Creo que hay dos razones para el declive de la verdad y el auge de la vericidad (*) en la investigación científica. En primer lugar, la gente ya no hace investigación para divertirse, porque son curiosos. Se ha convertido en algo que la gente tiene que hacer, si quieren tener una carrera en el mundo académico. Les guste o no, sean buenos o no, deben producir trabajos cada pocos meses o sus carreras se irán al traste. Las recompensas por publicar han aumentado demasiado, en comparación a las recompensas por hacer otras cosas, como enseñar. La gente está haciendo investigación por las razones equivocadas: no para satisfacer su curiosidad sino para satisfacer sus ambiciones.
Naturalmente, a mí me viene inmediatamente a la cabeza la vericidad de la teoría del calentamiento climático, una verdadera religión. Y en Economía, para que hablar. Cuanto más pretensión de rigor, menos verdad.Hay demasiadas revistas publicando demasiados trabajos. La mayoría de los cuales son inútiles, aburridos o erróneos.
La solución es dejar de recompensar a la gente sobre la base de cuánto publican. Seguro que los comités universitarios de las grandes universidades pueden encontrar otros criterios en los que basar sus decisiones.
La segunda cosa que ha salido mal es la revisión de los trabajos de investigación. La mayoría de las revistas mandan a revisar los manuscritos recibidos. Los revisores son expertos no pagados del mismo campo, de los que se espera que lean el manuscrito cuidadosamente, que hagan juicios sobre la importancia de los resultados y la validez de los procedimientos, y que aparquen cualquier pensamiento sobre cómo podría afectar a sus propias perspectivas la publicación de ese trabajo. Es una tarea dura que se ha endurecido a lo largo de los años, a medida que la investigación se ha hecho más especializada y los datos de análisis más complejos. Propongo que esta tarea debería ser desempeñada por expertos pagados, especialistas acreditados en el análisis de investigación. Quizás esto podría proporcionar un sendero alternativo a la universidad para aquellas personas que no disfruten en particular de los entresijos de investigar pero a las que les encante rastrear fallos y virtudes en la investigación de otros.
(*) En el original “Truthiness”, neologismo inventado por el periodista Stephen Colbert. Se trata de un tipo de “verdad” que una persona “afirma saber intuitivamente desde las tripas o porque siente que es cierto, pero sin referencia a pruebas, lógica o examen intelectual”.
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