"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 27 de julio de 2016

¿Somos tontos? O nos quieren tomar por tontos?

Demasiados interesados en convencernos que invirtamos en bolsa. Irritante. La bolsa es un juego que se basa en invitar a los pardillos cuando las cosas están calientes, para que suban un poco más las cotizaciones y entonces los expertos venden lo que habían comprado un poco antes. Esto se basa en laasimetría  en la información entre los dos tipos básicos de jugadores, los expertos, y los pardillos. Los organismos como la CNMV no sirve de nada porque se basan en que cualquiera ciudadano tienen el mismo acceso a la información disponible, lo cual es manifiestamente falso. Pero pasemos. El mundo ha sido siempre así y lo que hay que hacer es no hacerles caso. No compren sellos, estampitas, ni bonos, ni acciones. 
Y menos cuando las cosas están así: las bolsas están muy altas. No hay inflación. Los tipos de interés están bajísimos. Ergo, cualquier cosa que compre tienen una alta probabilidad de desmoronarse. Yo me mantendría en liquidez, a menos que disponga de información privilegiada que existir no existe, pero haberla, hayla. 
El punto clave es que últimamente hay gente empeñada en decir, como aquí, que la bolsa se EEUU está muy alta porque se espera un gran crecimiento. Entonces el que no compra acciones americanas es tonto. 
Hace poco citaba un gran artículo de Krugman que mostraba que la relación entre la bolsa y la economía real no es fiable. Citó de la traducción de El País sus argumentos más importantes,

Lo cierto, en cualquier caso, es que hay tres grandes elementos de discrepancia entre el precio de las acciones y el éxito de la economía en general. Primero, los precios de las acciones son un reflejo de los beneficios, no de los ingresos totales. Segundo, también reflejan la disponibilidad de otras oportunidades de inversión (o la falta de estas). Finalmente, la relación entre el precio de las acciones y las inversiones reales que amplían la capacidad de la economía se ha vuelto muy tenue.

En cuanto al primer punto: evaluamos el éxito de la economía por la medida en que genera un aumento de los ingresos de la población. Pero las acciones no reflejan los ingresos generales; solo reflejan la parte de los ingresos que se traduce en beneficios. Esto no tendría importancia si el porcentaje de beneficios de los ingresos totales fuera constante; pero no lo es.

El porcentaje de beneficios de los ingresos nacionales varía, pero durante los últimos años ha sido bastante más alto que a finales de la década de 1990, cuando las acciones se pusieron por las nubes; es decir, se ha producido un gran aumento de los beneficios sin que haya tenido lugar una expansión económica de escala similar, lo que significa que la relación entre beneficios y prosperidad es escasa, en el mejor de los casos. Lo cierto es que esto no es una fiesta, como en 1999.

En cuanto al segundo punto: cuando los inversores compran acciones, compran también un porcentaje de beneficios futuros. El valor que eso represente para ellos depende de las demás opciones que tengan para convertir el dinero actual en ingresos futuros. Y, hoy en día, esas opciones son bastante malas, ya que los tipos de interés de los bonos del Estado a largo plazo no solo son muy bajos vistos en perspectiva, sino que son cero o negativos si se tiene en cuenta la inflación. Así que los inversores están dispuestos a pagar mucho por los ingresos futuros, de ahí el elevado precio de las acciones a cualquier nivel de beneficios.

¿Pero por qué están tan bajos los tipos de interés a largo plazo? Como explicaba en mi última columna, la respuesta es básicamente la debilidad del gasto en inversión, a pesar de la bajada de los tipos de interés a corto plazo, lo que indica que dichos tipos tendrán que seguir bajos durante mucho tiempo.

Sin embargo, puede parecer que esto plantee una paradoja. Si el sector privado no considera que tenga muchas oportunidades de inversión buenas, ¿cómo pueden ser tan altos los beneficios? La respuesta, diría yo, es que actualmente parece que los beneficios suelen guardar poca relación con la inversión en nuevas capacidades. En lugar de eso, los beneficios provienen de alguna clase de poder del mercado (la posición de la marca, las ventajas de una red consolidada o un buen monopolio a la antigua usanza). Y las empresas que obtienen beneficios gracias a ese poder pueden, al mismo tiempo, tener acciones con precios altos y pocos motivos para gastar dinero."

Lo que dice es muy razonable. Ya he explicado los motivos para mostrase optimista cuando se tiene un puñado de acciones y quieras que suban antes de vender. Es lo malo, de dedicarte a esto, que tus intenciones son transparentes. 
Otra cosa opuesta es que cuanto la bolsa esta alta, cuanto más alta esté, más riesgo de corrección. En la imagen, el Nobel de capitalización de la empresa cotizantes  
Dividido por el PIB nominal. 

 

Este indicador, que relaciona la bolsa con la economía real, está en su segundo máximo histórico. Es fácil ver que todo máximo ha sido seguido de una corrección posterior. El máximo absoluto fue el de 2000, el de la euforia del Dot-Com. La corrección fue tremenda, de más de un 50%. Tampoco fue maca la de 2008, de más del 40%,  y eso que la burbuja era inmobiliaria. 
¿Quiere esto decir que hay una corrección inminente? Nadie lo sabe. Lo que sí se sabe es que no hay inflación, por lo que no espero que la economía crezca mucho; lo tipos de interés son verdaderamente disuasorios, y no veo nada alternativo al sinero para invertir. De momento. Es mi más sincera opinión. 

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