"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 30 de noviembre de 2014

El origen de la demanda de dinero. La doble (des)confianza

La teoría de siempre define el dinero como un medio de cambio que permite eludir la "necesidad de la doble coincidencia". Eso se refiere a que cuando no hay dinero hay trueque, y ėste exige encontrar a alguien que justo desea lo que tú ofreces (dos ovejas) y por su parte ofrece justo lo que tú deseas (una vaca). Así, el dinero ahorra un monto de costes de transacción que habría sin él: el coste de buscar alguien con quién coincidir doblemente. Es claro que el dinero permite aplazar temporalmente el encuentro de la doble coincidencia. Puedes vender las ovejas y guardar el dinero hasta que encuentres la vaca que deseas.

De aquí se deduce las tres funciones clásicas del dinero: unidad de cuenta, medio de pago y depósito de valor en el tiempo.

Andolfatto tiene un post antiguo en que, convincentemente, demostraba que el problema la "doble coincidencia" no es ni necesario ni suficiente para explicar el deseo o la utilidad del dinero. Basta pensar en la falta de confianza, o por decirlo más precisamente, en la existencia del mal (the evil).

En un mundo perfecto, de ausencia del mal, se podrían pensar en un mundo sin dinero en que las personas hacen compromisos a plazo: yo cedo mis dos ovejas al vaquero, confiando en que él me dé una vaca cuando la tenga.

Basta que haya confianza generalizada en la honradez de la gente para que el dinero no fuera necesario. Pero como dice Andolfatto, vivimos en un mundo imperfecto, en el que la gente cambia de opinión o se desdice de sus compromisos, o simplemente se arruina y no pueda pagar su deuda en vacas. 

Luego la falta de confianza es el orígenes e la demanda de dinero. Demanda de dinero para comprar sin necesidad de depositar la confianza en la gente. Eso ensancha enormemente la escala de la economía, pues el dinero permite transacciones con lejanos desconocidos, lo cual enriquece a todos a los que participan. Si nos guiáramos sólo por la confianza, sólo haríamos transacciones con allegados y conocidos.

Creo que Andolfatto tiene razón: el dinero es una alternativa a la escasez de confianza.

Desde luego, si pensamos en el patrón Oro, encontramos que el principio del "evil" y sólo él explica la necesidad de de esa "Bárbara antigualla" (Keynes), que, como dice Buiter, implica unos costes sociales enormes de extracción, además de ser origen de quiebras y pánicos porque su oferta era rïgida, mientras que la demanda está sometida a violentas fluctuaciones. 

Precisamente esa rigidez de oferta es la que persigue Bitcoin, cuyo aumento está determinado por un algoritmo oculto. 

Andolfatto:

But despite these physical differences, the two objects do share two important characteristics:
[1] They are (or are perceived to be) in relatively fixed supply; and
[2] The demand for these objects can fluctuate violently.
El oro era un sistema que basaba la confianza mediante el compromiso del banco emisor (privado, luego público) de pagar en oro cualquier demanda del cliente: el billete bancario era un certificado de que en cualquier momento se podía hacer efectivo ese solemne compromiso. Pero no siempre el oro estaba disponible, aunque sólo fuera porque la demanda podía crecer exponencialmente sobre la oferta, y esa duda alimentaba la desconfianza y el aumento de la demanda de oro. Una crisis sistémica es independiente de la solvencia de la entidades individuales: si todo el mi de quiere recuperar su liquidez, si la oferta de ésta es fija, los precios de los activos caerán en masa, y la solvencia individual desaparecerá. El Bitcoin, por su parte, promete una oferta de liquidez diseñada mediante un algoritmo secreto. En ese sentido es menos costos de fabricar que el oro.

Pero ninguno de los dos sistemas garantizan que cuando la demanda de dinero se dispara por un súbito aumento de la desconfianza, pueda responder la oferta y evitar una crisis de liquidación de activos reales y financieros que arruinen a todos.

Los fanáticos del oro (y del Bitcoin) no han entendido nunca el papel de la demanda de dinero. Siempre juzgan el estado de liquidez de la economía por el volumen de la oferta (base monetaria) y el nivel de tipo de interés, que no significa lo mismo en una depresión que en un auge. La confianza no reposa en la oferta fija de siendo, sino en que la oferta responda a las variaciones de demanda. Desde luego el patrón oro no supo mantener la confianza en el sistema en los años treinta, cuando todos querían acumular oro y la producción de éste no poda aumentar a corto plazo.

Lo razonable hubiera sido que los custodios del oro -es decir, los gobiernos de las mayores economías- acordaran cambiar el precio del oro al alza, para que así su demanda se enfriara. Al subir el precio del oro en términos de la moneda circulante, ésta podía aumentar proporcionalmente a la devaluación, contrarrestando así el efecto del aumento de la demanda de oro. 

Pero los gobiernos temían la pérdida de confianza a que podían llevar esas operaciones de cambio de precio del oro, y desde luego nunca se mostraron dispuestos a hacerlo coordinadamente. En los años treinta, Roosvelt jugó la carta de la devaluación del dólar de un 60% frente al oro, lo que era idéntico a subir el precio del oro. Además, suspendió la obligación de pagos en oro a solicitud del cliente. De facto, desligo la emisión del dólar de los avatares del oro. En cambio Francia decidió acaparar todo el oro posible, lo cual contrajo la mundial y con ello la caída de la liquidez.

La (des)confianza es de doble sentido. Por una parte, la confianza clave en tiempos de auge es que la gente confíe en que el dinero conserva su valor; en épocas de deflación, la confianza clave es que haya suficiente oferta monetaria para absorber la ilimitada demanda de dinero. 

Los sistemas como el patrón oro no puede garantizar la segunda confianza. Su oferta depende de su producción, y no hay garantía alguna que crezca al ritmo necesario. La prospección y extracción del oro es costosa y de resultados aleatorios, de costes fijos independientes de las necesidades de la economía mundial. Como dice Geogg Tily

                     Furthermore, the price and supply of gold were subject to forces which had no relevance          to wider economic processes; such forces could and did lead to inappropriate monetary action from the perspective of real outcomes.

La mitificación del oro por seudoeconomistas nostálgicos se basa en no tener en cuenta factores fundamentales, como la rigidez de su oferta, o lo que es lo mismo, la volatilidad de la demanda. Aolo se aferran a una de las confianzas, fanáticamente, desdeñando el riesgo de deflación, incluso alabandola como de efectos positivos para la recuperación. 

A todos los efectos, el euro es como el oro, o el Bitcoin: funciona como si sus dirigentes aplicarán un algoritmo oculto, o como si su "extracción" de las minas fuera dura costosa y lenta.   

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