"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 23 de mayo de 2015

Regeneracionismo

Dicen que hay que regenerar España. Que es urgente.
 
España lleva regenerándose desde al menos la generación del 98, con Joaquín Costa como Gran Regenerador a la cabeza.
 
Eso era en tiempos del régimen de la Restauración, que vino a salvar a España de tres guerras civiles: la guerra carlistas, la guerra de los Cantones y la guerra de Cuba. No sé que tenía ese régimen, pero era unánimemente odiado pese a su Estado de Derecho, sus libertades, La Paz, y cierta prosperidad.

Pero había hostilidad por doquier. El régimen empezó a tambalearse en la Semana Trágica de Barcelona, 1909, que significó el primer golpe a Maura, un político de raza pero demasiado orgulloso y poco versátil. El golpe definitivo no fue el golpe de estado de Primo de Rivera, sino los efectos colaterales de la Primera Guerra Mundial, pese a que España no participó. Sin embargo, la neutralidad oficial fue cuestionada por todos, hasta por Alfonso XIII, que era partidario de apoyar a Alemania, mientras que la reina era anglofila. Ningún español de fuste se privó de apuntarse a uno de los dos bandos. Los más liberales, como Ortega, como Azorín, Unamuno, fueron de los Aliados. Azorín fue tan convincente en su defensa de Francia que ésta le concedió la Legión de Honor.
 
Mientras, en la guerra, Alemania no se privaba de hundir barcos civiles españoles para forzarla a que participara en la guerra a su favor. El rey tomó iniciativas para que España tuviera algún papel relevante al terminar la guerra, pero no consiguió participar en las conversaciones de Paz.
 
En el interior, en 1917, se estaba desarrollando un frente republicano-socialista-independenrista-militarista (sic) que puso en serio jaque al Parlamento, al convocar una Cortes paralelas en Barcelona, arrogándose la representación de los españoles. El líder de esa amalgama era Francesc Cambó, que luego fue derivando hacia el conservadurismo y acabó financiando a Franco. Como se puede entender fácilmente, este estado de cosas aceleró definitivamente la caída del régimen. El Golpe de Primo no fue más que la certificación post-mortem.
 
Retomando el tema central: cada español y cada grupo o facción social se consideraba Regeneracionista, y tenían en común todos que quería acabar con el régimen Parlamentario que había salvado a España del caos sembrado por al primera República y su Federalismo. (Creo que eso es indiscutible). Esa República, que apenas duró un año, generó un gran vacío de poder. Sus creadores y mandatarios, gente de muy buenas intenciones, no supieron que hacer cuando la sociedad española empezó a fragmentarse en Cantones independientes que se declaraban la guerra unos a otros. Cuando vio que tenía que firmar sentencias de muerte por rebelión, el Primer Presidente se agarró a su conciencia para coger un tren a París y dimitir desde allí. Los otros tres que le siguieron no fueron menos buenos e inútiles. Demostraron fehacientemente que el poder no puede ser débil, ni dubitativo, por muy buenas personas que sean los que lo detentan.
 
La Restauración consiguió un pacto entre las fuerzas principales, aunque los republicanos de Ruiz Zorrilla se negaron participar en él. Tuviesen la suerte de que el hijo de Isabel II, Alfonso XII, fue un gran rey que supo hacer bien su papel de árbitro entre los partidos turnantes, el Conservador de Cánovas (el verdadero hacedor) y los liberales de Sagasta. Fue un sistema político que, con mucho retraso, se equiparó a los regímenes entonces vigentes en Europa.
 
Pero la fuerzas Regeneracionista seguían movilizándose, y lo hacían con enmienda a la totalidad, es decir, al sistema. Los republicanos cuestionaban la corona y la entrada en liza de los socialistas no ayudo a la estabilidad. Poco despedís aparecieron los anarquistas, que aportaron lo suyo a la desestabilización.
 
Es decir, Regeneracionismo es una palabra que hay que tener cuidado según quien la pronuncia. En todo caso, hay que sospechar de lo que bien detrás, porque suele ser una persona que quiere hacer tabula rasa de todo lo que hay, se declare anarquista, socialista, nacionalista, lo que sea.
 
¿Por qué no se unieron las fuerzas regeneradoras para reformar las deficiencias de ese régimen, como el caciquismo (bastante similar a a la parrirocracia de ahora)? Porque había que empezar desde cero.
 
Ayer citaba el excelente artículo de Elisa de la Nuez. Un artículo ciertamente bien intencionado, pero con sesgos regeneracionistas. Aún así hace un par de veces la advertencia de que para reformar España se ha contar con una clase media que quiere una forma de gobierno eficaz, que les de estabilidad y futuro para sus hijos. Y que esa clase media debe ser la base de partida para cambiar, reformar, las cosas que impiden ese gobierno.
 
No puedo estar mas de acuerdo, aunque no soy han optimista. Es decir, creo que las cosas deben ir por ahí (análisis normativo: ¿cómo deberían ser?) pero no creo que vayan por ahí (análisis positivo: ¿como van a ser?): creo que hay demasiadas fuerzas regeneracionistas que están deseando cargarse la Transición y sus logros; el principal de los cuales es apuntado por De La Nuez: el Estado de Derecho. Estoy de acuerdos con ella que no se necesita tirar por la ventana el Estado de Derecho para reformar el Estado de Derecho.
 
Precisamente no veo que ese Estado de Derecho, que ciertamente es un logro, no sea debelado definitivamente por los energúmenos regeneracionistas. Simplemente no les interesa (Podemos, Ciu, Ezquerra) o son verdaderos incapaces (PSOE, PP).
 
Cualquiera paso atrás en la senda de la reforma y adelante en la de la destrucción de la base, de lo consolidado, debilita ese Estado de Derecho y nos mete en lo peor de nuestro triste pasado.

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