Moral hazard (riesgo moral, en español) es una expresión relativamente reciente, si no me equivoco. Quiere decir el sesgo o inclinación que se introduce en una economía de mercado cuando se crean expectativas de que alguien será rescatado si se equivoca en el riesgo asumido, por lo que valora a la baja dicho riesgo, sabiendo que el estado u otra entidad le rescatará.
Esto es en sentido estrecho, claro. También podría tratarse de la convicción del funcionario que tiene un puesto fijo: eso le inclina a ser menos cumplidor en su trabajo pues, haga lo que haga, no será despedido.
Crear Riesgo Moral es desvirtuar la valoración de mercado, que se supone que es el que lo hace bien, a menos mal, que el estado intervencionista.
Como ven, el riesgo moral es un concepto que parte de la base de que el mercado no se equivoca. Por lo tanto, haga lo que haga cualquier mercado, por ejemplo, el financiero, es acertado. Aún en el caso de la acumulación de riesgos ocultos como los que llevan a una crisis, se crearía riesgo moral si el estado hace política monetaria o fiscal compensatoria. Debe ser el mercado el que con su presciencia recomponga las señales y los incentivos adecuados; si no, se está creando la errónea convicción de que la próxima vez los malos gestores del riesgo no serán penalizados, lo que incentiva las malas decisiones.
Por lo tanto, otra base del concepto es que no hay diferencia entre riesgo individual y riesgo sistémico. Si el mercado es libre, su valoración es la acertada, y si alguien se equivoca, debe perder el caudal invertido, sea una empresa, o una casa. Si muchos sujetos son presa del pánico y se produce un corrimiento hacia la posesión de dinero, y los mercados se vacían, y cae la producción y el empleo, todo se corregirá si los precios son flexibles y encuentran su nuevo punto de equilibrio. Sea eso en el mercado de bienes, de servicios, de bienes de inversión, o de trabajo. El mercado debe ser el único que coordine todos esos vectores de millones de precios. Incluso algunos están en contra de la ayuda a los parados mientras encuentran un empleo, porque les quita estímulos para readaptarse a la nueva función de producción saldrá del ajuste y buscar un nuevo empleo.
Crear Riesgo Moral es desvirtuar la valoración de mercado, que se supone que es el que lo hace bien, a menos mal, que el estado intervencionista.
Como ven, el riesgo moral es un concepto que parte de la base de que el mercado no se equivoca. Por lo tanto, haga lo que haga cualquier mercado, por ejemplo, el financiero, es acertado. Aún en el caso de la acumulación de riesgos ocultos como los que llevan a una crisis, se crearía riesgo moral si el estado hace política monetaria o fiscal compensatoria. Debe ser el mercado el que con su presciencia recomponga las señales y los incentivos adecuados; si no, se está creando la errónea convicción de que la próxima vez los malos gestores del riesgo no serán penalizados, lo que incentiva las malas decisiones.
Por lo tanto, otra base del concepto es que no hay diferencia entre riesgo individual y riesgo sistémico. Si el mercado es libre, su valoración es la acertada, y si alguien se equivoca, debe perder el caudal invertido, sea una empresa, o una casa. Si muchos sujetos son presa del pánico y se produce un corrimiento hacia la posesión de dinero, y los mercados se vacían, y cae la producción y el empleo, todo se corregirá si los precios son flexibles y encuentran su nuevo punto de equilibrio. Sea eso en el mercado de bienes, de servicios, de bienes de inversión, o de trabajo. El mercado debe ser el único que coordine todos esos vectores de millones de precios. Incluso algunos están en contra de la ayuda a los parados mientras encuentran un empleo, porque les quita estímulos para readaptarse a la nueva función de producción saldrá del ajuste y buscar un nuevo empleo.
Pero Riesgo Moral se refiere sobre todo a la regulación y rescate de las entidades financieras. Es curioso que siendo una expresión nacida de la eficacia del mercado, en España haya tenido tanta fuerza en el gobierno socialista, que nunca ha querido reconocer el dinero dedicado al rescate de los bancos. Esto ha tenido sucontinuidad en el gobierno del PP, que siempre se ha avergonzado y tapado la ayuda a los bancos. Este pudor y miedo a la reacción social ha tenido efectos desastrosos en la gestión de la crisis.
Eso es confundir a los responsables de la mala gestión con la entidad jurídica, pues es perfectamente posible vaciarla de las personas responsables y gestionar esa entidad de manera que se pueda evitar el riesgo sistémico. Incluso esas personas pueden ser demandas y condenadas por sus malas acciones; eso depende del funcionamiento de la justicia. Lo cual no es óbice para liquidar las entidades realmente insolventes.
Timothy Geithner, en su libro sobre la crisis ("Stress Tests"), se plantea muchas veces el dilema entre el riesgo moral y el riesgo sistémico que puede derrumbar a la economía con consecuencias imprevisibles. En todas las acciones en las que participó en rescate de crisis, en Asia, Sudamérica y finalmente su país, siempre surgía el argumento del riesgo moral como freno a la acción de rescate eficaz. Lo que viene a decir Geithner es que nunca se puede calcular las consecuencias del riesgo moral, pero lo que sí se puede es estimar las consecuencias de no hacer nada y dejar que el incendio se propague a todo el mundo.
En la crisis de 2008 las autoridades intervinieron, despidieron altos ejecutivos, vaciaron bancos, los trocearon, los recolocaron en otros bancos con cuidado de que no afectara a la solidez del resultado. También dejaron quebrara Lehman, porque no les quedaron ni recursos ni entidades voluntarias que lo quisieran absorber, lo que vigorizó el incendio. En realidad no tenían un plan precio, sólo la idea de que no querían que las cosas se deslizaran a una crisis total como la Gran Depresión. Muchas veces se enfrentaron a la hostilidad política en el a congreso y en la calle.
Su opinión sobre el riesgo moral es que deben ser las personas las que paguen por su mala o delictiva gestión, pero hay que evitar a toda costa la propagación del incendio a toda el sistema, porque se llevará por delante las entidades insolventes y las solventes: cuando el pánico se generaliza, los baremos de medición de la salud de una entidad ya no sirven, todos los sujetos quieren recuperar su dinero, y se desencadena el derrumbamiento de una economía próspera como sí fuera un castillo de naipes.
¿Por que puede suceder eso? Porque los mercados distan de ser eficientes, y los más ineficientes son los mercados financieros. La estúpida creencia que se iban a autoregular por su propia conveniencia relajó la vigilancia, y lo que hicieron los bancos, para comprar (y vender) sensación de seguridad, fue adquirir productos como derivados y seguros contra impagos que no hicien más que ocultar y trasladar el riesgo a otras entidades nada sólidas, todas muy apalancadas y con una gran carga de deuda a corto plazo.
Si los mercados no son eficientes nada más que si están vigilados, el concepto de Moral Hazard es inútil. Lo que hay que hacer es tener dispositivos de vigilancia previa que impida el crecimiento de la burbuja, y la vigilancia posterior a ésta, para atacar el fuego con todo el potencial disponible antes de que el fuego se propague.
Ahora bien, mientras sigamos creyendo que el mercado es eficiente, estaremos expuestos a fuertes vaivenes de la economía que, como demuestra el presente, no son fáciles de dejar atrás.
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