"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 30 de junio de 2023

El mar tranquilo de...

Leyendo a..., me he encontrado esto:

Hay rincones del mar en estas calmas soleados o sombreados que aparecen de una tal tersura, de una limpidez tan prodigiosamente filtrada, de una inmovilidad tan grande que el agua parece un cristal sólido. La superposición de capas de agua parece aumentar en términos de estática obsesión la claridad del fondo. Azules en la superficie, verdosas en las zonas intermedias, las aguas del fondo son de una pura cristalinidad. Asomarse a uno de estos remansos es un espectáculo que, quizá por su misma precariedad, transporta de las imágenes constantes. La arena del fondo está rizada en curvas suaves. Las matas de algas, verdinegras, se mueven dulcemente como si un imposible viento las agitara. Las lisas, a bandadas, nadan, sonambúlicas, rozando las curvas de la arena. A veces, una de ellas se tumba un momento sobre la arena y la plata brillante de su vientre da un destello brillante. Los erizos de mar contraen o erizan sus puntas de un negro azulado. Los pequeños salmonetes, como siempre, están inmóviles en el fondo cálido del agua. Las rocas del remanso señalan, en miniatura, una geografía grandiosa por la que culebrean extraños —pequeños cangrejos, gambas, pintarrajeados— minúsculos animales... Todo parece vivir y moverse dentro de un silencio grave. El agua es caliente. A veces, un soplo de viento riza la tersa superficie y un pedrusco rosado del fondo, pulido y suave, llega a tener por reflejo del viento un pálpito de color de piel rosada... Cuando pasa una nube lejana, su sombra se arrastra un momento por el fondo inmóvil del agua. Las plantas acuáticas parecen sorber la luz que cae a chorros y contraerse ligeramente con el paso de las sombras fugaces. Este es el tiempo de junio, las calmas de mar en junio, aunque estas calmas son siempre de escasa duración y como resultado de un milagro. La naturaleza no tiende al acuárium. La materia se fatiga de su mismo placer, la naturaleza parece aburrirse soberanamente de su propia calma, como si se intoxicara de su propio olor, el mar vuelve a su incesante forcejeo, a sus continuados y ciegos —inútiles— embates. La paz remansada ha existido un momento —y quizá no ha existido más que en nuestra imaginación—. Se levanta un ligero vientecillo, se deshacen las lejanas neblillas azuladas, las pequeñas olas levantan un ligero espumarajo y una vela latina, hinchada como una mejilla joven, pasa a lo lejos, alada y rauda. La calma se pierde... ¿Ha existido? ¿Ha sido un recuerdo, una ilusión, un deseo proyectado hacia fuera por evasión o fatiga insoportable? 
10 DE JUNIO DE 1944

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Bellísimo. Quién es el autor?

www.MiguelNavascues.com dijo...

La primera que pregunta. Es de Josep Pla, en el publicado reciente “Calendario sin fechas”. Una fina delicia

Anónimo dijo...

Gracias.

www.MiguelNavascues.com dijo...

No hay de qué