"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 3 de diciembre de 2014

La fortaleza de los derechos del rentista, el "Stupid Master"

"Finance must be the servant, and the intelligent servant, of the community and productive industry; not their stupid master." (Labour Party, 1930)
El euro es políticamente una fortaleza. Demasiados intereses se han creado en torno a él (los que llevan décadas posicionado a en euros), y hay una conjura de todos los gobiernos para sostenerlo. Ni siquiera los yankees quieren que caiga, al revés: para ellos sería una perfecta tormenta financiera.

Lo único que podría derribarlo sería una crisis financiera inadvertida, o infravalorada, por las autoridades. Pero eso es más difícil cada día, porque han aprendido a salvarlo en 2012. Basta levantar el pie del freno del BCE. Lo mercados están deseando sostenerlo, y confían (hasta ahora) en la palabra de Draghi. Draghi ha incumplido esa palabra, pero no está por la labor de especular contra él. Les basa que sostenga la deuda pública, pero eso no ha implicado, hasta ahora, comprar deuda pública. Maravilloso milagro de Draghi, realizado sólo con la palabra. 

Una cosa es la economía y otra el euro y los intereses aferrados a él. Salvar el euro no implica salvar la economía. El euro sofoca la economía, pero no la de Alemania y su zona de influencia. Así que mientras a ellos les vaya medio bien, harán lo posible para sostenerlo. Llegará un momento crítico, quizás, en el que Alemania deberá ceder un poco en sus derechos de cobro (100% de su PIB), para que no estalle la criatura. Pero antes que eso, harán nuevas estrategias, como hicieron con Grecia, Portugal, Irlanda, antes que dejar salirse. Grecia demuestra que son capaces de movilizarse, no cediendo recursos -eso nunca- sino forzando un mayor ajuste. Lo que hicieron con España fue un ejemplo de lo ladinos que son: obligaron al gobierno a tragarse el rescate bancario sin poner apenas dinero. Primero, que paguen los asfixiados, los náufragos, luego ya veremos. Irlanda: obligaron al gobierno a que comprara la deuda bancaria: resultado: la deuda pública pegó un salto del 40% al 140% del PIB. El rescate posterior ha aumentado dicha deuda, como en Grecia, y en Portugal... Y en España.

  Marc Toma tiene un excelente post en el que desvela sus errores conceptuales ante la crisis. Es una lista sugerente para los europeos, porque vamos con mucho retraso en ese aprendizaje. Marc Toma creía, como yo, que en una recesión bastaba la expansión monetaria, bajar los tipos de interés, para restablecer la demanda a su nivel de pleno empleo. Tremendo error cometido por casi todos.Otra cosa que he aprendido es que los mercados no son eficientes. Tremendo error que se sigue dando como dogma de fe en las omariruciones más importantes del mundo. Y esto es súper importante: creía, como yo, que las recesiones no afectaban al potencial económico. Falso: el paro estancado y la bajada de gastos sociales, como educación y sanidad, afectan a la cualificación de la mano de obra, ergo, al potencial.

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De modo que el euro es el bastión, la fortaleza, de unos intereses financieros. Unos intereses que se han acumulado con el tiempo, y que se sumarizan en que Alemania tiene una posición experior positiva (unos de derechos de cobro) del 100% de au PIB, la mayor parte frente a los países periféricos más endeudados.

Esta situación insostenible es lo que Keynes llamaba la primacía de los derechos del rentista sobre los demás sectores, derechos de los que él propugnaba "La Eutanasia". Algunos ha. Querido asimilar esta posición rasicalmente de Keynes con las prepuestas de Marx, pero como dice Geoff Tily en su "Keynes Betrayed", no tiene nada que ver con la "Lucha de clases" Marxiana:

Capital was in conflict with labour but the General Theory offered an alternative interpretation of the nature of the conflict. Labour and industry had broadly the same interests, and these were opposed by the interests of finance capital. His theory demonstrated that the interests and preferred policy of finance capital was inimical not only to labour, but also to industry and to economic activity as a whole.

Where Keynes and Marx departed most substantially was in the solution to the class struggle. For Keynes, the solution to the class struggle was not abolition of the market system or private property in Communist Revolution, but the re- positioning of the financial system to serve the interests of industry and labour. The solution to the class struggle was the abolition – with a choice only over the pace – of usury within the market system. In the closing chapter, ‘Concluding Notes on the Social Philosophy Towards Which the General Theory Might Lead’, he discussed how finance capital (the ‘rentier’) would be vanquished:

Now, though this state of affairs would be quite compatible with some measure of individualism, yet it would mean the euthanasia of the rentier, and, consequently, the euthanasia of the cumulative oppressive power of the capitalist to exploit the scarcity- value of capital. Interest to- day rewards no genuine sacrifice, any more than does the rent of land. The owner of capital can obtain interest because capital is scarce, just as the owner of land can obtain rent because land is scarce. But whilst there may be intrinsic reasons for the scarcity of land, there are no intrinsic reasons for the scarcity of capital.

. . . I see, therefore, the rentier aspect of capitalism as a transitional phase which will disappear when it has done its work. And with the disappearance of its rentier aspect much else in it besides will suffer a sea- change. It will be, moreover, a great advantage of the order of events which I am advocating, that the euthanasia of the rentier, of the functionless investor, will be nothing sudden, merely a gradual but prolonged continuance of what we have seen recently in Great Britain, and will need no revolution. ( CW VII, pp. 375–6).

La solución de Keynes no era anticapitalista, sino reformadora, y además su punto central no era la política fiscal, sino, como dice Joan Robinson, esencialmente monetaria. He aquí como su discípula resumía los objetivos de Keynes:

Indeed it is difficult not to be impressed by the consistency of his main strategic objectives: the full employment of resources; the achievement of balance of payments for all countries by methods that would not be inconsistent with full employment; as a means to this, a system of exchange rates that would combine the short- term virtues of fixity and predictability with the long- term virtues of flexibility; and, as a means to full employment, low interest rates. (Robinson 1947, p. 45)

En tod caso lo que me interesa destacar es la perspectiva que nos ofrece Keynes para juzgar el euro y sus nefastas consecuencias: el euro es el bastión que ha generado unos intereses financieros que impiden que el crédito fluya con regularidad a la economía productiva. Todas las medidas que se han anunciado hasta ahora para solucionar los problemas han sido en realidad -es fácil verlo- para defender esos intereses, no para solucionar la depresión de Europa. Así, el Plan Juncker, así lo poco que hace el BCE, cuyo objetivo prioritario es que no se caiga el euro, pues eso supondría la pérdida de los enormes derechos que tiene Alemania frente a nosotros.

Esto es malo, pero lo peor es que ningún partido constitucional ha enarbolado la bandera contra esta fortaleza, dejándola en el arroyo, de donde la ha tomado, confundiendo lo todo, el partido demagogo-populista, que ha convertido este argumento en un cómic ilustrado de buenos y malos, de venganzas milenarias de los pobres parias de la tierra. Y es que muchos interesados, muchos rentistas, prefieren jugar a la ruleta rusa y enfrentarse a un Podemos que acercarse a la realidad pura y dura: que las finanzas deben ponerse al servicio de la economía, no ser su "Stupid Master".

 

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