"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 24 de febrero de 2023

Auto sacramental

¡Don Ramón, déjeles a todos (y a todas) sin palabras!

He leído en varios medios que la moción de Vox-Tamames va a beneficiar inevitablemente al gobierno. Eso sí, no falta simpatía manifiesta por el actor principal, que ha tenido una vida larga y fructífera. Tampoco falta un cierto retintín en lo de que Tamames fue comunista. Efectivamente, lo fue en los años 1950, y pagó con la carcel por ello. Recomiendo leer las memorias que han hecho varios autores sobre esos años, surrealistas y gozosos, en los que unos pocos se declararon anti franquistas. El dictador, nada tonto, les reservó un trato especialmente bondadoso, pues se trataba de los brotes verdes de la mejores familias los que armaban follón político. Tamames era uno de esos: comunista de buena familia. Cuidármelo bien, pero discretamente, era la consigna. 

Pongo por ejemplo las divertidas memorias de su amigo Sánchez Dragó (Volando alto), también encarcelado, que cuenta un régimen de prisión de balneario de primera. Era un régimen de puertas abiertas, de manera que ninguno estaba en su celda salvo para dormir. El caso es que no había ni un obrero entre tanto comunista ilustrado de clase alta. 

Tamames se forjó su leyenda en esos años, que luego explicó por qué miembro del PCE “porque era el único partido que hacia oposición”, lo que es verdad: el PSOE brillaba por su clamorosa ausencia, embebido en montar conspiraciones contra Franco desde 3 mil km de distancia. Al dictador no le llegaba ni el soplido del viento levantado. 

Es verdad que el PCE se jugaba el físico, pero no es menos cierto que tenía una gruesa distorsión de la realidad franquista, y sus objetivos eran pura entelequia. Pero es innegable que ahí estaba, marcando espacio. 

Tamames es el último Cheyenne vivo, y podría contar cosas interesantes en esa moción de censura, que viene a ser como aquellos autos sacramentales, comedias ejemplares medievales, de la que todo el mundo sacaba una enseñanza. Don Ramón tiene el fondo y la forma necesarios para ello. Déjeles a todos sin palabras.


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