"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 15 de junio de 2017

Hay que derribarlo todo

Leyendo "La segunda  Republica española, una crónica", de Josep Pla, me encuentro con este artículo insuperable, que nos ayuda a comprender la evolución de este país. 
Habla del Ateneo de Madrid, en el que habla un tal Maurín, del PCE. Todos aplauden frenéticamente cuando dice que hay que destruirlo todo - Iglesia, Estado, hasta la propia República - y produce un gran entusiasmo en un Ateneo que, según Pla, ya no es el de antes. Pero cuando dice que hay que romper España empezando por Cataluña... hay amigo, los ánimos se enfrían. El razonamiento de Pla es muy sutil. El mío es que de nuevo se ve que quien ha empujado el separatismo desde fuera es la izquierda española. Ahora incluido el PSOE. Y, segundo, que este país no deja de estar loco. La crónica es de 1931. 

"El actual Ateneo de Madrid es sensiblemente diferente del anterior. Ya no reina el mismo espíritu de tolerancia, de comprensión y de fineza. El hombre que va al Ateneo dispuesto a exponer unas ideas sensiblemente diferentes de las de su auditorio se puede encontrar con una explosión de hostilidad que habría sido difícil de imaginar treinta años atrás. El Ateneo ha pasado a ser, de la casa de la máxima tolerancia, el club revolucionario —y, por lo tanto, sectario—más ardiente. Un ambiente comprensivo ha sido sustituido por un ambiente de veleidad y de humor extravagante. La noble serenidad del intercambio de ideas ha sido desplazada por una ola cargada de instintos del momento. El Ateneo es hoy la casa de la trituración. Se pueden decir las cosas más gruesas —si son del gusto del auditorio imperante—con la mayor impunidad. Preside el Ateneo el señor Azaña, ministro de la Guerra y del Gobierno provisional. El señor Azaña es un espíritu ampliamente liberal, muy comprensivo. Pero hemos de decir que nos sorprendió un poco ver cómo los ateneístas aplaudían frenéticamente las ideas que exponía en el Ateneo, sobre el señor Azaña, el comunista Maurín. Cuando Maurín hablaba irónicamente del general Azaña y de diversas cosas por el estilo, la hilaridad del auditorio se manifestaba jubilosamente. Y ello explica, con la mayor claridad, la situación actual del Ateneo: es un lugar donde se puede hablar, con una ligereza difícil de comprender, hasta de su presidente. Pero el objeto de esta nota es subrayar un matiz de la conferencia de Maurín en el Ateneo que, a nuestro entender, creemos muy interesante. El matiz es el siguiente: Maurín pronunció un discurso muy violento. Recibió ovaciones delirantes. Fue largamente aplaudido. La conferencia del líder comunista fue una apología de la necesidad urgente de destruirlo todo: destruir la propiedad, destruir a la Iglesia, destruir al Ejército, destruir la burocracia, incluso destruir la actual República. Las propuestas de destrucción fueron recibidas por el público de ateneístas que llenaba el local con verdaderas explosiones de entusiasmo, con una ardiente alegría. Sólo hubo un momento en que el auditorio se enfrió sensiblemente, y fue el momento en que el orador comunista, declarándose, sin rodeos, separatista, habló de la necesidad de destruir pura y simplemente la unidad española. El orador percibió enseguida el cambio de actitud del público. Veía cómo la masa se le desviaba. Patinó un momento. Dio marcha atrás y dijo, para atraerse otra vez a la gente, que lo que había querido decir era que había que tender al separatismo para crear posteriormente una unidad superior. Pero el matiz ya se había dado y todos los catalanes de la sala lo captaron perfectamente. Y es el siguiente: el público de la conferencia de Maurín aceptó la destrucción de todo: de la familia, de la propiedad, de la Iglesia, del Ejército, de cuanto fuera necesario. Lo único que enfrió al público del Ateneo fue cuando habló de lo más insignificante, relativamente: cuando habló de la destrucción de la unidad de la Patria, es decir, de la destrucción de un sentimiento que, en el orden de importancia, tiene aparentemente mucha menos que otros sentimientos. ¿No es muy curioso? ¿No es, sobre todo, sorprendente? Subrayo el matiz y me permito presentarlo a los actuales dirigentes de la política catalana. Lo hago con una intención puramente informativa, esto es, candorosamente."

Sí que es sorprendente, pero ahora ni ese matiz que según Pla es inferior (y lo es ante el disparate monumental de todo lo demás), se salvaría. ¿Destruirlo todo para construir algo mejor? Podemos, Pablo Iglesias. Si la separación de Cataluña pudiera realizarse, no digo en un tono cordial y versallesco, sino al menos separando todo lo demás...,  pero el problema es que de ambos lados ha caído en manos de la izquierda más mostrenca. Es lógico, porque está izquierda está ávida de llegar al poder, y el camino más corto es derribarlo todo. 

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