las banderas que nos separan

Salvador Sostres es un escritor peculiar. Escribe con sangre, con la emoción dictandole lo que debe escribir con esa pluma roja que tiene. Casi nunca estoy de acuerdo con él, pero siempre le leo. Ayer iba de lo héroe que fue porque aguantó el dolor de una conjuntivitis sangrante para que su hija fuera feliz en Porta Ventura (en española, Puerta a la Aventura, supongo).

Su artículo de hoy es especialmente emotivo para mí, ante el siniestro antiamericanosmo absurdo que invade hasta la última chabola de este país absurdo. La "sentadilla" que hizo Zapatero ante la bandera americana me sublevó en lo más profundo, porque eso no lo hace ni con la bandera de la URSS, por ejemplo. Este país está, más que dividido, fragmentado por banderas. Las banderas a las que se puede acojer uno son múltiples y varias. Tenemos a la bandera republicana, que no hay día que no se vea flamear en la calle. Luego tenemo las dos banderas catalanas, la oficial y la"estelada". Lo mismo pasa en cualquier rincón de España, que tiene una bandera, pero además tienen otra que está prohibida. ¿Será por banderas? Debe ser que España es multicultural, tiene una riqueza cultural variotonta que nos envidian todos.

No sé por qué soy pro americano. Bueno, alguna pista tengo, pero no es cosa de contarla aquí. Será por lo que dice Sostres:

Los Estados Unidos han cerrado 22 de sus embajadas y consulados en varios países del mundo árabe por una amenaza «significativa» de ataque terrorista, descubierta gracias a la interceptación de comunicaciones entre miembros de alto rango de Al Qaeda.

Nuestra libertad y nuestro modo de vida occidental está construido sobre la base de sangre americana. También sobre la base de la idea que les ilumina y nos ilumina, de su dinero, de su tecnología y de su armamento nuclear. Pero sobre todo de su sangre, de su sangre joven, generosa y vital, porque después de tantas lecciones y de tanta arrogancia, de tanto narcisismo y tantas exigencias, siempre que España y Europa ha estado en peligro, siempre que nuestra libertad ha estado amenazada, han sido los Estados Unidos los que con su mejor sangre nos han salvado.

En España les hemos llamado cínicos, imperialistas y hasta casi fascistas por reconocer la dictadura de Franco, sin darnos cuenta de que a pesar de ser un dictador, Franco no era ni de largo lo peor que en aquellos momentos nos podía haber pasado. Les hemos acusado de actuar sólo por interés en la Segunda Guerra Mundial, para poder enriquecerse a continuación con el Plan Marshall. Cuando el peor terrorismo les ha golpeado les hemos dicho que era porque lo merecían, e incluso que se habían atentado ellos mismos para tener una excusa para ir a por el petróleo de Irak.

Desde Europa en general, pero especialmente desde España, les hemos atribuido las peores atrocidades pero nunca les hemos dado las gracias. Nunca les hemos agradecido la libertad, ni su mejor sangre, ni que en nuestro nombre se hayan enfrentado al mal para derrotarlo y salvarnos la vida y nuestro modo de vida alegre, próspero y libre.

No hay en España ningún «día de los Estados Unidos», con la cantidad de estúpidos «días de» que tenemos. No hay ninguna plaza dedicada al desembarco de Normandía, ni al General Patton, ni al general Schwarzkopf, ni a los captores de Bin Laden o Sadam. Ninguna plaza dedicada a los presidentes Truman o Reagan, ¡con todo lo que les debemos!

Si hoy 22 de sus embajadas han tenido que cerrar es porque una vez más los Estados Unidos se han enfrentado al terror más salvaje y tratan de defendernos de su zarpa. No he escuchado desde España ningún mensaje de solidaridad, ni de afecto, ni de la menor ternura. Seguro que muchos piensan que ya les está bien cualquier cosa que les pueda suceder. Rajoy y Margallo juegan a hacernos puchinelis con Gibraltar tal como hace algunos años Zapatero se quedó sentado en un desfile al paso de la bandera americana.

Cualquier cosa menos que un español levante su voz para dar gracias a los Estados Unidos por la idea que les define y les proyecta, y que ilumina al mundo. Burlas sobre su sistema sanitario, aspavientos por ese mito de sus «bolsas de pobreza» pero ni una sola gratitud a ningún héroe americano por cada gota de su sangre derramada, por su juventud sacrificada, por su emocionante generosidad.

No mejoraremos hasta que no aprendamos a distinguir entre bien y mal, hasta que no aprendamos a ser generosos y agradecidos. El antiamericanismo define nuestra inferioridad intelectual, nuestra invertebración moral. Y la libertad es, sobre todo, una superioridad.

Se olvida de que yo tenía un amigo que me sacaba me mis casillas porque les acusaba de haber provocado el ataque a Pearl Harbour para poder entrar en la II Guerra Mundial. Por supuesto, floraron el Maine para poder declararle la guerra a España.

Me quedo con la última frase de Sostres: "Y la libertad es, sobre todo, una superioridad [moral]". Si, eso si que es verdad,a demás de profundamente cristiano, quiero decir, de origen cristiano: la libertad, el libre árbitrio, es la base de la moral. Si no fuéramos libros, ¿como íbamos a ser jueces morales de nosotros mismos?

Esa es la aportación grandiosa de la cultura americana a Occidente. Pero cuando el 11-M, se convocó un momento de silencio por los muertos a las 12h en toda España. No siquiera bajo el entonces gobernador, Jaime Caruana. No debía entra en su estrategia de alcanzar.pr supuesto, éramos cuatro gatos ahí, viendo como,la mayoría pasaba olímpicamente. Caruana hiló muy fácil donde estaba la mayoría. En la cobardía.

Cuando veo ondear la bandera americana como una más en las calles españolas-claro, sin que revienten a hostias al que se atreva-, estaría más contentó con las demás.

En la imagen, el portaaviones americano rinde honores a una fragata española por su apoyo en la Guerra del Golfo. No se aprecia bien, pero los marinos están formados con los colores de la bandera española.

 

 

 

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