"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 2 de febrero de 2017

El poder del Homo Sapiens: el basamento ficticio

Abraham Lincoln dijo que no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo. Bien, esto es una ilusión. En la práctica, el poder de las redes de cooperación humana depende de un delicado 
equilibrio entre la verdad y la ficción.
De "Homo Deus", Yuval Noah Harari.

 

Vivimos en un mundo basado en una tupida red de ficciones que compartimos todos. Todos hemos creido en algo a lo largo de la historia, sean dioses, angeles, o ideas como la Democracia y los derechos humanos; o lo contrario, las razas. En obvio que hoy esto no está de moda, y el que se empeñe en decir que no es demócrata y que cree en el poder absoluto y la sociedad estamentada, no va a tener mucho éxito en la vida. Será un inadaptado. 
Durante siglos, milenios, las religiones han jugado el papel, ficticio, pero fundamental, sobre el cual era organizada la sociedad más o menos eficazmente. La religión de cada pueblo era la moldura en la que se justificaba lo que pasaba. Que la justificación fuera a posteriori y falsa, para el que tenía el poder no importaba, siempre que él siguiera en el poder. Aunque no sólo el poderoso se afiliaba a esa moldura holística: muchos miembros de la sociedad sabían que su posición en el mundo, si algo la apreciaban, era deudora de esa base credencial. Incluso esta base, religión o lo que fuera, podía servir de consuelo al que no se beneficiaba un ápice; al revés, era una víctima de ella. 

"Un funcionario del antiguo Egipto podría decir: «Nuestro sistema [de faraones dioses] funciona. Recaudamos más impuestos, excavamos más canales y construimos pirámides más grandes que nadie en el mundo». Y era cierto: el Egipto faraónico era el número uno del mundo en impuestos, irrigación y construcción de pirámides. Pero ¿es esto lo que realmente cuenta?...
Esto es verdad hasta cierto punto, pero pasa por alto una dinámica histórica opuesta. A medida que las burocracias acumulan poder, se hacen inmunes a sus propios errores. En lugar de cambiar sus relatos para que encajen con la realidad, pueden cambiar la realidad para que encaje con sus relatos...
Las redes cooperativas humanas suelen juzgarse a sí mismas con varas de medir de su propia invención." (Harari)

Hay miles de ejemplos en la historia sobre la victoria de la mentira colectiva sobre la verdad. Pero resulta que la ficción es vital para sostener a la sociedad tal como se ve ella misma. Aquí no triunfa el criterio científico de la prueba y error. Si hay error, se tapa, se esconde, y se sigue, mientras se pueda. 
Un ejemplo es la Gran Mentira de las sociedades comunistas. El Marxismo ejerció en este caso de basamento religioso, que se mantuvo en vigor todo el tiempo que interesó a las capas sociales superiores, lo cual hizo su fracaso más estruendoso. 
Otro ejemplo es la gestión manifiestamente errónea de la UE actual, que sin embargo es reiteradamente defendida y aprobada por los organismos europeos (Las redes cooperativas humanas suelen juzgarse a sí mismas con varas de medir de su propia invención). La UE no deja de ser otra ficción que ha sido muy útil para mantener La Paz en el Continente, pero evidentemente ha alcanzado un nivel de ineficiencia problemático, porque no se le ve una salida fácil a la distopia creciente entre países acreedoes y deudores, que es en lo que se ha convertido el tinglado. 
Las religiones han perdido fuelle en ese papel, y han venido a ser sustituidas por creencias laicas, como la democracia como valor absoluto - aunque cada uno la interpreta según su conveniencia. Pese a su trágica historia, los partidos comunistas se proclaman demócratas. Pero, como hemos dicho antes, poco tendrían que hacer en esta sociedad si no se adscribieran a las creencias más generalizadas.
Sin embargo, la democaria es una creencia útil pero que se deriva de una religión, la Cristiana, que establece que cada ser humano es un individuo único con un alma inmortal. Toda la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, síntesis de la transliteración de las creencias Cristianas al laicismo, y base de la organización política de nuestras sociedades libres, se iría al garete si se pone en duda la existencia de la individualidad del ser y del alma, depositada en unos solemnes Derechos Humanos. 
Por suerte, somos capaces de mantener ficciones que se contradicen unas a otras, como la religión y la ciencia, sin grandes problemas, al menos durante cierto tiempo. Por ejemplo, Harari, en el libro citado arriba, dice que la existencia del alma es incompatible con la teoría de la Evolución de Darwin. Sin embargo, en nuestras escuelas conviven ambas, o si no conviven la enseñanza de los Derechos Humanos con la Selección de las Especies (ya la palabra especies es un principio de negación de la individualidad). Empezando por la ONU, no hay organismo  prestigio que no propague a la vez el darwiniwmo y los Derechos Humanos.
Por lo tanto, la teoría de la Selección de las Especies, hipótesis científica, ¿cuántos la han comprendido en realidad? Así, además de argumento científico demostrable, hace el papel de creencia perfectamente compatible con los Dogmas del cristianismo o los del modernismo (humanismo) que vivimos hoy.
La ficción es vital, pero no la diseña nadie: es fruto de una evolución interrelacionada con el desarrollo de otras variantes culturales, como la misma ciencia, o como otras ficciones que a veces sorprenden por su arraigo y virulencia, como el nacionalismo - en franca contradicción con el humanismo laico.
Sin la ficción sería imposible dar sentido a una sociedad. Pero no garantiza la felicidad de todos. Es más, sería difícil interpretar la felicidad, o lo que la gente entiende por eso, a la luz de sus creencias ideológicas - democracia, humanismo, derechos humanos, Europa, el Euro... ¿hay una felicidad colectiva, forjada en el sentimiento de pertenencia grupal? ¿No es más importante mantener la espacios privados para la felicidad individual? 
El Homo Sapiens se distingue de los animales por esa capacidad de tejer ficciones que agrupan a millones o miles de millones de personas. Eso le ha llevado muy lejos a lo largo de la historia. No es que haya que obligar a la gente a creer en esas ficciones: él mismo se las encuentra establecidas y las aceptara como dadas, o quizás se rebelará contra ellas con el afán de imponer otras. Ese sí que es un posible sentido de la democracia: que esas luchas de ideologías - de creencias- se hagan sin derramamiento de sangre, como decía Karl Popper. Esto convierte a la Democracia en una idea moral consecuencialista, pero creo que el consecuencialismo es inevitable para no errar por el mundo eternamente bajo creencias erróneas y dañinas. 

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