"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 31 de enero de 2014

Diálogos didácticos. Crítica de Lucas

La lectura que recomendé esta mañana de Arnold Kling, la re recomiendo encarecidamente. Es la mejor historia de las ideas que he leído; sobre todo porque es la experiencia personal vivida por el autor en su carrera, desde que era estudiante. Por eso está contada en presente de indicativo.

Quizás para un no economista tiene demasiados obstáculos -aunque no por lo abtruso de la expresión, desde luego. Para un economista, por mucho que sepa, creo nunca encontrará esta experiencia contada por un testigo directo tan preparado y tan ameno en su narrativa. Sobre todo un economista español como yo, que vivió esa batalla de las ideas y su evolución desde muy lejos. Cuando me examiné para entrar en el Banco de España, estaba de moda (moda monopolista) las Expectativas Racionales, y allá que te fui al examen con un atracón, una sobredosis del nuevo paradigma mundial, que transformaría la economía del mundo desde entonces hasta la crisis, para bien y para mal. En pocos años toda los países se convirtieron a la nueva religión, porque parecía funcionar mejor que el abandonado keynesianismo. Ciertamente gran parte del aparataje keynesiano había fracaso, como su hipótesis tonta de que la inflación NO era una cuestión monetaria. Los intentos de controlarla mediante precios y salarios administrados, fue un fracaso ridículo que, me temo, tenía poca relación con Keynes.

Mientras los keynesianos eran derrotados y desaparecían del favor de poder, los monetaristas (Friedman) y luego los racionalistas (Lucas) se hicieron con la ocupación de los aledaños del poder y, por ende, de los medios, igual que los keynesianos treinta años antes. Si quieres que te hagan caso, debes estar en los grupos punteros que pesan en la opinión y llamando a las puertas decisivas. Estos cambios de época suceden como oleadas crecientes que duran décadas. Hasta que los epítomes no saben ajustara la ideas de sus maestros a la era lidiad cambiante, y sus dictámenes no tienen capacidad para influir en la realidad. Algo así pasa con los austéricos y la distancia abismal que hay entre Hayek & Mises, y sus pálidos imitadores de hoy -que, además, se han aislado de todo y no conocen ni por el forro el tronco central de la economía. Lo cual es lógico, pues no conocen bien ni a sus maestros que dicen representar. Por eso sólo sirven píldoras concentradas de consignas sin pies ni cabeza).

Les dejo con la breve narración de la llegada de la "Crítica de Lucas", eje fundamental que partió a la economía en dos, el pasado viejo y fracasado, el mañana triunfante... Hasta la crisis de 2008.

The Lucas Critique

In the early 1970s, Robert E. Lucas applies “rational expectations” to the expectations-augmented Phillips Curve, and he shows that this has two important implications. One implication is that even inthe short run, policy makers could not hit an employment target. That is because the labor market willhave anticipated policy actions and taken steps to neutralize them. In particular, to the extent thatworkers know that the Fed is trying to engineer inflation, workers will demand higher wage increasesin order to avoid declines in real wages. With real wages unchanged, employment will be unchanged,also.
A second implication is that macreconometric models were bound to break down if policy makers triedto use them to hit an employment target. The adaptive-expectations models presume that workersform expectations in a stable way, regardless of how poorly they do at keeping wages aligned with thecost of living. However, with rational expectations, workers will change the way that they formexpectations if they find that their past methods have resulted in errors. As workers change the waythat they form expectations, the macreconometrician will find that their existing wage equation, thatembodies the old expectations-formation formula, goes off track.
The Friedman (or Friedman-Phelps) natural rate hypothesis and the Lucas critique have arrived at atime when Keynesian economics and macroeconometric models are extremely vulnerable. The modelsfailed to predict the combination of high inflation and high unemployment that has plagued theeconomy from 1970-1976. A number of Keynesian-inspired policies, including wage-price controls,the 1975 income tax rebate, and of course the “WIN” button, have been ineffective.

Academic economists are attracted by the mathematical elegance of Lucas' work. Moreover,economists who employ adaptive expectations have to suffer from cognitive dissonance with whatotherwise is their view that households and firms try to optimize.

The term “microfoundations,” coined by Edmund Phelps, becomes the buzzword in academicmacroeconomics (it is ignored by the press and by policy makers). It refers to the attempt to bridge thegap between classical economics and macroeconomics. Classical economics relies on the laws ofsupply and demand, regulated by the price system. Macroeconomics, as developed by Keynes andHicks, ignores prices, implicitly leaving them fixed. The Phillips Curve seems tacked on as an after-thought. The Lucas critique is taken as a warning that macreconometric models that lackmicrofoundations will break down. The Keynesian macreconometric models have broken down, soeconomists take the Lucas critique to heart.

No hay comentarios: