"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 23 de julio de 2014

Sobre una subespecie de catalanismo

Hay una subespecie del catalanismo, muy representado en los medios nacionales, que dice que no quieren la independencia pero que tampoco se pueden dejar las cosas como están. Un ejemplar de esta subespecie es Joan Tapia, viejo conocido cocinero de todas las salsas de esa zona amplia del Sí al No, pero No al Sí.

Siempre que le leo, que no es con frecuencia, apreció una depurada técnica y un gran conocimiento de lo que habla (a menos que sea de economía, pero eso da igual ahora). Si habla del eterno problema de Cataluña (del que yo cifro su empiece en la caída definitiva del Carlismo ultra), conoce al dedillo los protagonistas y el teatro de operaciones. Eso le permite "arrimar el ascua a su sardina" con gran sutileza. Hay otros representantes, no muy numerosos pero estratégicamente situados en las televisiones y otros medios, que siempre acaban dando el mismo mensaje ambiguo y de color cuadribarrado. No estelado, al memos aparentemente.

Pero veamos el artículo citado. Viene a decir que Mas se ha metido en un jardín (por cretino, no lo dice, lo digo yo) y, que debido a esto, y a las declaraciones anti Mas de Merkel, y al abandono descarado de Durán i Lleida cuando llega el momento de la sangre (pob riño Mas) que Rajoy debería hacer un esfuerzo de generosidad para salvar a Mas. ¿En nombre de qué? Es como pedir a un general a punto de ganar la batalla, que acepte unas miles de muertes más de los suyos para mostrar generosidad y salvarle la cara al enemigo. Eso lo hará si le ayuda a ganar la guerra, pero si con la batalla aniquila al enemigo, no va a dejar de hacerlo, porque la prioridad máxima es salvar a los suyos. Lo otro sería deshonrar a los que han muerto.

Tapia ve otras oportunidades para Mas, sí Rajoy no le tiende la mano: el socialismo catalán, que según su valoración, es un partido con futuro. Al fin y al cabo han sido compañeros antifranquistas (esto por lo visto, da un pedigrí) y ahora tiene objetivos muy parecidos. Como si de la unión de dos cadáveres fuera a surgir un superhombre Nietzschiano.

Alude o se refugia en un a serie de encuestas que demostrarían que hay una gran coincidencia en Cataluña entre la opinión encuestada y la de las "fuerzas vivas" (empresariado mainly):
Además, el pasado fin de semana Mas contempló como el acoso y derribo de Pere Navarro en el liderazgo del PSC –al que su aparato de propaganda contribuyó con entusiasmo como antes había hecho con José Montilla– no se traducía en más soberanismo, sino en su relevo por Miquel Iceta, que piensa casi exactamente lo mismo que Navarro sobre el encaje de Cataluña en una España federal, pero que tiene más oficio parlamentario y es mejor polemista.
Y el primer dardo que ha lanzado es afirmar que la consulta será necesaria para cerrar el contencioso, pero que sólo puede ser legal y pactada (lo mismo que dice Duran i Lleida). E Iceta ha propuesto además una pregunta que busca la permanencia de Cataluña en España a cambio de que se le reconozca su carácter de nación, se alcance un pacto fiscal solidario (sin los privilegios del vasco o navarro) y se blinden las competencias catalanas en materia de lengua y educación.
Y el dardo ha hecho diana porque es una fórmula que apoyaría una mayoría de ciudadanos catalanes (si se pudiera conseguir) según la encuesta de El País del pasado domingo. Un 38% de los catalanes (contra un 31% que se declaran a favor de la independencia y un 19% que apoyan el statu quo) cree que lo mejor es que Cataluña siga formando parte de España pero "con nuevas y blindadas competencias en exclusiva como plantea la tercera vía". La misma encuesta dice que el 35% piensa que el presidente Mas debe mantener la consulta del 9 de noviembre, apoyo nada despreciable frente al 21% que le pide que la aplace, pero inferior al 39% que cree que lo mejor sería que Mas mantuviera la idea de la consulta pero negociando la forma y el momento de su celebración con el Gobierno español para que sea legal.
Todo un batiburrillo especioso para que se celebrara "la consulta" legalmente (¿?) y, no sé por qué arte de birlibirloque, acabaría en una Cataluña integrada, blindada en competencias y fiscalmente, (aunque sin son concierto vasco-navarro), pero sin embargo, "solidaria" com el resto de España.
Es decir, una bomba para el resto de España, porque un país, por muy federado que sea, para sostenerse democráticamente tiene que basarse en la igualdad de los derechos individuales, no en la diferencia de derechos según el nacimiento. Esto que lo entiende un niño con uso de razón, no lo pueden entender los catalanes (digo bien: los catalanes, porque aquí parece que se da una amplia mayoría); porque, el el fondo, estos moderados que se creen ilustrados si no separatistas de palabra, lo son de sentimiento. Llevan muchos aprendiendo a sentirse diferentes, y han encontrado un montón de razones para serlo, incluso los hay que prefieren quedarse unidos a España para seguir sintiéndose superiores.

Bueno, a mi eso no me importa. Quiero decir, estoy acostumbrado a vivir entre gente que se cree superior a mí. Me importa un bledo. A ellos los llevo observando muchos años, por haber vivido allí, por haber ido mucho por razones que no vienen al caso; por haberlos soportado de compañeros de trabajo. Siempre tuve una admiración sincera por el grado de civilidad que me mostraron, eso sí, desde un peldaño por encima.

Si quieren seguir sintiéndose así, fenomenal. Pero me temo que la única solución a su problema es que, como dijo Ortega y Gasset en su discurso de 1932 en el debate en las cortes del primer estatuto catalán, "tenemos que aprender a soportarnos". Así que ud hace como que es superior, y yo como que soy inferior, pero la ley debe ser igual para todos. Ese es el principio de nación. Si no, ésta se rompe.

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