"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 14 de mayo de 2015

Al otro lado del espejo. El precio del dinero

JPKoning tiene un bonito post sobre la estimación del precio del dinero. O mejor dicho, de la liquidez. La posibilidad de disponer de poder adquisitivo en cualquier momento. JPKoning propone una serie de estratagemas para ver a cómo cotiza esa disponibilidad. Yo, modestamente, voy a hacer algunas reflexiones aéreas (ingrávidas y sutiles, ¡como decía el poeta!), sin tecnicismos.
Recuerdo un libro de Friedman que decía que el precio del dinero NO es el tipo de interés. Esa es el primer error que hay que disipar. El tipo de interés de un activo será tanto más alto cuanto menos líquido es. Es decir, cuanto más se estima difícil de vender -de liquidar- más alta es la prima que incorpora por esa iliquidez.
Pero eso no es el precio del dinero. No nos dice: la liquidez cotiza hoy a tantos euros... Porque la liquidez es la unidad cuenta, y 1000 € valen 1000 €: nos deja un argumento circular. El euro vale un euro.

El valor del dinero sólo se puede medir comparándolo con los demás bienes, los bienes que se pueden adquirir con él. Cuando los precios de los bienes caen, SUBE el valor del dinero, y cuando suben, CAE el valor del dinero. Un billete de 1000 euros vale 1000 euros, pero no vale los mismo hoy que mañana, si mientras, los precios caen, digamos, a la mitad.

Si en un periodo de tiempo los precios caen a la mitad, podemos afirmar que el valor del dinero -su valor adquisitivo- se ha multiplicado por dos. Y viceversa si los precios se multiplican por dos. En el primer caso, los que tenían todos sus ahorros en dinero, serán muy felices, porque se encuentran literalmente el doble de ricos que el día anterior. El que, en cambio, tuviera todos sus ahorros en bienes y activos, que han caído a la mitad de valor, se encuentran empobrecidos repentinamente. El que tuviera justo la mitad de sus ahorros en dinero y la mitad en otros bienes, se encontraría con el mismo patrimonio.

Pero estas cosas no suceden independientemente del dinero. Es decir, no sucederían si no existiera el dinero. Eso es incontrovertible. No es que el dinero esté quiero y lo demás se mueva. Es que si los precios varían, es porque pasa algo en el precio del dinero. En suma, es el dinero que mueve los precios, no al revés.

¿Parece un círculo vicioso? Pues no. No lo es, y me explico. Los bienes pueden subir y bajar de precios relativos, sin necesidad que haya dinero. En una comunidad primaria, si la cosecha de cocos es mala pero la de plátanos es buena, los plátano caerán de valor respecto a los cocos. Se haga uso, o no, del dinero.

Pero el valor del dinero se mide respecto a todos los bienes y activos que se comercian por dinero. El precio del dinero está en función de su capacidad adquisitiva. No lo determina el Banco Emisor, que no es más que la oferta primaria. Y por mucho que el banco emisor mida con precisión cuanto va a emitir, hay una demanda de dinero de los que lo usan: todos nosotros.
Y esa demanda, que no es estable, es una de las partes que determinan el valor del dinero. La demanda de dinero es la parte del patrimonio que nosotros, personas y empresas, mantenemos en liquido. Supongamos que en términos medios mantenemos un 10% de los activos en liquido. Dada la oferta que depende del Emisor y de la Banca, eso determinará un valor del dinero en relación a los demás bienes. Supongamos que por las razones que sean, esa proporción pasa del 10% al 15%: como diría Keynes, a todo lo demás igual, ha aumentado la preferencia por la liquidez.

Ese aumento de la estima o precio del dinero hace que automáticamente bajen los precios de todo lo demás. El precio del dinero ha subido: ¿cuanto? Si con un euro compramos ahora X% más que antes, el precio ha subido un X% (no es un 5%, que solo hacía referencia al patrimonio acumulado).

Cualquier índice de precios es obviamente imperfecto para medir el precio del dinero. El IPC solo recoge precios de bienes de consumo, y bastante imperfectamente. El índice completo que incluyera precios de activos, no existe. Luego sabemos que el precio el dinero sube cuando baja el IPC, y viceversa, pero difícil es cuantificarlo.

Si la economía fuera de un solo bien, proteico, que sirviera para todo (consumo, inversión, etc), y que además, tuviera un solo precio, seria mas fácil. Solo existirían dos mercados, el del dinero y el del BIEN, y el precio del dinero seria el reverso del precio del bien. Una utopía. Nosotros nos conformamos con medir el PIB, y aplicarlo un índice de precios -el deflactor del PIB- para medir muy imperfectamente el valor del dinero. Al menos, hacia dónde se ha movido. Sin embargo, se aleje olvidar que el PIB no incluye bienes de segunda mano (por definición), por lo que excluye un montón de bienes que sí se transaccionan, y por lo tanto determinan el precio del dinero. Por ejemplo, activos financieros.

Pero recordemos: el precios del dinero es lo que se está dispuesto a pagar (o renunciar a) por tener liquidez en vez de otras formas de riqueza. Es un demanda de stock, en relación con el resto de stock que guardamos. Ese precio se ve afectado por las expectativas de futuro. Si estas cambian, aumenta o se reduce al demanda de dinero, y varía el precio.

El dinero es ante todo un activo. Si valor principal es que es el más liquido. Es la liquidez absoluta. Por eso no le pedimos que nos rente algo, sino que mantenga en el tiempo esa propiedad. Nosotros tenemos nuestro patrimonio en bienes de menos a más rentables, pero valoramos el porcentaje que mantenemos en liquido no por su rentabilidad.

De aquí se suele inferir, erróneamente, que la demanda de dinero es inversa al tipo de interés de los demás activos. Si suben su rentabilidad, la gente será propensa, se cree, a renunciar a liquidez para obtener más renta de sus activos. Pero esto es erróneo porque no cuenta con las expectativas de qué efecto tendrán esos típos de interés en los precios. Si se cree que van a hacer bajar los precios (bienes y activos), es posible que aumente la demanda de dinero, no al revés.

También es erróneo decir que la caída de precios hará aumentar la demanda de la economía, al haber más capacidad adquisitiva (el llamado efecto Pigou*, por el autor). Esto es puro mecanicismo. Por el contrario, un caída de precios es provocada por un aumento de la demanda de dinero, y puede realimentarse a sí misma al crecer la incertidumbre.

*Efecto Pigou: para rebatir a Keynes, Pigou decía que la deflación de precios aumentaría el valor de los saldos reales de dinero disponibles -la capacidad adquisitiva-, por lo que no haría falta que el Banco a Central expandiera sus emisiones. El ajuste de precios seria suficiente estímulo.

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