"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 16 de julio de 2024

Las conspiranoicas calenturientas

Arcadi Espada, hoy en El Mundo, sobre el atentado a Trump:

 Contra mi costumbre, el sábado antes de dormir eché una última ojeada a las webs noticiosas. Trump estaba dando un mitin y de pronto empezó a sangrar por una oreja. Pero en todas las que vi se lo tomaban con una cierta tranquilidad. Estaba bien. La bala era de pequeño calibre. Había algo en lo que las webs coincidían, incluida la del Times: aparentemente había sido un atentado. Aparentemente. El frame duró muchas horas. Al día siguiente, las ediciones impresas de este periódico y del otro lo mantenían. Vete a ver si el tramposo no lo había urdido todo. Reforzaban la sospecha los impresionantes fotogramas de sus hilos de sangre en la cara, con el cuerpo aplastado por los miembros del servicio secreto pero, aun con todo, blandiendo el puño y gritando fieramente: «Fight, fight, fight!» [¡Luchad!]. Tan absolutamente excepcionales que más parecían una depurada ficción que un hecho por completo inesperado. El paso del tiempo empezó a dictar sentencia. La bala no era de pequeño calibre sino la propia de un sofisticado fusil AR-15. El fotógrafo del Times Doug Mills incluso había captado su estela, en una foto inverosímil. Y el asesino yacía muerto sobre el tejado desde donde disparó. Pero la sentencia era tardía. Las teorías de la conspiración más obstinadas se alimentan de esos instantes primeros. El conspiranoico cree ver en el origen del suceso la verdad inmaculada y en los relatos posteriores solo un vano intento de enmascaramiento. Este atentado dejará leyendas exuberantes. No solo entre los que creen que Trump fabricó la escena, sino también entre los que divulgan que todo lo ordenó Joe Biden y, como el viejo tembloroso que es, falló el tiro. Pero los delirios de las redes solo divierten. Lo importante son los sesgos veraces de los medios. No leí -ni he leído- un solo titular que dijera: «Trump, a punto de morir en un mitin». Sí he visto muchos otros que vienen a decir, para resumirlos: «Trump, herido leve». Casi un accidente doméstico. Y lo más importante de este fin de semana y de muchos fines de semana no es la sangre en la oreja ni el puño levantado, fight, sino que Donald Trump ha estado a punto de morir. A punto quiere decir, exactamente, que no está muerto por milímetros. Tantas estupideces diarias sobre el inicio de la guerra civil en Estados Unidos y desaprovechan el momento Sarajevo para desencadenarla. Si Trump hubiera muerto en Butler, Pensilvania, lo habrían enterrado, y ya. Aun así, es crucial observar el fútbol en circunstancias como esta. La minúscula distancia entre que el balón llegue a la red o salga rozando la oreja, y la inmensa diversidad de las consecuencias que separan una cosa de otra.”

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