"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 21 de mayo de 2025

Socialdemocracia, Keynes y liberalismo. La revuelta “keynesiana” de los mercados

Una excelente y profunda de reflexión personal de Gabriel Tortellá que yo comparto con entusiasmo. 
Sin embargo, tengo una pequeña acotación de cierta importancia: Keynes fue, para mí, no uno de los más importantes economistas del siglo XX. Para mí fue el más importante, porque reparó el gran agujero que dejó la economía clásica. Lo explico brevemente: para los clásicos, el dinero era un velo transparente que ayudaba al funcionamiento de los mercados; es decir, gracias al dinero, los costes de transacciones eran irrelevantes. El dinero era considerado un medio de cambio, aceptado por todos, que podíamos olvidar al examinar el funcionamiento de la economía. La cual, si era de libre mercado, alcanzaría un equilibrio general en el que los tipos de interés dependían del ahorro y de la inversión, el pleno empleo del nivel salarial, y el margen de la empresa de sus precios y costes, que en libre competencia serían el mínimo de subsistencia para un tipo de empresa inexistente, con un pleno empleo garantizado. Porque, como decía Hayek, ¿cómo se puede esperar que la empresa atomizada acepte pasivamente un rol de pequeño engranaje con un beneficio que se puede esfumar y llevarla a la ruina? No. En tal mercado soñado, la empresa más avispada se haría con todo el mercado buscando diferenciarse. Y es lo que vemos todos los días: una oferta similar, imperfecta, fragmentada, de productos sustituibles entre sí, de calidad similar, pero no idéntica.
Lo que es más realista es la competencia imperfecta, donde en cada mercado se busca la ganancia diferenciando su producto y buscando hacerse una clientela fiel a determinados matices de marca, calidad, precio, etc.
Pero la aportación más importante de Keynes fue introducir el dinero como un activo nada irrelevante, al revés: el dinero es un activo sin rentabilidad específica, pero resulta que, en determinados momentos, se convierte en el activo más deseado frente a todos los demás. Keynes fue el primero en crear una economía monetaria, con el dinero con una función no solo de facilitar más transacciones, sino de ser el oscuro objeto de deseo de todo el mundo… 
¿Cuándo? Veamos cómo conciben el dinero los clásicos y cómo Keynes los rectifica. Para aquellos, el dinero no se retenía en los bolsillos o en la cuenta bancaria porque no tenía rentabilidad. Una vez ganado, el sujeto lo invertiría en un instrumento rentable, como deuda pública, o bien lo gastaba en consumo. Quizás mantuviera un poco por precaución, pero en una cantidad mínima y estable. 
Keynes: en condiciones normales, la gente no atesora liquidez. Pero cuando se abre un horizonte de una gran incertidumbre y la gente se siente desorientada, no sabe cómo rehacer la cartera de activos para enfrentar la adversidad, entonces su demanda de dinero aumenta en vertical, por mucho que aumente la rentabilidad de los demás activos. 
El público no compara rentabilidades: compara facilidad en vender sin pérdidas, o grado de liquidez. Y para conseguir la anhelada liquidez, no hay más remedio que vender tus propios activos a la baja, y entonces tu patrimonio se extingue graciosamente… al menos que el banco central actúe como prestamista de última instancia y inunde todos los mercados de dinero. Porque si no lo hace, tengan por seguro que vendrá una contracción y luego una deflación, y ésta pone del revés cualquier mercado financiero y de bienes. Cuando los precios no sólo se estancan sino que caen, es muy fácil colocarse en dinero con una rentabilidad que es exactamente igual a la tasa de deflación, por ejemplo, un 20% como fue en la gran depresión del 1929.
Por cierto, ¿no es esta una refutación en firme de la teoría de las expectativas racionales?
En definitiva, Keynes fue el único que entendió lo que pasaba en los funesto años treinta. Antes de escribir su magna obra, asesoró por carta al presidente de EEUU Roosevelt, que fue el primer alumno que tuvo. Siguiendo su consejo, éste logró volver a una economía de crecimiento en 1933. Devaluó el dólar sacándolo del patrón oro, bajo los tipos de interés (encadenados para defender la paridad oro del dólar), y dio un gran empuje a la demanda con proyectos sociales, algunos difíciles de justificar… Keynes le criticó algunas decisiones, como subir salarios y precios de bienes y servicios , o ayudas sinsentido..., pero que en deflación hicieron su juego de incentivar la demanda. 
Para Keynes, que era un matemático avezado, la incertidumbre era una imposibilidad de disponer de información sobre el futuro a corto, no digamos a largo. La falta de Información es la pieza angular que Keynes aportó a la economía, pero que fue traicionada por sus propios seguidores, obsesionados con crear un mix con el modelo clásico y las ideas de Keynes. Pero haciéndolo dejaron muchas de esas ideas fuera. Menos mal que hoy por lo menos se acepta que de vez en cuando hay que abrir las compuertas del dinero para que todo no se vaya al carajo.
Una deflación, o la amenaza de ella, como se ve en la cercana Gran Recesión de 2008, es un riesgo del que es difícil de salir. Entre 2008 hasta la pandemia, hemos vivido con tipos de interés cero o negativos, por debajo de la tasa de inflación, y aún así una fase de crecimiento muy bajo y aumento de la deuda pública hasta niveles arriesgados, a punto de desencadenar una crisis financiera en cuanto el dólar y la deuda USA, pase de un punto crítico. 
En el gráfico, vemos movimientos de tipos de interés de la deuda americana que pueden significar que entramos en zona de turbulencias. El tipo a 30 años y el de 10 años han comenzado a distanciarse cada vez más desde que Trump comenzó su alocado juego con los aranceles, que precisamente a infeccionado el mercado financiero de grandes dudas y pocas certezas. 




