"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 9 de abril de 2015

Dostoyeski

Ningún pueblo -empezó a decir, como si leyera en un libro, mientras seguía mirando, amenazador, a Stavroguin— , ningún pueblo se ha organizado todavía con arreglo a los principios de la ciencia y la razón; ni una vez ha habido un modelo de eso, a no ser, a lo sumo, por pura estupidez. El socialismo, por virtud de su misma esencia, tiene que ser ateísmo, ya que concretamente declara, desde las primeras líneas, que es una institución atea y que tiende a estructurar con arreglo a los principios de la ciencia y la razón exclusivamente.
La razón y la ciencia, en la vida de los pueblos, siempre, ahora y desde el principio de los siglos, desempeñaron solamente un papel secundario y servil, y así será hasta la consumación de los tiempos. Los pueblos se desplazan y mueven por otra fuerza, imperiosa y dominadora, cuya procedencia nos es desconocida e inexplicada. Esa fuerza es la fuerza de la insaciable ansia de llegar hasta el final, y al mismo tiempo niega el final. Es la fuerza de la continua e incansable afirmación de su existir y la negación de la muerte. El alma de la vida, como dicen las Escrituras; la “corriente de aguas vivas”, con la desecación de las cuales nos amenaza tanto el Apocalipsis. El principio estético según dicen los filósofos; el principio moral, como también lo llaman. “La búsqueda de Dios”, como yo suelo denominarla.

La finalidad de todo movimiento de un pueblo, en toda nación y en todo período de su vida, es únicamente la búsqueda de su dios, indefectiblemente suyo, y la fe en él como en el único verdadero. Dios es la personalidad sintética de todo el pueblo, tomado desde el principio hasta el fin. Nunca aún ha sucedido que todas o muchas naciones tuviesen un dios común; sino siempre cada una ha tenido el suyo. Es indicio de la destrucción de las nacionalidades el que los dioses empiecen a ser comunes. Cuando los dioses se generalizan, mueren los dioses y la fe en ellos, juntamente con las mismas naciones. Cuanto más fuerte un pueblo, tanto más suyo es su dios.

Nunca ha habido todavía un pueblo sin religión; es decir, sin idea del mal y del bien. Todo pueblo tiene su noción propia del mal y del bien, y su mal y su bien propio. Cuando empiezan a generalizarse en muchas naciones las ideas del mal y del bien, sucumben las naciones, y la misma distinción entre lo malo y lo bueno empieza a esfumarse y desaparece. Jamás la razón estuvo capacitada para definir lo malo y lo bueno, ni para separar lo malo de lo bueno, aun de una manera aproximada; por el contrario, siempre de un modo vergonzoso y lamentable, equivocóse. La ciencia ha dado únicamente soluciones con los puños. Por esta particularidad se ha distinguido la semiciencia, la plaga más terrible de la Humanidad, peor que la peste, el hambre y la guerra, ignorada hasta nuestros días. La semiciencia... es un tirano como hasta hoy no lo hubo. Un tirano que tiene sus sacerdotes y sus esclavos; un déspota ante el cual todo se prosterna, con amor y superstición, hasta ahora inimaginable; ante el que tiembla incluso la ciencia misma, y bochornosamente lo adula.

2 comentarios:

Pablo Bastida dijo...

Abrumador. Parece como si Dostoyevski hubiera nacido en 1950 en vez de 1821. ¿De que libro es la cita?

www.MiguelNavascues.com dijo...

Los Endemoniados. Sí es cierto, eso parece. Lo corrobora que hasta ahora sólo la han leído dos! Je, je , je