Cuando hubo problemas y las primas de riesgo, repentinamente se pusieron a desbocarse, Rodrigo Rato estaba cómodamente sentado en la poltrona del FMI, de la que se apeó cuando empezó la crisis para venir a España a que le dieran un cargazo. Recuerdo una entrevista en la radio en la que ponía por las nubes la película del Ché Guevara, “porque le recordaba su juventud revolucionaria” (con un par).
Es decir, ha ido huyendo según le convenía cada vez que su sillón olía a chamusquina. A todo esto, encima de presumir de ser un mago de la economía porque en España crecía sin medida, y la inflación también, gracias a la burbuja inmobiliaria. Pero él tuvo el santo descaro de darse un doctorado por la Universidad Complutense con una tesis que era, literalmente, la evolución de la economía española bajo su mandato.
Mientras, no dejó de trasegar dinero ilegal como un poseso, ya desde que era ministro e incluso en la Dirección del FMI.
Luego vinieron los tiempos de Bankia (el cargazo con el que soñaba), que sacó a bolsa cuando era una ruina, y él lo sabía. Encima engañó a los depositantes cambiándoles sus depósitos por un enjendro llamado “preferentes”, un engaño como la copa de un pino, pues no eran recuperables en caso de quebranto. Esas preferentes se fueron por el sumidero, y los que las compraron se arruinaron. Si hubo un caso de fallo garrafal en cadena de todas las instituciones protectoras del ahorrador modesto, desde la CNMV al BdE, fue ese.
Esas instituciones están para remediar la asimetría en la información que hay entre el ahorrador y los bancos. Pues no sirvieron para nada.
A Rato sólo le faltó ser Gobernador del BdE. Qué pena.
1 comentario:
No puede ser más acertado lo que se dice aquí (incluída la precisión sobre el doctorado).
No es menos cierto que es preocupante el estado policial que ha instaurado Soraya.
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