"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 2 de agosto de 2014

Soportaremos a los caciques cien años más

Les recomiendo encarecidamente que lean el artículo de Enric González, pero sobre todo el de Arcadi Espada, ambos en El Mundo de hoy.

Digo sobre todo el de Arcadi porque demuestra que los culpables de Jordi Pujol, de que existan los Pujols y se hayan forrado durante tres generaciones, somos todos. Sí, sí, todos los españoles, catalanes es o no.

Si el padre del Gran Hombre se forró fue gracias a sus contactos con los burócratas franquistas. Si el Padre de la Patria se forró fue gracias que todos somos imbéciles. Yo recuerdo una época en que, en plena dictadura pujolista, cuando la prensa catalana estaba férreamente a las órdenes es de Ubú President, el ABC se le hacia el culo gaseosa hablando del Molt Honorable. Y Arcadi lo recuerda. La muestra que van a ver no es más que una gota en un océano de babas pegajosas que por entonces el ABC salivaba sin parar, y los lectores de ABC leían aquello como artículos de Fe. Transcribo:

"La llamada prensa de Madrid no siempre ha sabido ni ha querido romper el cinturón caciquil. En parte por ese complejo español que advirtió Unamuno, aunque equivocadamente. Él dijo que a los catalanes les perdía la estética cuando debió haber dicho que les perdía al resto de españoles frente a los catalanes. Hasta tal punto les pierde que confunden, por ejemplo, el general buen gusto del look catalán con su ética. Lo peor de TV3 no ha sido su putrefacción periodística sino el excelente diseño de su propaganda. Algo por cierto muy parecido a lo que está pasando con el secesionismo: pura xenofobia vestida de seda.

Además el Madrid periodístico, como el Madrid político, ha protegido los intereses nacionalistas siempre que ha convenido a sus intereses. Basta con que releas esa maravillosa frase que el ABC verdadero escribió debajo de la proclamación, a toda portada, de Jordi Pujol como español del año 1984, cuando Banca Catalana: «La opinión pública advirtió enseguida la jugada y se preguntó no si Pujol era inocente o culpable de las acusaciones contra él vertidas, sino si el Gobierno es inocente o culpable del intento de instrumentalizar la Justicia en favor de intereses de partido».

Hace varios años un importante y arrepentido periodista catalán subió, como era costumbre, a ver a Pujol en su casa del pueblo pirenaico de Queralbs. Tenían una relación más o menos franca y confiada. Hasta el punto de que aquel año se permitió advertir al presidente de los rumores que corrían en torno al cobro de comisiones, básicamente gestionadas por uno de sus hijos. Para su relativa sorpresa Pujol no se inmutó y aludió en tono despectivo, y Pujol podía ser muy despectivo (¿recuerdas, company?: «¡A los socialistas los podéis enviar a la mierda de dos en dos!»), a que todos hacían lo mismo, y en especial el PSOE. Y añadió, y dale a la textualidad de las palabras el hecho de que hayan pasado por tres bocas: «Sólo que nosotros vamos a hacerlo mucho mejor.» El compadreo entre periodistas y políticos no lo ha inventado el nacionalismo. Pero ha de sentirse uno muy seguro para hablarle así a un periodista. Para hablar así y para compatibilizar el cargo de presidente de la Generalidad con el de evasor fiscal durante 23 años.

¡Toma ya! Que tontos los Pujol: podían haber comprado no sólo la Vanguardia, sino el mismísimo ABC. (Bien pensado, ¿para qué, si lo tenían a sus pies?)

Porque todos oímos y vemos lo que queremos oír y ver. Esa es la verdad. Y los catalanes, y todos los españoles, confiamos en Pujol como un "Gran Estadista" (ABC) que jugaba en nuestro equipo y contribuía a la gobernabilidad de España.

Pero tampoco dejen de leer a Enric González: su tesis es simple y veraz -y correlacionada con la de Arcadi: los que se creen que esto acababa con el independentismo se están metiendo el dedo en el ojo para no ver que

NO, no esperen el fin del pujolismo. Si el peronismo se mantiene saludable a pesar de todo (fascismo, Triple A, López Rega), si la Legión de Cristo prospera pese a ser fundada por un violador de niños, ¿por qué no va a tener futuro el pujolismo? Tal vez durante una temporada los fieles de Jordi Pujol se sientan desorientados o incluso avergonzados. Tal vez Convergència Democràtica, su partido, se vaya al garete; en ese caso, habrá que montar otra tapadera para ciertos negocios, y ya está. Pero en el futuro habrá quien considere que Pujol fue un mártir. En el futuro y ya ahora mismo, para qué engañarnos.

Y unos párrafos más abajo:

Pero, oigan, Pujol pidió perdón por algo. De un plumazo se convirtió en alguien extraordinario. En el régimen constitucional de 1978 hemos asistido a terrorismo de Estado, latrocinios abundantes y corrupción sistémica; sin embargo, solamente dos altas personalidades han pedido perdón. Una de ellas, Juan Carlos I, no especificó la causa del arrepentimiento. Fue por matar a un elefante, parece.

Pujol logró aparecer como víctima de la quiebra de su propio banco, tras muchos años de fraude a través de una doble contabilidad. Pujol también será víctima ahora. Víctima y mártir, lo que más nos pone a los catalanes. No, no esperen el fin del pujolismo. Esto es solo un bache y el futuro es muy largo.

¿Quién dijo que la política es racional? (O ¿quién dijo que el agente económico es racional?) la racionalidad aparece ex post, para justificar los errores y las faltas, para exculpar y culpar a otros, no para asumirlos. Somos víctimas de nuestro sentimiento de la estética, que es lo que quería decir Unamuno. O, como "pintaba" Goya, Los sueños de la razón producen monstruos. Nosotros, es decir, los hombres civilizados, tenemos creencias, y sobreellas hacemos silogismos (o unos complejos sistemas matemáticos) aunque esas creencias sean más falsas que un euro de madera. Así es como nos veía el gran Ortega y Gasset (Ideas y Creencias). Vamos por la vida con un velo de colorines ante los ojos, sólo que nosotros escogemos los colores. Ese es nuestro privilegio y nuestra condena. Soportaremos a los caciques cientos de año más.

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