"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 29 de septiembre de 2016

No es el PSOE: es el socialismo

Tiene razón Vicente Lozano en el Mundo: el descalabro del socialismo es el problema, no las personas que lo encarnan. Pedro Sánchez no es más que el sucesor de Zapatero, y detrás vendrá quizás Susana Díaz, que fracasara ineludiblemente. Pedro Sánchez es patético, pero no es más que un hombre desconcertado porque nadie le ha escrito un guión sobre lo que debe hacer un socialdemócrata en esta tesitura social. Felipe González, aparte de su inteligencia natural para la política, llevaba el bolsillo y la cabeza llena de directrices marcadas por Willy Brand, Kissinger, y todo mandatario mundial que pintara algo. Además de los consejos llevaba dinero a espuertas. 
No hay nadie capaz de escribir un guión a la socialdemocracia. A medida que el mundo "antiguo", el viejo régimen del siglo veinte, estallaba en mil pedazos, por la globalización, por internet, por la desregulación y demás perversiones permitidas con más o menos buena fe, el socialismo se quedaba sin papel. Primero fue el comunismo y su ineficacia vergonzosa. Cuando no puedes ni siquiera dar de comer a los tuyos, pese a las remesas de trigo desde EEUU a la URSS, has pedido la batalla, el enemigo lo tienes dentro. 
En un rapto de lucidez, Carlos Solchaga dijo a su partido que la caída del muro de Berlín era un aldabonazo también a los suyos, a los socialdemócratas, y le hicieron una pedorreta. Pero tenía razón, como demuestran los hechos a los que asistimos, regocijados por la ridícula vanidad de los personajes. 
El comunismo murió, pero también el socialismo más o menos demócrata. Ha quedado el Chavismo, lo que no deja de ser esa segunda repetición de la historia que Marx llamaba comedia bufa. Bufonada ridícula, aparte de cruel con los venezolanos, y con los griegos, y con todo aquel que caiga en ese sueño: la historia que ha sido tragedia, cuando se repite lo hace en forma de comedia. Así calificó Marx la llegada de Napoleón III a la presidencia francesa.
"El mundo de ayer" (Stefan Zweig) ha saltado por los aires. Esta vez no ha habido guerra que hiciera de parturienta (otra frase de Marx). Fue un encadenamiento de hechos y decisiones entre descorches de champán, porque estábamos creando un mundo feliz: el mundo del comercio libre, de la desregulación, de la abundancia para todos... Los que quisieran abrazarlo, trabajar, que para todos habría trabajo. 
La mayoría dice que funcionaba, pero que la crisis ... Otros dicen (Larry Summers) que ya antes de la crisis despuntaban tendencias preocupantes al empobrecimiento de los más pobres (ver post anterior). Ahora surgen renuevos de proteccionismo, pero es de temer que serán aplicados por los menos escrupulosos, como Le Pen en Francia. 
Lo que es cierto es que la desregulación trajo fluctuaciones financieras cada vez más violentas, hasta la (esperemos) definitiva de 2008. Lo que es cierto también es que la globalización no fue perfecta; vino acompañada de daños colaterales precisamente en los paises ricos, mientras algunos emergentes, como Corea, se ponían a la cabeza de la listas de riqueza, y China jugaba sucio y emponzoñaba aún más el mercado de trabajo de los paises antes ricos. ¿Mérito de Corea, demérito nuestro? El caso es que en esos veinte años los sindicatos españoles se han ido a la cuata rara, y el PSOE busca un guión. Algo tendrá que ver la opulencia de Corea con la decadencia de la clase trabajadora en España. 
En estas coordenadas, la socialdemocracia no tiene papel ni guionista que le diseñe un camino. La derecha, además, le ha robado muchos programas sociales, que aplica con más diligencia contable. No es el PSOE: es el socialismo que, como pez fuera del agua, se asfixia. No cabe en un mundo de geometría implacable, donde los más eficientes se llevan el mayor forzó de tarta. ¿Es injusto que la eficiencia sea premiada? lo malo es que detrás de esa eficiencia hay trucos, jugarretas, con laoripoa de cambio, con salarios de hambre, con ahorro forzoso... Ahí el socialismo hubiera tenido un papel, pero se deslumbró con el euro. Al aceptar el euro se vio aherrojado por otras reglas de juego. Ahora sus capacidades le han sido robadas por partidos extremistas, a la derecha y a la izquierda. Mal asunto para todos. 


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