Eso sólo puede decir que, a parte de haberse elevado los tipos de rendimiento en todos los mercados de deuda, hay más desconfianza cuanto más largo sea el vencimiento - o que los posibles compradores dudan más a la hora de comprar deuda a 30 que a 10 años -. Exigen una prima de riesgo más alta que hace 12 meses. Hace un año, en junio de 2024, esa prima de riesgo era de 0,18 ppc, y ahora llega a 0,50 ppc. En el gráfico siguiente, que es el spreads entre ambas inversiones, se ve más claro:


Desde principios de 2025 estamos asistiendo a una “revuelta” de los mercados, que han puesto una nota de castigo a la deuda de EEUU, y cuando se acelere esa desconfianza, puede hacer saltar la alarma y todos querrán vender dólares y deuda USA, lo que sería catastrófico, sobre todo porque la deuda americana es la que marca la dirección de los demás títulos en el mundo: si cae caerán los demás mercados y se producirá una demanda masiva de liquidez. Si no sucede, lo que no va a pasar es que los mercados vuelvan a su estabilidad pre-Trump. Los errores que traen desconfianza no son reversible durante un tiempo. 


2 comentarios:

Pablo dijo...

Me ha gustado especialmente este párrafo: "No todos los que se proclaman socialdemócratas lo son o incluso quieren serlo; ni mucho menos. Sin ir más lejos, los que creen o afirman que el PSOE es socialdemócrata se engañan o nos engañan. El Partido Socialista español, con su larga historia secular, sólo ha podido ser llamado socialdemócrata unos veintidós años, de 1978 a 2000, aproximadamente. Hasta 1978 fue oficialmente marxista y muy frecuentemente, sobre todo durante la II República y la guerra civil, leninista-stalinista. Y, desde el año 2000, aproximadamente, hasta hoy, se trata de un partido populista, de ideología confusa y difusa, pero radical y mucho más cercana al tercermundismo autoritario de Hispanoamérica que a la socialdemocracia europea. Y en ello estamos."

www.MiguelNavascues.com dijo...

A mí tb