¿Por qué se llama deuda soberana a lo que no es soberano? En este paper del Levy Institute, de Yeva Nersisyan y L. Randall Wray, se hace una soberana "crítica" al libro más famoso sobre la crisis: "This Time Is Different", by Reinhart and Rogoff. R & R confunden, lamentablemente, deuda pública emitida por países, sin tener en cuenta si el emisor tiene moneda propia o no.
Hay una diferencia sustancial, como dicen los autores de la crítica, que aquí hemos señalado reiteradas veces. Un país que emite deuda con su propia moneda nunca llegará a la suspensión de pagos. Un país que emite en una moneda foránea, tiene un límite mucho más estrecho de endeudamiento, pues a partir de una cota perderá la confianza de los mercados, que no le comprarán la deuda. El euro es una moneda foránea: no tenemos jurisdición sobre ella.
Por eso tiene toda la razón Wolf cuando dice que nos han convertido en un país emergente al meternos en el euro. España tiene todavía una ratio Deuda/PIB moderado; pero como ahora somos "emergentes", resulta que ese nivel ya alcanza la categoría de sospechoso.
Claro que siempre hay límites; en economía siempre los hay. La inflación es el primero que viene a la cabeza. Una monetización sistemática de la deuda no lleva a la suspensión de pagos, pero trae la expectativa de la gente de que los precios van a subir, con todas las consecuencias que acarrea.
No solo eso, sino que esa moneda ha operado como un engaño haciendo pensar que la deuda emitida era más fiable:
Es claro que moneda única y fisco único no sería igualar bienestares, sino que las rentas serían mucho más selectivas, si acaso mejoradas para los "vendedores del sol". Los demás, con un tipo de cambio muy alto para la productividad, podrían o emigrar, o subvencionarse, aunque no esperen mucho de la caridad alemana. Porque sería eso, caridad, no derechos públicos. En suma, la unión fiscal sería perder un grado más de soberanía, quizás más peligroso, porque ciertamente el país acreedor defendería los derechos de sus ciudadanos, los que votan.
Esto lleva a los de siempre a un tercer cierre del bucle: la unión política. No creo que unificara los derechos, pero me importa un pito, porque no la voy a ver.
Hay una diferencia sustancial, como dicen los autores de la crítica, que aquí hemos señalado reiteradas veces. Un país que emite deuda con su propia moneda nunca llegará a la suspensión de pagos. Un país que emite en una moneda foránea, tiene un límite mucho más estrecho de endeudamiento, pues a partir de una cota perderá la confianza de los mercados, que no le comprarán la deuda. El euro es una moneda foránea: no tenemos jurisdición sobre ella.
Esto lleva a una diferencia sustancial en el tope de emisión. En realidad, un gobierno realmente soberano tiene el límite que le conceda la marcha de la economía. Si logra controlar la inflación en niveles moderados, no hay un límite tan concreto como el de un país que emite en moneda extranjera.In our view, the most important distinction one can make between what we call sovereign debt (issued by a government that does not promise conversion on demand to precious metal or foreign currency at a fixed exchange rate) and non sovereign debt (that can include government debt issued with a promise of conversion at a fixed exchange rate) is the currency in which the debt is denominated. For example, when government either explicitly or implicitly operates with a peg, there is a strong inclination by domestic residents as well as by the government itself to issue foreign currency debt. This leads to an accumulation of debts in foreign currency—essentially trading-off lower interest rates against exchange rate risk. However, for government, the trade off really comes down to lower interest rates, but with insolvency risk
Por eso tiene toda la razón Wolf cuando dice que nos han convertido en un país emergente al meternos en el euro. España tiene todavía una ratio Deuda/PIB moderado; pero como ahora somos "emergentes", resulta que ese nivel ya alcanza la categoría de sospechoso.
Claro que siempre hay límites; en economía siempre los hay. La inflación es el primero que viene a la cabeza. Una monetización sistemática de la deuda no lleva a la suspensión de pagos, pero trae la expectativa de la gente de que los precios van a subir, con todas las consecuencias que acarrea.
We do recognize that there are constraints even on sovereign governments—they can only buy what is for sale in terms of their own currency, for example. And too much spending can drive inflation, but they do not face solvency constraints in their own currency.Hay países con deuda exterior y con deuda interior. Pero lo importante es en qué divisa está emitida. Los idiotas que nos metieron en esto decían que "ya no hay problemas de balanza de pagos, pues ahora todo está en euros". Precisamente ahora es cuando hay problemas, porque esos euros han dejado de entrar, y es una moneda "extranjera" para nosotros.
No solo eso, sino que esa moneda ha operado como un engaño haciendo pensar que la deuda emitida era más fiable:
“Even an implicit guarantee of exchange rate stability can lull banks, corporations, and citizens into taking on heavy foreign currency liabilities, thinking there is a low risk of sudden currency devaluation that will sharply increase the burden of carrying such loans. In a sense, the collapse of a currency is a collapse of a government guarantee on which the private sector might have relied…”
In the more extreme case, one in which euronations found themselves after entering the monetary union, countries give up their currency-issuing monopoly to a foreign or supranational institution, such as the ECB, and therefore are operationally dependant on financing their spending using tax and bond revenue. Effectively, members of the Eurozone are users, not issuers, of the currency. From this perspective any Eurozone country, including Germany, is more similar to a U.S. state. Hence an emerging country that retains its currency sovereignty has more domestic policy flexibility than does Greece or even Germany for that matter.
Countries like Greece, which give up their monetary sovereignty, do face financial constraints and are forced to borrow from capital markets at market rates to finance their deficits. As the Greek experience shows, this monetary arrangement allows the markets and rating agencies (or other countries, in case of Greece) to dictate domestic policy to a politically sovereign country.Eso es lo que lleva a muchos adelantar más en el camino de la irracionalidad y pedir una unión fiscal del euro. Una unión fiscal sería el último clavo en el ataúd del mediocre bienestar económico que hemos disfrutado. No hay más que mirar la presión impositiva en Francia y Alemania, y sus declarados intentos de aplicársela a Irlanda, para ver por dónde van los tiros. A cambio, no nos convertiríamos en Alemanes ejemplares; ni siquiera en franceses epicúreos, sino en simples habitantes de las casposas provincia del sur que, eso sí, tiene un sol en verano que es una bendición.
Es claro que moneda única y fisco único no sería igualar bienestares, sino que las rentas serían mucho más selectivas, si acaso mejoradas para los "vendedores del sol". Los demás, con un tipo de cambio muy alto para la productividad, podrían o emigrar, o subvencionarse, aunque no esperen mucho de la caridad alemana. Porque sería eso, caridad, no derechos públicos. En suma, la unión fiscal sería perder un grado más de soberanía, quizás más peligroso, porque ciertamente el país acreedor defendería los derechos de sus ciudadanos, los que votan.
Esto lleva a los de siempre a un tercer cierre del bucle: la unión política. No creo que unificara los derechos, pero me importa un pito, porque no la voy a ver.