Desde otro fanatismo, pero una Fatwa. ¿Alguna manifestación del gobierno de que no permitirá tal aberración? Que yo sepa no. Al fin y al cabo, en España se decide todo "Ad hominem": es Federico, "algo habrá hecho".
En todo caso, nadie ha levantado la voz, y menos Rajoy (que está igualando rápidamente a Zapatero en vileza), ante este hecho indescriptible de atentado contra la libertad. Han empezado con la libertad de expresión. Llegarán a tocar la libertad de pensamiento.
Hasta hace poco, lo que pasaba en Catalonia se consideraba estrictamente catalán, es decir, que atañía a los españoles que allí vivían. Pero desde hace poco, parece como que pretenden que sea delito pensar y decir algo contra ese delirio en el que están inmersos. Yo me dejaba engañar: estaba bajo la falsa intuición, que todos compartimos, que si se separaban al fin de España, a nosotros no nos afectaría. Que sería un alivio: al fin esos locos ¡lejos de nosotros! El CAC ha demostrado que eso es falso. Es falso porque tendremos que ir a liberar a los que no son catalanistas, que serían perseguidos sin límites.
Hay como una cierta sensación de frontera -hasta ahora virtual- que se va concretando y haciendo cada vez más visible. Es curioso, pero el CAC ha permitido sentir una sensación de alivio: "uf, menos mal que no vivo allí".
Entonces, ¿aquello es España? Bueno, pues puede que lo sea legalmente, pero desde luego todos los demás hemos pensado pasar por allí lo menos podible. Yo hace 30 años decididí no acercarme más al País Vasco. Para mí se ha convertido en una zona sin ley por la que se ha de pasar para llegar a la frontera. Un sitio de paso. Hace como 20 años estuve en Barcelona y Gerona, y la verdad que es que me sentí incómodo. Desde entonces las cosas se han envenenado muchísimos más, gracias a los gobierno es españoles que hemos votado.
Porque aquí no es una historia de victoria de unos, sino de derrota auto infligida de los otros. Hemos sido derrotados por nosotros mismos. Hemos mirado para otro lado: no hemos sabido ver las consecuencias la la debilidad. Las consecuencias es que ya no hay seguridad jurídica que nos una.
Si tiene razón de ser una nación, mínima razón de ser, es que sus ciudadanos se sientan a gusto y como en su casa; saber, como decía Churchill, que si suena el timbre de madrugada, es el lechero. La libertad negativa, como decía Isaias Berlin, que es la base de la libertad. Bueno, pues eso se va perdiendo, se está perdiendo. Se está perdiendo porque el gobierno no cumple su papel esencial de garantizar la seguridad. A este maldito gobierno le da igual la protección de nuestra libertad. Dos y dos son cuatro: para gozar de esa libertad todos hemos de sentir un cierto patriotismo. La transición lo ha laminado por deferencia a la izquierda.
Bertol Bretch: Han amenazado a Federico, y diremos: uf, no venían a por mí. Otro día vendrán a por nuestro vecino, y diremos, ufff, no ha venido a por mí... Pero un día nosotros mismos iremos a la policía a entregarnos, para acabar con la incertidumbre. Eso les pasaba a los rusos -como cuenta Aleksandr Solzhenitsyn en "Archipielago Gulag"-: que iban ellos solitos a la checa antes de que fueran a buscarlos a casa: no aguantaban el miedo, querían acabar con el miedo metiéndose en la boca del lobo.
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