"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 1 de diciembre de 2015

Carmena & Colau, contra la Navidad

No es con el ateísmo agresivo como vamos a humanizar la humanidad. Llamo ateísmo agresivo al que proponen los Pdemistas, Ada Colau, Carmena, Inés Sastre, etc, que querrían, como Azaña se creyó, que "España ha dejado de ser católica".
 
La religión es un fenómeno tan complejo que en realidad nadie lo conoce. Por eso deberían prestar atención los fanáticos ateos en que ellos también son fanáticos, y de una especie peor: fanáticos de la razón, que aplican a unas creencias más corrosivas precisamente porque son negadas por sus portadores.
Por el ejemplo, el marxismo es una religión que no ha sido revisada desde que nació. Todas sus teorías y predicciones fracasaron, pero nadie se ha molestado en darle una vuelta renovadora para que sea más efectiva. Luego es una religión, y de las peores: justifica el totalitarismo más inhumano habido sobre la tierra. Hoy nacen con fuerza otras religiones agresivas, porque creen que pueden cambiar el mundo: la religión ecologista, por ejemplo. L religión cristiana hace tiempo se amoldó a la idea agustiniana de que el mundo no debe ser afán de los cristianos.
Carmenas y Colaus, dos fanáticas de cuidado, están empeñadas en borrar de la sociedad la religión mayoritaria. Mayoritaria en creencia, no en ser practicada. En España nos declaramos en una inmensa mayoría "católicos pero no practicantes". Eso sólo se puede interpretar que a la inmensa mayoría no les molesta que haya unos edificios llamados iglesias, a los que hay gente que va a celebrar determinados ritos, como misas, funerales, matrimonios, bautismos...
 
La gente que va a esas celebraciones no es creyente, no cree los dogmas que están detrás de esos rituales. Pero no le molesta, no se siente agredido, porque sus hijos celebren ahí sus bodas o sus bautizos, y cuando muera la abuela se le dedique un funeral. Además de eso, un cierto sentido religioso confiere cierta seguridad anímica, algo que a veces a lao mejores psiquiatras les es inalcanzable.
 
Por otra parte, son costumbres que facilitan los actos más humanos, a los que la burocracia ni ha conseguido darles ni un mínimo de divinidad ni magia. Lo bueno es que cada uno puede elegir.
 
¿Qué le importa a él o ella si el dogma dice que están infligiendo ciertas normas de la iglesia y se pueden condenar, si nadie cree ya en el infierno? es más, los curas ya no creen en el infierno, ¿realmente, quien podría? Una vez eliminaos el infierno, la religión pierde mucha de su potencia agresiva.
 
Hay católicos no practicantes, pero hay también practicantes que son socialistas y comunistas, y hacen perfectamente compatible sus dos creencias. Porque al menos una ha desactivado toda su agresividad belicosa, que sí tuvo antaño, mientras que muchos racionalistas extremos no han desactivado la suya.
 
Hay gente que necesita una religión, otros mucho no. Pero a estos no les molesta que haya alrededor iglesias, prácticas, campañas, y un poco de magia, que en la oferta ideológica del otro lado no hay ni se la espera. Magia. Los niños, como decía Chesterton, necesitan respecta mágicas porte son mágicos, su pensamiento lo es. Y lo mejor es que se les de esa facilidad para crecer en su mundo mágico, que además dura tan poco. Son unos pocos años, hasta quedescubren que los reyes magos no existen. Esa es la magia que querían triturar las Carmenas y Colaus, dos ateas amargaras.
 
Hace años, un tal Agapito, diputado socialista por Madrid (Joaquín Leguina presidente), quiso suprimir la fiesta de los reyes. Las madres reaccionaron con tal unanimidad que tuvo que envainársela. ¿Eran creyentes todas esas madres? Evidentemente, no: estaban protegiendo el halo mágico de sus niños.
 
Los mayores se supone que no necesitamos magia, pero nos engañamos. Enseguida demostramos a cada paso que fundamentamos nuestra vida en torno a creencias que no tienen un pase. Y lo malo es que sobre esas creecias justificamos acciones desastrosas, sobre todo si son colectivas. ¿No es mucho mejor que tengamos espacios privados para nuevas necesidades irracionales, que creer que con la razón podemos mejorar el mundo? Pues hoy por hoy, la religión/religiones occidentales se ha convertido en una cosa por privada, a las que lo único que hay que exigir es que no se metan en la gestión de las cosas colectivas.
 
Mucho peor es la religión que nos agrede desde Oriente, una religión fanática que es una verdadera ideología belicista. Sin embargo, a esta religión la tienen enorme respeto las Carmenas & Colaus, un embrome respeto y simpatía porque es, suponen, la enemiga de su enemiga.
 
Los tiempos de la injerencia de las religiones en el mundo occidental pasó, afortunadamente. En realidad en los paises protestantes pasó mucho antes, porque fueron más agustinianos: la ciudad de Dios debe ser nuestro único afán, dejemos que lo ciudad de los hombres la rijan los hombres. Tuvieron la suerte de desacralizar las acciones humanas neutral frente a Dios.
 
C & C, dejen de luchar una batalla perdida que además hace daño a mucha gente, sus votantes incluidos.

2 comentarios:

interbar dijo...

Como entendió Marcelino Menéndez Pelayo, no es un problema de fe es un problema de civilización. Nuestras ciudades están en colinas bajo catedrales, nuestros monumentos y fiestas son los que son. Diocleciano no era creyente de los dioses de Roma pero obligó a adorarlos, al menos formalmente, porque representaban la grandeza de Roma. El odio a la religión católica no creará una españa agnóstica sino un caos destructivo.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Sí, totalmente, y muy bien escrito. Fíjate que es exactamente la misma postura que la de Oriana Fallaci, atea, escomunista, ex guerrilera Maqui, y sin embargo deudora de su cultura al final de sus días. Voy a ver si la releo.