Tsipras ha aprovechado su prestigio para convocar elecciones y desembarazarse de la facción mas adversa al programa de rescate. Probablemente, ganará las nuevas elecciones, aunque sin mayoría. En la aprobación parlamentaria del rescate de 86 mm & ha contado con el apoyo de los partidos de centro y derechas, que seguramente segura apoyándole.
Sin embargo, pese a este panorama de afianzamiento de la ejecución del rescate (aunque con un mes de retraso), las bolsas se han resentido. No creo que este temor vaya muy lejos.
Los temblores griegos, ¿más peligrosos que una España debatiéndose entre una Cataluña "lliure", y una refundación nacional? No acaba uno de entenderlo. Yo creo que los riesgos de Grecia se han trasladado hacia un futuro más distante; en cambio, lo que pase en Cataluña, sea lo que sea, será un problema inmediato y que no se cerrará de pronto.
Quizás haya sido la posición de Rajoy, de "encanijar" el problema del "pequeño país", lo que ha anestesiado a los mercados. Rajoy ha preferido tomar un perfil europeo/economicista en el que esconder sus fracasos. (No parece que se lo hayan premiado. Lo digo por el fracaso de Guindos como aspirante a presidir el Eurogrupo).
El caso es que nuestro peso en Europa es de bulto sospechoso, al que le recriminan un día y otro su incumplimiento de los deberes económicos, en una año electoral de vértigo. Rajoy se ha puesto la venda de la recuperación económica, pero esa recuperación la veo más en vilo por lo de Cataluña que por cualquier otra cosa. Tan sólo una victoria aplastante de los no independentistas desinflaría el globo, cosa que no va a suceder.
Como mínimo, lo del Cataluña va a exigir más déficit público y más deuda. Eso, suponiendo que los independentistas intercambien cromos de ese tipo. Es posible, pero entonces habrá que cederles un concierto fiscal tipo vasco, como mínimo. Eso, la hacienda española no lo podría soportar, aparte de no servir para solucionar el problema. La secesión de la hacienda catalana, con su peso económico, seria un estacazo brutal a la economía del resto, no sólo de Cataluña. Y por no hablar de reformas constitucionales que tantos descerebrados están deseando, que prolongarían la agonía hasta el desastre final.
Todavía si tuvieramos un gobierno fuerte, decidido a no transigir, pero no: Rajoy va "por detrás de la curva" de acontecimientos, ¿espera que un maná de votos en noviembre, y una tajante postura de Merkel a lo da Cataluña, le den la victoria a los puntos? Sí, pero mientras, el evento habrá sucedido, el grano de pus habrá estallado, y entre septiembre y noviembre, en plenas elecciones, ¿quién toma decisiones contra une fenómeno emocional de tal calibre?
En fin, que se abre un periodo curioso para España y para Europa. Yo no confiaría, por cierto, en que esta última se porte bien con nosotros, al menos con la mínima firmeza. Lo que es sorprendente es que no haya habido un intento colegiado de las instituciones europeas para no llegar a los hechos consumados. Europa siempre se esconde, y cuando saca la cabeza, es para seguir pateando la lata por el camino hacia el desastre. Estamos en manos de una conjunción de astros, porque lo que es la responsabilidad política... Quizás es que esta aparece en los momentos más crudos, para bien y para mal. Hay quien cree que siempre ganan los buenos, la verdad, etc. Eso es lo que dicen los historiadores, especialistas en dar lógica aparente al caos. La única verdad es que unos ganan y otros no.
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