"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 31 de enero de 2017

Tiene toda la razón

José María Domínguez cuando dice, en "Puede ganar Le Pen": 

Hasta que irrumpió en escena la generación de los que andan por los treinta, esos y esas que darían un brazo y parte del otro por poder ser yanquis, los españoles, los españoles leídos por ser precisos, siempre soñaron con Francia, que era su ideal. La paradoja es que nosotros queríamos parecernos a los franceses y, al final, crisis del euro mediante, resulta que van a ser ellos los que se acaben mimetizado con los españoles. De hecho, el genuino drama de Francia es que cada día se parece más a España. E igual que en la Península Ibérica el grueso de la industria autóctona ha tenido que ser desmantelada por exigencia expresa del euro, a Francia le ha ocurrido algo no tan distinto. Incapaces, al igual que nosotros, de igualar la productividad de la industria germánica tras perder el escudo protector del franco, también ellos se han visto forzados a ir desmantelando poco a poco su tejido industrial. Un simple dato estadístico basta para ilustrarlo: en 1982, cuando aún el viejo Mitterrand presidía la República, el déficit comercial de Francia con la entonces RFA era de 28.000 millones de francos.

Treinta años después, y en francos constantes, ese mismo déficit se ha multiplicado por cuatro, nada menos que por cuatro, hasta sumar 108.000 millones. Lo dicho, en el fondo, españoles y franceses no somos tan distintos frente a la implacable aspiradora alemana. Francia necesitaría una moneda que valiese un 20% menos que el marco alemán. Pero esa moneda, ¡ay!, no existe. Por eso se está desintegrando el Partido Socialista tras su paso por el Elíseo. Por eso le ocurrió lo mismo antes a Sarkozy. Y por eso puede ganar Le Pen dentro de cinco meses. Porque, aquí, allí y en todas partes, el corolario de la desindustrialización es idéntico: el canto del cisne de la clase media. Tras la industria se van, y para no volver, los buenos empleos indefinidos, los salarios decentes, el acceso a la vivienda, los proyectos vitales consumados y las jubilaciones dignas. Porque, tras la desindustrialización, lo que llega en todas partes, igual en Francia que en España, es el desclasamiento. Por eso, igual allí que aquí, la ira. Le Pen puede ganar.

El euro es el veneno que ha infectado a Europa de desintegración. Francia no es ni norte ni sur, pero necesitaría una devaluación de un franco que no existe. ¿Puede ganar Le Pen? es igual, si no gana , el problema no se va a arreglar. Y si gana tampoco, porque su anti eurismo es zafio, tipo Trump. 
Nosotros, a remolque. 

1 comentario:

Pablo Bastida dijo...

La "implacable aspiradora alemana" ha encontrado la horma de su zapato.
http://www.telegraph.co.uk/business/2017/01/31/trump-right-germany-running-illegal-currency-racket/