No voy a repasar esta faceta, pues lo hace muy bien Gabriel Albiac en el artículo que he publicado esta mañana. Sólo dedicaré brevemente a su economía.
La economía de Sánchez consiste en repartir prebendas y contratar miles de funcionarios. Esto lo financia con subidas estrambóticas de impuestos, con una pingüe recaudación gracias a la inflación. A Sánchez le viene muy bien la inflación, pues eso infla la recaudación impositiva sobre personas, autónomos y empresas pequeñas que no se pueden defender contra eso.
Pero como despilfarra a manos llenas, necesita endeudarse cada vez más. Ha puesto la deuda a niveles estratosféricos cuya devolución se cargará sobre las espaldas de nuestros hijos y nietos. España está endeudada hasta las trancas, lo que obligara al sucesor a hacer unos ajustes que serán inevitablemente muy duros, lo que se traducirá en una serie huelgas y violencia callejera insoportables.
Esto no es socialdemocracia. Estos es asalto a las instituciones y crear un ambiente propicio para que los separatistas vuelvan a rebelarse contra la Constitución.
Me comenta una señora Ana que ella está con Sánchez y con España.
Las dos cosas no, es imposible.
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