"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 13 de abril de 2023

Gráfico. Hay que cambiar los manuales

¿Como interpretar este gráfico?



La línea negra es un índice de los depósitos de liquidez que la banca tiene en la FED, relativo al PIB nominal. Se ve como este índice era muy bajo hasta que llegó la Gran Recesión del 2008. La incertidumbre desató la demanda de liquidez en todos los sectores, incluido el bancario. Pero después de superadas la crisis, siguió subiendo la demanda de liquidez, y no sólo porque las autoridades obligaran a subir los coeficientes obligatorios: el índice siguió subiendo, lo que obligó a la FED a bajar los tipos de interés (línea roja) a cero, para evitar una deflación. 
Luego vino la subida del tipo de la FED, a la vez que caía de nivel la demanda de liquidez, recuperando una cierta normalidad. Poco después vino la pandemia, que hizo subir fuertemente la demanda de liquidez, por lo que hubo que volver a bajar el tipo de interés para rescatar a la economía de una fuerte recesión, debida a la contracción de la actividad, que hubiera sido sin duda más intensa y prolongada sino es por la reacción de la FED. 
Pero la salida de la pandemia no podía dejar de originar un proceso inflacionista, que los bancos centrales fomentaron a interpretar dicho proceso como transitorio. Tardaron demasiado en reaccionar. 
Lo hicieron subiendo virulentamente los tipos, sin conseguir, hasta ahora, hacer mucha mella en la inflación, como se aprecia en la curva de trazos: la inflación es hoy mucho más alta que el tipo de interés, es decir, en términos reales es negativo. 
Un tipo de interés negativo ha sido, en el más pasado, un fenómeno muy raro, como se ve en el gráfico, salvo el proceso de “Stagnation” (inflación sin crecimiento) de 1970-80, rápidamente corregido con los altos tipo de interés de la FED en los ochenta. De ahí en adelante la inflación no volvió q dar sustos durante tres décadas. Los bancos centrales se pusieron la medalla, cuando en realidad había factores circunstanciales, como la globalización, que colaboraron en ello.
Los tipos de interés negativos han sido, sin embargo, lo normal desde la Gran Recesión de 2008 hasta la pandemia. Si observamos el gráfico desde 2008, vemos que en la última década hay una evidente anormalidad, sin que sea posible definir las causas. Un tipo de interés permanentemente negativo; una volatilidad inusitada de la demanda de liquidez bancaria; una, en fin, curva de tipos muy aplanada como se ve en el siguiente gráfico, que es el spread entre el tipo a largo y el tipo a corto (10 años - 3 meses).



No se explica tamaño contrasentido, pero es para sospechar que estos tres factores monetarios no han sido precisamente una anclaje orientación para los agentes, más bien todo lo contrario. 
La única alternativa para indagar es meter en el análisis los grandes desequilibrios financieros que se han hecho evidentes en la reciente mini crisis bancaria, que ha puesto a la luz que hay dudas sobre la estabilidad y la confianza de ciertos valores - o de todos los valores - que ofrecen los mercados financieros cuando los bancos centrales han subido los tipos para cercenar la inflación. Eso es lo que parece haber detrás de las sospechas sobre el apalancamiento oculto de la banca, cuyos depósitos ya no son de las familias, sino de grandes empresas que pueden en un minuto liquidarlos y crear un pánico contagioso, como pasó en el Silicon Valley Bank, el primer “Run” que dio la voz de alarma: no eran depósitos de siempre, sino de fuertes empresas  por ello muy volátiles. Lo que parece explicar lo errático que se ve en el gráfico y el consecuente cambio de ritmo de la FED en su lucha anti inflación, visible en su moderado incremento del tipo de interés  por el miedo a provocar una carrera imparable de depósitos. 
En suma, hay un “Trade-Off” entre regulación y política monetaria, o, en otras palabras, entre el tipo de interés óptimo de la economía real y el óptimo de la economía financiera. 
La gran estabilidad de precios de la década llamada “The Great Moderation”, con 3% de crecimiento y 2% de inflación, que se atribuía al bien hacer de los bancos centrales, quedó en evidencia en el estallido de 2008, llamado la Gran Recesión, pero que podría haberse llamado la Gran Desnudez en que, repentinamente, quedó el sistema financiero...
Al estallar la crisis, quedó en evidencia la falta de regulación de las autoridades sobre los bancos y demás entidades. La gran expansión de las operaciones transfronterizas habían conectado los centros financieros de Mundo, tanto en su capacidad de captar el ahorro y llevarlo a cualquier esquina de mundo, como para que cualquier sospecha se transmitiera en el ancho mundo. De repente, la Fe en la autorregulación que predicaban los liberales, y que guió la desregulación de Reagan & Thatcher, cayó estrepitosamente. Se intentó parchearla con una nueva regulación, centralizada en normas emanadas por el BIS, con las llamadas Basilea I, II, y III... que dejaron las cosas en el aire pese al aumento de los ratios de solvencia, liquidez, etc. 
En realidad hay una contradicción entre la regulación estricta y el objetivo político de mantener los tipos de interés muy bajos, para que todo el mundo tenga acceso a la propiedad y el “progreso“.  Eso fue la raíz de las hipotecas suprimes, que el gobierno americano impulsó con fuerza y subvencionó para extender el crédito a todo ser bípedo. Disipado el humo de la gran explosión, todo quedó en nada nuevo. La banca siguió inventando nuevos instrumentos para ampliar su margen del pasivo al activo, acuciada además cuando la curva de tipos se hizo plana, estrechando a casi cero sus márgenes operativos. Había que inventar para sobrevivir. Resultado: la crisis bancaria, que deja un mal sabor de boca sin saber bien si es algo más que unas mala digestión. Los bancos centrales han mostrado una vigorosa reacción al riesgo, metiendo dinero a los bancos bajo sospecha. Pero la política antiinflacionista de subida de subida de tipos se ha puesto en cuestión.

No hay comentarios: